Parpadee un par de veces atónito. El mundo pareció detenerse en aquel instante. Oía el ajetreo de estudiantes a lo lejos, como si yo estubiera a kilometros de distancia de aquel lugar. Las risas, las cremalleras al abrirse, los portazos en las taquillas, el chirrido de sillas y mesas de las clases que empezaban a llenarse, pero mientras el mundo continuaba con su rutina yo permanecí ahí, estático, oyendo el sonido de mi respiración, el latido de mi corazón acelerado.
Sentí como la hoja de papel se escurría entre mis manos. Rapidamente me agaché para recogerla del suelo y volví a apoyarme contra la pared del pasillo que ya se encontraba vacío. Entonces oí un taconeo cercano, pasos acercandose. Me apresuré a meterme en los aseos masculinos. Mi respiración estaba agitada. Apoyé mis manos en el lavabo mientras contemplaba mi reflejo en el cristal.
Era un chico guapo, alto, moreno, con ojos marrones y largas pestañas. Mis brazos estaban cubiertos de tatuajes que me había echo en los últimos dos años. Muchas chicas se me acercaban a veces y entre risotadas nerviosas lograban articular palabra intentando comenzar una conversación, quizás que les diera mi número o que las invitara a un helado después de las clases. Pero la mayoría de las veces solo me evadía entre escusas. A lo mejor todas ellas pensaban que era demasiado engreído, o quizás demasiado tímido para aceptar sus proposiciones, pero la realidad no era esa.
Mi mundo hasta ahora se había basado en mi pequeña pelirroja. Así es, Zayn Malik, el tipo duro al que muchos temían, el que hacía lo que le venía en gana, había sido alcanzado por la flecha de un travieso angelito.
-¡Maldito cupido! -Me dije en ese momento.
Quizás no era muy correcto buscar otros culpables, debía aceptar que la culpa de todo había sido mia, pero yo no estaba arrepentido. No me arrepentía de aquella tarde en Hide Park, no me arrepentía de la primera vez que nuestros labios se rozaron ni de todas las que le sucedieron. Simplemente era incapaz de arrepentirme.
Las imagenes atravesaban mi cabeza como flashbacks, los recuerdos me invadían mientras permanecía allí encerrado en mis pensamientos. Me apoyé en la pared y me deje caer resbalando hasta quedar sentado. En esos momentos no me importaba la suciedad del suelo, el olor repulsivo de los retretes o el frío que penetraba mis huesos.
Aquella mañana todo había salido mal desde el principio. El despertador sonó a las siete de la mañana con su molesto pitído característico, pero yo me limité a apagarlo sin nisiquiera abrir mis ojos y seguí durmiendo por un rato. Un rato que acabó por convertirse en dos horas, ni mas ni menos. La noche anterior tube que quedarme estudiando hasta tarde y realmente me moría de sueño.
Cuando me desperté y vi la hora en el reloj, me puse a prepararme con asombrosa rapidez, bastante rara en mí. Salí de mi casa con el pelo desaliñado mientras oía rugir mis tripas. Por desgracia, no había tiempo de detenerse a desayunar.
Abrí la verja del jardín y pude ver a un hombre de unos cuarenta años, con el pelo canoso y aspecto cansado. Llevaba una cartera roja colgando de su hombro y un chaleco reflectante naranja. Paro al lado de ls puerta y me saludo con un inclinamiento de cabeza. Rebusco en su cartera buscando una carta que se dispuso a introducir en mi buzón.
-Espere -dije hsciendole detenerse -puede darmela a mí.
-¿Es usted... -El hombre reviso el sobre -Zayn malik?
Yo asentí cogiendo la carta y sonreí cuando vi el remitente.
-Gracias, buenos días.
Salí corriendo de allí mientras la guardaba en mi mochila con satisfacción. Sí, era de Kathy, mi pelirroja. Me moría de ganas de leer lo que me había escrito. Desde que hace unas semanas se rompió su teléfono añoro hablar con ella cada día, oir sus risas a través del aparato, ahora solo nos quedaba esto.
Ella vivía en Limpsfield, un pueblo a una hora de Londres y, como yo aún no tenía coche, no era para nada sencillo poder vernos. A pesar de la distancia llevabamos ya año y medio de relación, y no podía ser mas feliz.
La última vez que la ví fue en su fiesta de cumpleaños, aquel día estaba preciosa. Llevaba un vestido blanco hasta la rodilla con un poco de vuelo y un lazo azul atado a la cintura. Su pelo rizado caia suelto sobre sus hombros. Su sonrisa lucía radiante y sus ojos brillaban de una manera especial. Recuerdo cada detalle de aquel día, especialmente el momento en el que nos escabullimos entre la gente para terminar de celebrar su cumpleaños en la cabañita de madera. Aun puedo sentir sus besos y sus caricias en mi cuerpo, aún puedo oler su característica fragancia de vainilla.
Iba enfrascado en mis pensamientos cuando me di cuenta de que había llegado al instituto. Era la hora del primer recreo y los pasillos esgaban abarrotados de estudiantes que charlaban y reían mientras iban de un lado para otro. El estruendoso sonido del timbre interrumpió sus conversaciones, yo solté un suspiro resignado y me dirigí a mi aula. Todos fueron entrando mientras seguían armando jaleo hasta que el profesor puso orden para poder comenzar su clase.
Yo apenas prestaba atención a lo que decía. Mi mirada se dirigía de vez en cuando hacia mi mochila intentando resistir la tentación de sacar la carta para leerla. Me obligué a mi mismo a no hacerlo e intenté prestar atención a mi profesor de filosofía que intentaba explicar los ejercicios que debiamos hacer.
La clase transcurrió lenta y pesada, al igual que la siguiente. Solo quería salir de allí de una vez. Cuando por fín el timbre sonó fui de los primeros en salir de clase.
Y ahí estaba yo, sentado en el suelo del baño, con la carta entre mis manos y el rostro blanco. Cerré los ojos fuertemente. No, eso no me estaba ocurriendo, no a mí. Separé mis párpados lentamente volviendo a fijar mi vista en la hoja de papel que sostenía entre mis manos.
"Querido Zayn, me encantaría rellenar esta hoja diciéndote cuando te quiero como otras veces he hecho. Por desgracia no será así. Tengo algo importante que decirte, y no se como te lo tomaras. No sabes lo que me gustaría tenerte aquí ahora a mi lado sin esta maldita distancia que nos separa y no tener que decirte esto por carta, pero no hay mas remedio. Zayn yo... estoy embarazada"
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Beautiful Mistake
FanfictionZayn malik es un joven de dieciocho años, a un paso de decidir su futuro. Kathy Benett, es una chica de pueblo enamorada hasta las trancas del moreno. Durante un año y medio de relación todo parece un camino de rosas, pero las cosas se complican el...