Es de noche, son las una de la madrugada y de tan solo pensar que mañana sobre estas horas estare de camino al aeropuerto para esperar mi vuelo directa a Estados Unidos, no puedo dormir.
Aún no creo que esta tarde casi tengo sexo con Connor, y menos mal que he dicho que no, por que si no en estos momentos me sentiria realmente mal.
No consigo dormirme, realmente me resulta imposible, así que bajo a la cocina para tomarme una tila o algo que calme mis nervios.
Todas las luces estan apagados, abro el cuartillo y saco la caja de tilas, caliento el agua en el microondas y la preparo, espero un rato para que se enfrie.
Oigo las escaleras crujir, alguien baja, hasta que me pilla de frente en la cocina.
-Te escuché bajar- Dice el rodeandome con sus brazos, se me hace muy extraño tener tan buen royo, hace unos meses, si Connor me pillara en la cocina tomandome una tila me llamaría loca.
-No podía dormirme y he bajado a prepararme algo- El sonrie.
-¿Los nervios verdad?- Asiento y el me besa.
-Espero que lo pases realmente bien, te lo mereces- Sonrío.
-Connor, no sabes cuanto agradezco que en estos momentos estes tranquilizandome y no gritandome e insultandome- Digo tomando mi tila.
-Esa etapa ya terminó, ahora es diferente, no te haré daño por nada del mundo ni por nadie- Me abrazo a su pecho y el acaricia mi pelo.
-Te quiero- ¡Vaya!, no pensaba decirlo, pero he de decir que me ha salido solo, desde lo mas profundo de mi.
-Te quiero- Los dos sonreimos-¿Quieres dormir hoy conmigo?- ¿Debería dormir con el?, no se trata de eso, se trata de lo que realmente quiero.
-Claro- El espera hasta que tome la tila y los dos subimos hasta su habitación.
El destapa la cama y se acuesta, y yo me acuesto de espaldas a el, tras eso nos tapamos.
-¿Estás mejor?- Asiento.
El hace cosquillas a mis espaldas, para que pueda dormirme, y realmente lo consigue.
Me despierto con los brazos de Connor rodeados a mi torso, he dormido como un autentico bebé, no sé si fué efecto de la tila o de las cosquillas de Connor, pero incluso me cuesta despertarme.
Tengo que asegurarme de que todo está en orden, en tan solo horas viajo a Estados Unidos.
Me desenredo de los brazos de Connor y voy hasta mi habitación, no recuerdo haberla dejado abierta por la noche, pero aún asi no me preocupo, por que tal vez si que la deje sin darme cuenta.
Entro a la habitación y reviso la maleta, todo esta en orden y no me falta absolutamente nada.
Hace demasiado tiempo que no voy allí, lo cierto es que aquello siempre me trae recuerdos de mi madre, recuerdos muy bonitos, pero también tristes.
Recuerdo la noche en la que mi madre gritaba y gritaba sin parar, yo me tapaba la cabeza con la almohada, no sabía lo que realmente estaba pasando, escuche y ví como mi padre encendía todas las luces de casa.
Ella gritaba que un dolor la molestaba, que no podía soportarlo mas.
-¡Thomas!, ¡Ayudame por favor!- gritaba ella.
-Elizabeth, ¡Para de gritar, vienen en camino!, ¡Por favor resiste!
Yo no sabía lo que realmente estaba pasando, solo sabía que algo molestaba a mi madre, así que corriendo fuí a la habitación, pero no me dejaron entrar.
Unos hombres vestidos de blanco se la llevaron en una camilla, por un momento pensé que se habían olvidado de mi, pero tras mi padre acompañar a esos señores corriendo subió a por mi.
-Valeria, no hay tiempo, vamos al coche- Tire el movil al suelo y corriendo fuí tras el.
Apenas nos dio tiempo de llegar, cuando un medico nos dijo que mi madre había fallecido, que no habían podido hacer nada con ella, no nos explicaron nada, absolutamente nada, y en ese momento, me derrumbe, caí de rodillas al suelo y empeze a llorar.
No me pude despedir de ella, no le pude decir adiós.
A las semanas fuí al cementerio, le escribí una carta, y la queme, tire las cenizas sobre su tumba y salí corriendo.
Nunca dije a nadie lo que en esa carta ponía, ni jamás lo dire, solo sé que lo primero que hare cuando llege a Estados Unidos sera visitar a mi madre.
Ella siempre lo dió todo por mi, y se que ella desde arriba me cuida, siempre la llevaré conmigo, por que mas que una madre siempre fué una amiga.
Cuando me doy cuenta tengo la cara empapada, ¿Estoy llorando?
-Valeria, ¿Estás bien?- La voz de Connor me dispersa de todos mis pensamientos, corriendo seco mis lagrimas y me giro para verle.
-Yo...solo la recordaba a ella- El sin decir nada, viene a abrazarme, se que me comprende, y aquí si he de decir que Connor desde siempre me ha apoyado mucho en este tema.
-Ya esta pequeña, a ella no le gusta verte llorar, se enfadara- Dice secando mis lagrimas.
-Gracias de verdad- Digo aún abrazada a el.
-Te quiero-Dice, y me besa.
Jamás la olvidare, ni tampoco olvidare a los que me apoyaron en aquel momento, que fué el peor de mi vida.
Salgo de la habitación para desayunar con Connor, su teléfono empieza a vibrar, el suelta mi mano de inmediato y se encierra en su habitación sin decir nada, ni lo mas mínimo, para coger esa llamada.
Si quisiera me acercaria a la puerta y escucharia toda la conversacion, pero no voy a hacerlo, por que se que si es algo que a el pueda preocuparle me lo contara de un momento a otro.
Mi teléfono suena en la cocina, anoche debí dejarlo aquí cuando baje a tomarme la tila.
-¿Si?- Digo.
-¡Hola babe!- ¡Es louis!
-¡Hola cariño!- Sonrío.
-Te llamo para decirte que ayer me encontre a Harry de vuelta a casa, y me pregunto por ti, le conte sobre el viaje de esta noche a Estados Unidos y se puso echo un bestia por que no le habías contado nada.
-Tampoco tenía por que contarle nada- El ríe.
-Te visitará esta tarde, buena suerte, a la noche te veo- y cuelga.
Maldita sea, odio cuando Louis hace las cosas y me deja a mi todo el marrón, juro que si Harry se pasa lo mas minimo hoy lo echaré a patadas.
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Aprendiendo a Amar
RandomTodo comenzó en el fallecimiento de mi madre, todo era genial, yo vivía en Estados Unidos, mi padre era un hombre viudo pero capaz de todo, hasta que en un viaje a España conoció a una mujer, que le hizo colgar sus zapatos, todo seria genial, con un...