En Mis Sueños

Epílogo

This is the start of something beautiful…

This is the start of something new…

Ed Sheeran – This

Me hallaba en el hospital, sentada en la sala de espera, con los ojos llorosos y con un dolor de cabeza de los mil demonios. Estaba encogida con ganas de empequeñecerme tanto hasta desaparecer, pero al mismo tiempo, tenía ganas de hacerme muy grande para poder ser capaz de hacer algo. Vi a mi mejor amigo acercarse hasta mí, destrozado. Simon no parecía haber estado peor anteriormente; supe, en el momento en que lo vi así, sus verdaderos sentimientos. Alec, por su parte, estaba por llegar. En ese mismo momento, estaba manejando desde su casa hasta donde nosotros nos encontrábamos.

Hacía tan solo unas horas que Simon me había llamado, diciéndome que esa mañana él y Giselle habían tenido un accidente. Los dos habían estado en el asiento trasero del auto mientras que la madre de Gise manejaba. El vehículo se había ido desviando de a poco hasta trastabillarse con más fuerza, produciendo fuertes sacudidas. La madre de Gise había sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) o, en otras palabras, una apoplejía. Debido a eso, había perdido el control del auto en el momento, teniendo como resultado final que una camioneta que por ahí transitaba también chocara contra el vehículo en el que estaban los tres y finalmente el último estallara contra el suelo de costado. El costado en el que había estado sentada Giselle.

Simon era el que había salido menos mal del accidente, estaba envuelto en heridas que todavía faltaban curar pero él se había rehusado a que se lo tratara hasta que supiera como estaba su novia y la madre de ésta. Por eso, caminaba entre los pasillos del hospital con la sangre todavía pegada a su rostro y cuerpo. Tenía heridas abiertas y los moretones no dejaban de salir pero a él parecía no importarle mucho, su mundo estaba centrado en esa habitación donde trataban a mi mejor amiga. Se sentía culpable y no paraba de decir en voz alta que él debería haber estado en ese asiento o que nunca deberían haber ido en definitiva. Yo trataba de decirle que él no podría haberlo sabido y que de ninguna manera tenía la culpa pero no me escuchaba y yo lo entendía. Él apoyó su cabeza en mi hombro y sollozó sin lágrimas porque ya había dejado escapar todas hasta quedarse sin más gotas que derramar.

Yo había sentido, en el mismo momento en que me había enterado, que el mundo se detenía. Una impotencia inimaginable me invadió mientras me daba cuenta de que estaba en Nueva York a horas de mi casa, a horas de mi amiga. Jamie, que estaba al lado mío, me preguntó qué pasaba y yo le conté, entre palabras entrecortadas y balbuceos, de la mala noticia. Él me abrazó fuertemente. Le dije que debía ir de nuevo a mi casa, de inmediato. A la hora, ya estaba tomando un avión de vuelta.

Miré al suelo, pensando en toda la situación, en todo lo que había pasado y en lo que pasaba. La situación de mi mejor amiga era muy crítica, porque para empeorar todo, ella no había estado usando cinturón de seguridad por lo que su cuerpo había seguido el zarandeo del vehículo y se había estrellado sin ningún tipo de protección contra el suelo, los cristales se rompieron directamente en su cara hasta llegar a incrustarse algunos en su piel. Sus piernas habían sido las más afectadas porque se habían quebrado en el momento en que chocaban contra el suelo, y sus manos… Sus manos, con las que tocaba su preciada música, su amado violín, habían querido protegerla de alguna manera pero fatalmente no lo habían podido hacer. A comparación del accidente, ¿qué podrían haber hecho un par de manos, después de todo? Pero había sido una reacción directamente desde su instinto. Sus muñecas se habían quebrado mientras había querido hacer una extraña maniobra para que su cabeza no resultara herida. En conclusión, Gise estaba muy grave y había sufrido tanto en ese maldito accidente… No se lo merecía, ¿por qué ella? ¿Por qué así? ¿Por qué? Tuve ganas de gritar desde lo más profundo de la garganta pero lo único que pude hacer fue apretar más las manos de mi mejor amigo y tratar de encontrarnos consuelo mutuamente.