On Purpose » Lucɑyɑ.

d i e c i o c h o.

Maya POV .

Estos últimos días han sido algo extraño, ni siquiera soy capaz de mirar a Lucas a la cara luego de confesar que sentíamos lo mismo. Riley yo no tocamos mucho el tema de Lucas, se que a Riley le duele un poco todo lo que ha estado sucediendo y lo que menos quiero es que ella sufra. En cuanto a mi, ni siquiera se cómo me siento, es algo mezclado con felicidad, miedo y quizá algo de nostalgia. Jamás pensé que algo así llegaría a pasar, simplemente aun no puedo creer que estemos en una escena así. Yo y Lucas... Demonios, que raro se siente juntar nuestros nombres.

Ahora me encontraba en el Parque central, pues habíamos quedado con Lucas aquí. El me había invitado, a pesar de que dijera que no era una cita sino que una simple salida de amigos, yo seguía pensando que en realidad si era una cita. Por un momento pensé en no contarle a Riley, pero ambas ya estábamos aburridas de mentiras y yo odiaba esconderle secretos así que se lo dije antes de venir. Ella dijo que estaba bien, de todas formas, sé que no lo estaba.

Me regañaba mentalmente por llegar tan temprano, quiero decir, llegue antes y no quería parecer desesperada. En mi ansiosa espera, veo cómo Lucas se acerca. Inmediatamente mi cuerpo comienza a reaccionar de una manera extraña al ver cómo me sonríe en forma de saludo mientras camina hacia a mi. Odio sentirme así de nerviosa, es sólo un chico. Aunque debo aceptar que ese chico me gusta, así que probablemente no sea cualquier chico, de todas formas, odio que alguien tenga poder sobre mi y ese chico lo tenía. En un pestañear ya se encontraba sentado a mi lado, pidiendo disculpas por llegar tarde.

- Tuve algunos problemas en casa, pero estoy aquí.

- No importa, ya estás aquí así que... -hice una pausa, sin saber que decir.

Ambos nos quedamos en un silencio sepulcral, aunque no sabía si era incómodo o cómodo. Luego de varios minutos sentí la necesidad de romper el silencio, pero no sabía muy bien que decir.

- Y... ¿Cómo estás? -pregunté casualmente.

- Pues supongo que bien -se encogió de hombros.

- ¿Supones? -alce una ceja.

El sonrió.

- Ajá.

Me quede un momento en silencio, mirándolo con curiosidad.

- ¿Por qué? -no me resistí a preguntar ante su actitud misteriosa.

- Ya sabes, por todo -le resto importancia.

- ¿Qué es todo?

- Nosotros, en general.

- ¿Riley?

- Y tú.

Callé por unos minutos, y deducí por la razón que estaba aquí, y en realidad, me sentía muy nerviosa.

- Lo sé -hable luego-. Las cosas han estado... Raras -confesé, haciendo una mueca.

El suspiro agobiado, su sonrisa ya no estaba ahí, lamentablemente.

- Siento que Riley debe odiarme -admité con sinceridad.