Realidad III: ¿Mala suerte y destino?

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Asisto a último año de secundaria. En esta escuela, nos dividimos en tres cursos según en lo que cada uno elija especializarse. Por ejemplo, a mí me gusta más el arte por lo que se me asignó el grupo de los chicos que también eligieron arte, como Simon. Luego están los que eligieron Naturales en otro curso, que se especializan más en materias como física, química, botánica, etc. Por último, están los alumnos que eligieron Sociales – que contiene materias como psicología, derecho, etc. En este último curso está Giselle, por ejemplo. Esas materias especiales para cada curso son aparte de las generales como geografía, historia, matemática (te odio con toda mi alma) y literatura, por mencionar algunas.

Sin embargo, a veces nos tocaba compartir actividades con los de sociales y/o naturales. Nos funcionaban para realizar proyectos como investigaciones sobre algo que debía tener un poco de ciencia, lógica y creatividad, es entonces cuando nos fusionan a todos para armar grupos. Como ahora.

Estaba yo sentada en mi asiento usual, con Simon a mi lado a punto de dormirse como yo. La clase estaba más que aburrida desde que la profesora solo hablaba, hablaba y hablaba. Mis párpados pesaban y ya no podía sostener mi cabeza entre mis manos, en cualquier momento entraba en estado de coma. Hasta que un fuerte sonido de una puerta abrirse interrumpió mi lapso pre-sueño. El preceptor de nuestro curso entró con un papel en sus manos y dijo:

--- Chicos, este viernes realizamos una gran exposición de último curso, así es que ya deberán imaginarse que tendrán que quedarse esta tarde después de la escuela en el salón de actividades para que a cada uno se le asigne un grupo con los de las otras especialidades. El tema de esta exposición es la mente humana, por lo tanto, en un par de horas también se les dirá a todos qué subtema dentro de éste les tocará exponer. Mucha suerte y hasta luego.

Genial, pensé irónica en mi fuero interno. Cuando nos hacen quedar después de la escuela en el salón es porque harán un sorteo con los grupos, lo que quiere decir es que quizás me toque con cualquiera que yo no conozca o que no me caiga del todo bien. Aunque de lo último no es gran problema, porque no hay nadie que me caiga mal aparte de ese Liam – estudiante de Sociales supongo porque Giselle me contó que era su compañero – y debería tener mucha mala suerte encima para que JUSTO me toque con él.

El timbre para salir al recreo sonó y yo me cubrí la cabeza con las manos con tal de esconder mi cara mientras dormía en el poco tiempo que tenía de descanso. Antes, miré a Simon y pude ver que ya debía estar en el quinto sueño. Dormía plácidamente sobre su banco. Solté una cansada risa y me dispuse a cerrar los ojos hasta que el timbre para entrar tocara de nuevo.

….

--- Los dos deberíamos valorar la posibilidad de dormir al menos ocho horas todas las noches, ¿no te parece? – murmuró Simon mientras caminábamos hacia la sala de actividades habiendo finalizado las clases.

--- Yo las intento dormir pero me cuesta mucho, estoy como una hora arriba de mi cama mirando al techo sin poder pegar un ojo. Ahora tú, que te duermes apenas tocas la almohada, no sé qué problema tendrás… - le respondí mirándolo con sospecha.

Él rio incómodo y pasó su mano por sus cabellos, cosa que hacía cuando estaba nervioso. Me paré en frente de él cortándole el paso y lo miré.

--- Simon Lewis – entrecerré los ojos - ¿qué has estado haciendo?

--- ¿Yo? Nada, nada. No me mires así. – Seguí mirándolo así para ponerlo nervioso. – OKEY, OKEY. He… he estado investigando… - balbuceó avergonzado.

--- ¿Sobre qué?

--- M... ¿música clásica? – susurró dubitativo haciendo sonar lo que estaba diciendo como una pregunta, intenté no reír.

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