Realidad X: Cayendo en la cuenta/Malec

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Me desperté gracias al sonido que llegaba desde la otra habitación, la de mi hermana. Tenía la radio prendida y el volumen a todo lo que daba. Me desperecé y cuando lo hice, empecé a prestarle atención a la canción que me había sacado de mi sueño.

“…You got something I need
In this world full of people
There's one killing me
And if we only die once
I want to die with you…”

“…Tienes algo que necesito,
en este mundo lleno de gente,
hay una persona que me está matando,
y si solo morimos una vez,
quiero morir contigo…”

Era One Republic. Sonreí a pesar de que me esa canción me había sacado de uno de los mejores momentos que podría haber tenido. No te guardo rencor, One Republic, te perdono por ahora.

Suspiré contenta, con la alegría rebalsando mi ser. Miré al techo y extendí mis brazos. Probablemente me veía como una idiota, pero estaba feliz. Y pocas veces me sentía de tal manera, así que me dejé ser.

–Qué estúpida que eres, hermana. – Espetó Jehn desde el marco de la puerta, blanqueó los ojos y se fue. Me encogí de hombros, ya lo sabía.

Me levanté de mi cama y me miré al espejo, esperaba ver a una diosa griega en mi reflejo (porque era como me sentía por dentro) pero no. Era solo yo, con el pelo enmarañado y hecho una bola de pelos como siempre, la cara con las marcas de las almohadas y todo mi piyama arrugado como si hubiera estado moviéndome toda la noche. Lo cual era altamente probable. Resoplé medio desilusionada y fui hasta el baño para dar comienzo a mi rutina.

Me iba a lavar las manos, cuando algo brillante resplandeció en mis dedos. Entonces lo miré, estaba ahí. El anillo que Jamie me había dado en el sueño, lo tenía realmente en mi dedo anular. Estaba ahí. No era un delirio mío ni algún truco de mi mente porque lo podía tocar. Era real.

Las letras “JN” estaban grabadas perfectamente y el medio corazón, tan estilizado y elegante, estaba. Observé la joya por un largo rato, pasmada. Sin podérmelo creer.

Aunque había amado el gesto de él de regalarme semejante anillo y que él tuviera el mismo. Como una especie de código entre los dos. No guardaba esperanzas de que eso llegara a la realidad porque me lo estaba dando en el sueño, no había manera de que me lo estuviera regalando de verdad. Sin embargo, lo tenía ahí.

Me pregunto… si meto a Jamie en un bolso en el sueño, ¿aparecerá a la mañana siguiente en mi cama? Podía intentarlo. Juro que podría.

Me quité el anillo de los dedos y lo guardé en un lugar seguro hasta que me saliera de bañar para usarlo. Lo tendría todos los segundos, minutos y horas del día, los siete días de la semana. No me lo sacaría jamás. Porque era como tener un recuerdo constante de Jamie, era como sentir su mano agarrar la mía suavemente, protegiéndome. Y era como tener algo que nos uniera, nuestras iniciales estaban juntas, podrían ser una promesa.

Una promesa de vernos nuevamente.

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Jamie

El otro día me había tomado toda la tarde encontrar un anillo que encajara con nosotros. Pero lo hice. Había una colección de joyas grabados con distintas iniciales al azar, no tenía tiempo para hacer que grabaran unas en particular así es que busqué que apareciera algo como “JC&NC”. Está bien, no así porque requería mucha suerte encontrar un anillo que tuviera eso justamente grabado. Pero no me llevó tanto como pensé encontrar “JN”. Era perfecto. Le pregunté a la recepcionista si tenía ese mismo en modelos de “pareja” y, para mi GIGANTE alivio, lo tenía. Ahí estaban los dos, el más grande sería para mí debido a que mis dedos no eran tan finos y delicados como los de Nadia. Lo que más me gustó, fue el corazón formado cuando unía ambos. Definitivamente le llevaría éste. Seguro le gustaría. Además que la medida no era un problema, puesto que conozco su mano más que la mía propia y no tardé mucho en decirle a la chica que me atendía cuál encajaría mejor con ella.

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