Capítulo 19: Y ahora, ¿qué?

2.1K 235 24
                                    

Mark conducía el Challenger  rojo de John. A su lado iba Jack en silencio y con una actitud que Mark no podía dilucidar con exactitud, no se veía deprimido ni enojado, más bien como absorto en sus pensamientos. No obstante, Mark también le respetaba ese silencio.

—¿Cómo está tu hermano, Mark? —preguntó Jack finalmente.

—Mejorando, gracias. Ya ha recuperado el habla aunque todavía las manos no le responden muy bien y por eso no puede comer solo.

—Me alegro de que vaya mejorando y poco a poco, Dios mediante, se recuperará del todo, ya verás.

—Esa es la esperanza. Confío en que así será.

Y volvió a reinar el silencio por unos cuantos minutos más.

—Mark... ¿puedo hacerte una pregunta? —volvió a decir Jack.

—Por supuesto, ¿cuál es?

—¿Por qué estás interesado en mí?

—¿Qué?

—Sí, ¿qué es lo que encuentras en mí que te atrae?

—Jack... me sorprende... Eh... Para empezar eres uno de los chicos más lindos que jamás haya visto.

—Pero a ti te interesan más las chicas, ¿no es cierto, Mark?

—No se trata de algo así como una categoría, Jack. Decir «las chicas» es decir algo muy abstracto, pues ahora que lo pienso, debería decir que del conjunto de personas que me gustan, la inmensa mayoría son chicas, eso sí; pero es un conjunto de personas y por lo tanto, debo reconocer que es una decisión o un sentimiento que se manifiesta en cada caso en particular.

—No te entiendo, disculpa.

—Mira... Me gustan unas personas sí y otras no, pero eso en cada caso en particular, no en general. De quienes me gustan o encuentro atractivos, la mayoría son chicas; pero de entre todos, hay una persona que me gusta más que nadie y ha resultado ser un chico: tú.

—Pero, ¿sólo porque, según tú, soy lindo?

—Sí. Aunque no debes interpretar que me refiero sólo a tu belleza física. Me ha cautivado también tu personalidad. Eres discreto, humilde, sencillo, honesto y muchas otras virtudes más que me han encantado.

—¿Y si yo no pudiera corresponderte?

—¿A qué te refieres? ¿A que no podrías amar a un chico?

—Por ejemplo.

—No creo que ese sea tu caso.

—Pero, ¿y si no pudiera corresponderte por... amar a otro?

—¡Ah! ¡Caramba! Ahí sí que me la pusiste fea, porque me obligarías a averiguar quién es y matarlo; envolver su cadáver en un saco junto con algunas piedras y arrojarlo en alta mar.

—¡¿Qué?!

—Es una broma, Jack. Antes de contestarte en serio, debería saber si ese otro te corresponde, pues si así fuera, entonces respetaré tu relación. ¿Ese chico te corresponde con el mismo amor que tú le tienes?

—No lo sé... creo que no.

—Entonces, no tengo nada que me impida seguir interesado en ti y hacer todo lo posible por conquistarte y convencerte de que es mejor amar a quien te ama que a quien no lo hace.

Jack volvió a guardar silencio. Pensaba tanto en lo que había sucedido con Wolf como en lo que estaba sucediendo y hablando con Mark. Al llegar finalmente a la casa, Mark le preguntó:

Caperucita Roja 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora