Realidad VI: Un secreto al descubierto.

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Iba dentro del auto de la madre de Simon mientras él lo manejaba. Estábamos de camino a la casa de Giselle para que yo pasara todo el día allí, como habíamos quedado.

Quizás sería bueno estar con ella, tiene una personalidad alegre y activa, es de esas personas que si estás mal es capaz de hacerte reír hasta que olvides tus problemas aunque sea por el mero rato que estés con ella. Es una total experta en eso, así que no dudo del por qué Simon me recomendó pasar el día con Giselle. Él sabía que una dosis de esa chica me haría bien.

Cuando llegamos, bajé del auto, me despedí de mi amigo y toqué el timbre de la casa. Quién salió no fue mi amiga sino su madre. Me reconoció al segundo así que me dio la bienvenida, antes de dejarme entrar saludó con un gesto de mano a Simon que estaba dentro del auto y entramos a la casa. Wow, no sabía que mi amigo y la madre de mi amiga ya se conocieran. Acá había algo raro…

La señora Smith me invitó una taza de té y me dijo que esperara un momento a que Giselle se despertara ya que no había logrado que ese topo se levantara. Reí y asentí.

Pasaron cerca de quince minutos y, como no se me da muy bien eso de esperar, irrumpí en la habitación de Gise de un portazo y la sacudí entera hasta que despertara. Le di de cachetazos y patadas y la muy sinvergüenza no abría un ojo. Fui hasta el baño, hice una cunita con mis manos y junté agua para ir a echársela a mi amiga en la cara. TUVO UN EFECTO INMEDIATO. ¡EUREKA!

– ¿¡QUÉ CARAJOS!? – Gritó en plena conmoción y me lancé a reír a carcajadas. Ella me dio con sus almohadas pero yo no podía parar de reír. - ¡TÚ! ¿ESTÁS LOCA? MALDITA-COSA-DESGRACIADA-CÓMO-OSAS-DESPERTARME-ASÍ – replicaba mientras me daba golpes con sus almohadones.

– Eu, eu, eu. Ya, lo siento. – Dije entre risas, tirada en el piso.

– ¿Qué haces aquí tan temprano? Simon me dijo que vendrías pero no sabía que a esta tremenda hora de la mañana. ¿ACASO NO SABES QUE ES DOMINGO? – Comenzó a decir Giselle cuando recuperamos el aliento, nos calmamos y nos sentamos sobre su cama. Yo suspiré.

– Él tenía que juntarse con Alec temprano para buscar los atuendos a la tintorería y no sé qué más. Peeeerdón – supliqué, sabiendo la sarta de insultos que estaría dedicándome mentalmente ella – pero necesitaba un poco de mi amiguita en estos momentos. Espera – la callé antes de que dijera algo – no quiero hablar de eso, así que no me preguntes nada. Solo… pasemos el rato como siempre, sería mucha ayuda…

– Está bien, como tú quieras. ¿Vamos a empezar con un buen desayuno? – Sonrió ampliamente y yo asentí contenta.

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Pasar por este lugar me traía recuerdos de Liam. El local donde tomamos copa helada y fui sometida a un interrogatorio, el negocio donde él me hizo probar el hermoso vestido que le compró a su novia, abandonándome con la modista habladora… ¿Por qué Giselle me tuvo que traer a este mismísimo lugar para ayudarla a comprarse su vestido para este noche? ¿Por qué este shopping? Ah, suspiré. Tenía que aligerar un poco mi cabeza en este momento, si estaba de este humor compartiendo un rato con mi amiga no sería bueno. Debía dejar de ser un poco egoísta con mis ánimos y ayudarla.

En Mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora