Fui al colegio para no levantar sospechas y regresé temprano. Puse la excusa de que me sentía mal, fingí estar a punto de vomitar —y bueno, sí, quizá casi le "vomité" encima a la enfermera— y me dejaron volver a casa temprano. Bueno, dentro de todo temprano. No fue tan temprano como quise, ¿bien? Pero igual no importaba porque se suponía que a esa hora Harry estaría en club de ajedrez y eso significaba que no tendría que preocuparme por él.
Escalé por mi ventana hasta la suya, pero me di cuenta de que estaba cerrada demasiado tarde y casi me caí desde unos cuantos metros de altura. Entendiendo que tendría que aplicar otra técnica más segura y menos contra la propiedad privada, decidí arriesgarme —en realidad no se me ocurrió ninguna otra idea y estaba desesperado— y fui a su casa a hablar con su madre para pedirle permiso. Para entrar a la habitación de su hijo. Mientras este no estaba.
Un plan que, obviamente, sonaba muy bien.
—¡Hola, señora Styles! —dije con alegría y una enorme sonrisa que intenté que fuera tan cautivadora como para despistarla o convencerla. Ella sonrió y entabló conversación conmigo por unos minutos de cosas básicas por las que siempre se preocupan las madres, y luego hice mi movimiento—. Oiga, eh, venía a pedirle un favor.
—Claro, cariño, cuéntame en qué podría ayudarte —respondió sonriendo entusiasmada.
Bien, sabía que mentir estaba mal, pero Harry también estaba siendo injusto conmigo y lo que lo que no era igual no era trampa, ¿no?
—Creo que se me quedó algo en la habitación de Hazza y quería saber si...
—Por supuesto —Asintió con la cabeza y se hizo a un lado en la puerta—. Adelante, cariño, revisa lo que necesites.
Tragué saliva, sintiéndome un poco culpable ante tanta confianza ciega depositada en mí.
—Gracias —Sonreí, asintiendo con la cabeza, y ambos entramos a la casa, en la cual estaba sonando el concierto para clarinete de Mozart.
—Cuando quieras, cariño. Ya sabes dónde está la puerta y todo, así que no tengo que indicarte nada, ¿no?
Reí y negué con la cabeza.
—No, no tiene que indicarme nada. No se preocupe.
Entré a la alcoba de mi antiguo mejor amigo y pasé a revisar el estante que estaba detrás de la puerta, el de los libros. Noté que estaba Blue Symphony, la copia que le había regalado Nick, al lado de otros libros que yo le había regalado y me sentí insultado. ¿Para él no tenía ninguna diferencia que se lo regalara su novio a que se lo regalara yo? Sí, lo sabía, Nick era su novio, pero yo llevaba muchos más años en su vida, y eso de alguna manera debía significar alguna clase de ventaja, ¿no?
Bien, estaba empezando a divagar. Supuse que eran los nervios. Escaneé el estante y no encontré el libro que buscaba y quise llorar de la impotencia porque al brillante Louis Tomlinson se le había olvidado pensar en el pequeño detalle de que ese era el libro favorito de su antiguo mejor amigo y ni siquiera sabía si se lo había llevado para releerlo y...
—¿Por qué soy tan estúpido? —murmuré con frustración negando con la cabeza y por alguna razón, después de unos cuantos insultos más hacia mí y mi infinita estupidez, dirigí mi vista hasta el escritorio de Harry y sonreí.
La Princesa Prometida, decía en letras grandes y brillantes. Sentí que mi pecho iba a estallar de tanta felicidad y me acerqué para tomarlo. Antes de abrirlo, mientras lo sostenía en mis manos, lo vi con atención y me pregunté cuáles y cuántos grandes secretos estarían ocultos en esas páginas. Cuántas lágrimas, risas, emociones y miles de cosas más habrían presenciado esa copia. Cuántas cosas diría, no sólo por la historia en sí, sino también por posibles anotaciones que Harry haría en los márgenes o quién sabía dónde.
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Don't let me go ~LS~ AU
FanfictionEra mejores amigos por siempre, ¿recuerdas? Portada perfecta por: EnderStylinson