Capítulo 24: Opciones, opciones, opciones...

1.8K 209 4
                                    

La policía se llevó a Jack para la Delegación y al momento Mark y John salieron detrás. Ambos chicos iban sumamente preocupados y Mark dijo que hablaría de nuevo con los oficiales pero John, que por no estar tan involucrado emocionalmente como Mark podía pensar con más claridad, le advirtió que el asunto ahora era mucho más serio y complicado y que no podría volver a hacerse pasar por el hermano mayor de Jack; que si las cosas eran como salen en la televisión, la única que podría hacer algo sería su madre y llegado el caso, un abogado. Muy a su pesar Mark le dio la razón y como podría descubrirse que mintió sobre el parentesco, el mismo Mark podría verse en problemas, por lo que optaron que sería John quien trataría de averiguar lo que pasaba, sin mentir y al sólo título de amigo cercano.

Llegados a la comisaría, John entró pero Mark se quedó en el coche consumiéndose por la preocupación. La más de media hora en que John estuvo adentro fue para Mark una eternidad; salió del coche y se volvió a meter más de cuatro veces, caminando de aquí para allá intentando contener su intención de entrar al recinto policial y ver por sí mismo qué estaba pasando. Cuando John al fin volvió Mark lo tomó por los hombros y lo sacudió con fuerza exigiéndole que le contara. John, entendiendo el estado de su amigo, no le recriminó y rápidamente le dijo:

—Pues sí; parece que se trata de un caso de homicidio; pero no me quisieron decir nada más. Que por ser Jack menor de edad estaría en custodia allí mismo, en una celda separada hasta que localizaran a su madre, y que si no se presentaba en veinticuatro horas, le pondrían un defensor de oficio, de esos de menores, de Servicios Sociales, según creo.

—Pero, ¿viste a Jack? ¿Cómo está?

—No, Mark. No me dejaron verlo.

—¡Demonios! Pero, ¿ya localizaron a Mary? —preguntó Mark muy alterado.

—No lo sé, Mark. Ni siquiera me dijeron si ya Jack había dicho cómo localizarla. Eso también puede ser un problema, porque hace sólo unas horas mentiste diciendo que estaba en el extranjero y si Mary aparece todo eso se va a descubrir.

—¡Rayos! Esto se puede poner color de hormiga, John... Yo firmé por él para sacarlo anoche... aunque di como domicilio la misma casa de Jack, obviamente, de todas maneras tienen mi identificación y sabrán que les mentí... ¡Demonios!

—Eso no sólo puede aumentar el problema de Jack, Mark, sino que podría ser para ti mismo un problema. No sé si la mentira que les dijiste es delito, pero por lo menos, no les va a gustar nada.

—¡Mierda!

—¿Qué haremos?

Mark quedó unos instantes pensativo y al fin dijo:

—Por lo pronto, metámonos en el coche, no sea que salga algún oficial que me reconozca como el tonto de anoche y venga a por mí.

Los chicos se montaron de nuevo al auto y subieron los vidrios, que por estar polarizados y el sol estar saliendo, los ocultaban un poco. Así estuvieron unos cuantos minutos y cada uno pensaba sobre el asunto desde diferentes puntos de vista: Mark tenía el corazón en la boca, el pecho oprimido y le costaba respirar, por lo que sólo repasaba la escena de cuando la policía se llevó a su amado y dijo que era por una investigación de homicidio, escena que se repetía en su mente una y otra vez, como un horrible vídeo al que le hubieran apretado el botón de «Loop»; John, por su parte, también se sentía muy mal y no sólo por lo que estaba pasando su amigo de la infancia a quien veía sentado a su lado sufriendo, sino porque también le había adquirido un gran afecto a Jack y bien sabía de su personalidad aún bastante infantil por lo ingenuo y vulnerable, pero no quería detenerse a pensar en lo que podría estar pasando Jack en el interior de la Delegación, sino en qué era lo que podría hacerse para ayudar.

Caperucita Roja 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora