Neville esperaba un problema con un alumno mayor o algo parecido, pero nunca pensó en que sería él quién le revelara la verdad a la hija de “El-niño-que-sobrevivió”. Cuando recobró la compostura, Lily estaba haciéndole señas delante de los ojos.
- ¿Estás bien, Neville?
- Sss.. ¡Sí! – Neville se sentó en su escritorio y miró a Lily a los ojos. – Y… ¿Qué piensas tú?
- ¿Yo? Pues… No sé… - “¿Es esa una pregunta de un profesor?” – Me siento… traicionada… No, no es así como me siento realmente. Creo que es más tristeza, porque mis padres no confiaron en mí para contarme algo tan importante. – Habían aparecido unas lágrimas en los ojos de la pequeña y Neville se levantó y abrazó a Lily.
- Lily, pequeña, sólo puedo decirte que tus padres y tíos no pudieron contarte todo lo que hicieron porque… Bueno, es obvio… Os quieren demasiado como para contaros que son los “Salvadores del Mundo Mágico” y que derrotaron a Lord Voldemort. Sé que no lo entiendes y que seguirás sin entenderlo durante mucho tiempo. Pero no debes decírselo a tus hermanos, ni a tus primos. Nadie más debe saberlo. Ellos os lo ocultaron porque no quieren que los tengáis cómo héroes…
- Pero es lo que son. Son los héroes del Mundo Mágico.
- Bueno, sí, pero ellos no quieren que vosotros los tengáis de héroes por lo que hicieron, sino por lo que son cuando están con vosotros. Son buenos padres, ¿no?
- Sí, los mejores.
- ¡Pues ya está! Son TUS héroes, además de los héroes del resto de los magos. Pero los actos que hacen que sean tus héroes son sólo para ti, los demás no saben nada. Por eso no querían deciros nada.
Lily no sabía que contestar a eso. Sabía que Neville tenía razón, pero tampoco quería ocultar algo tan importante a sus hermanos. Louis se enfadaría mucho con Harry y Zayn lo haría con Ginny. Estaba segura de ello. Decidió no decir nada y seguir con su vida como si ella tampoco supiera nada.
- Está bien, Neville. No diré nada. Pero no sé cómo voy a ver a mi padre ahora.
- Igual, Lily. Tú ya sabes la verdad y estoy seguro que muy pronto ellos decidirán contároslo todo. Anda, vete a dormir. Si se entera McGonagall que sigues despierta, me despide seguro.
- Vale. Buenas noches, Neville. – Lily se levantó y abrazó a su profesor, aunque para ella era como un tío más.
Lily dejó el despacho de Neville y, mientras caminaba por el pasillo recordó que tenía que responder a la nota del admirador y echó a correr. Le dijo la contraseña a la Señora Gorda y ésta le abrió aún con los ojos cerrados. Subió al dormitorio y encontró a todas las chicas dormidas y a Hedwig II en la mesita de al lado de su cama. Sacó la nota que había guardado en su bolsillo y la puso encima de la cama. Se fue hacia su mochila y sacó un trozo de pergamino, su bote de tinta de colores y una pluma. Se sentó en el borde de la cama y leyó de nuevo la nota: “Quiero verte. Mañana. Bajo el nogal de la orilla del lago durante el almuerzo. Yo llevo la comida.” Le parecía increíble, prácticamente imposible, que después de dos meses hablando con alguien al que todavía no conocía y que ya tenía ganas de poner cara, aunque ella nunca se lo diría. Decidió responderle con una nota un poco más larga de lo habitual: “Está bien, nos vemos mañana a la hora del almuerzo. Espero ser en persona cómo esperas. Yo sólo puedo hacer suposiciones. ¿De qué casa eres? Es, sobre todo, para no equivocarme si llego y ya hay alguien en el nogal. Bueno, me voy a dormir. Buenas noches.”
- Hedwig, ya sabes dónde tienes que ir. – Le ató la carta a la pata y acarició las plumas de su lechuza. – A veces creo que tú eres la única que no me oculta cosas.
Abrió la ventana y soltó a la lechuza. Lily la vio volar y descender y, a los pocos segundos, desapareció. La niña cerró la ventana, se puso el pijama y se acostó.
Parecía que sólo había dormido cinco minutos cuando escuchó golpes en la ventana. Miró, con los ojos entrecerrados, y vio a su propia lechuza. Se levantó corriendo y dejó que entrara, se posara en su brazo y le quitó la nota.
“Seguro que eres mejor de lo que espero. Soy de Ravenclaw. De segundo curso. Y sé que llegarás después que yo. Estaré esperándote desde que amanezca. Podrías saltarte tus clases y estaríamos más tiempo juntos, pero sé que eres muy estudiosa, por lo que esperaré hasta el almuerzo para verte. No tardes mucho. Te quiero.”