Capítulo 10 | Limbo |

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Viernes

Llegué a casa muerta del gimnasio, sin contar las casi cinco horas que cursé en la mañana. Como cada fin de semana, planeaba quedarme en casa y tal vez pedir algo de comer para compartir con mis papás, pero Maxi me escribió para decirme que esta noche celebraría su cumpleaños en un bar y luego todos iban a bailar. Y aunque lo pensé bastante, al final le dije que sí iría, pero solo al bar. No iba a mentir, ya sentía la necesidad de reunirme con amigos para reír y distraerme.

A Maxi lo conocí a través de Agustin. No lo consideraba exactamente como mi amigo cercano, pero sí era gran amigo y compañero tanto de Agustin como de Mateo. Y, teniendo en cuenta que nunca tuve una buena relación con el mejor amigo de mi novio, por suerte con era Maxi diferente.

Sabía que salir esta noche implicaría pasar horas con Mateo, así que el plan sería el de siempre: evitarlo lo más discreta posible. Pasó un mes entero desde la última vez que nos vimos y hablamos en aquel lugar de comida rápida. Y me había enterado por los padres de Agus que Mateo ya estaba viviendo con su novia mientras buscaba un nuevo departamento propio.

Fue una sensación divina la de bañarme, perfumarme y vestirme con ropa que me haga ver bien. Un vestido negro, abierto atrás y con cruce en el cuello fue la elección. Lindo y sexy, pero cubriendo lo justo y necesario.

Mientras me maquillaba en el baño mis ojos viajaron las cosas de Abril que aún estaban en su lado del lavábamos, pero no dejé que eso me desanimara. Estos pequeños momentos de felicidad los iba a cuidar con mi vida si no quería regresar a la depresión donde caí meses atrás.

...

No podía dejar de reír. El ambiente se sentía alegre y relajado. La buena y fuerte música, los tragos en la mesa, las anécdotas y las historias que contaban los chicos. Todo fluía muy natural.

Las luces del bar estaban bajas, pero la iluminación del lugar provenía de las pequeñas y gruesas velas blancas que adornaban el centro de las mesas. Éramos aproximadamente diez personas quienes estábamos sentados en la larga mesa que Maxi había reservado. A todos los conocía, pero hace mucho nos los veía. Sólo a un par que los veo más seguido porque van a mi facultad y son amigos en común que Agustin y yo tuvimos.

Peter me pidió otro trago y yo hice una mueca.

Él rió.

— Dale - insistió.

— Vine con el auto, y esos tragos que me estás dando están muy cargados.

— Es el tercero apenas - dijo en voz alta por la música fuerte.

— Vine con el auto - insistí.

A pesar de que la estaba pasando bien, decidí traer mi auto y usarlo como excusa para no excederme, pero sobretodo, para irme temprano.

— Si salis dada vuelta te prometo que te ayudo a volver a casa. Para eso estamos los amigos ¿verdad, Mariel?

Nuestra amiga, que estaba sentada a mi lado, rió como si alguien hubiese contado un chiste.

— Tranquila, Mariana. Todos saldremos pedos de acá - dijo tropezando las palabras.

Peter y yo reímos por los evidentes traguitos que Mariel ya tenía encima. Los tres seguimos conversando entre nosotros y Peter me terminó de convencer, así que me pedí más de ese trago con ron blanco y no sé qué más.

AfterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora