Capítulo 19

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¿Que podría ser peor que alejar a una de las personas que más quieres? Posiblemente tener que verla diario sentir el nudo en tu estómago y la opresión en el pecho que te causa tener que mirarlo cada día y enfrentarse a su indiferencia y aun peor ignorarlo, fingiendo que no te importa que pase con él,  ni tu al rededor, cuando la verdad es que te sientes tan mal por no tenerlo a tu lado. Entonces yo estaba acabada. Mis estupidas emociones y sentimientos eran una maraña de telarañas e hilos que enredaba mi lente y sentimientos volviéndolo todo en una nube espesa que no me dejaba pensar con claridad.

Me sentía agotada de muchas maneras y ahora poder verlo se me hacía cada vez más difícil. Por que mirarlo dolía.

Me dirigí a la puerta donde había comenzado todo con él,  donde había conocido a Adam y que a pesar de todo una sonrisa se instalaba en mi rostro al recordar ese día,  como me había colgado a él como un mono y que desde ese día había comenzado a llamarme de esa manera, la persecución del bosque, el encierro en el ático -que ahora recordando lo no se me hacía tan mal- las bromas, juegos y mi cabello azul eran muchas cosas y a la vez tan pocas, buenos y malos momentos que no sabía en que momento había empezado a quererlo, por que para ser sincera ¿desde cuando un ser como yo merece sentir felicidad con chicos como ellos?

Sin pensarlo mucho tome el pomo de la puerta y empecé a girarlo pero para mi sorpresa alguien sujeto mi muñeca.

Oh por dios no de nuevo

Lo primero que paso por mi mente es que esa persona no sería como Adam entonces si me metería en problemas, pero me lleve una sorpresa al girarme y encontrarme con el pelinegro de ojos azules. Y es que era tan apuesto y sus ojos hermosos me hacían perder en el mar que en ellos se escondía. Me puse nerviosa y de cierta manera un cosquilleo recorrió mi cuerpo.

—¿Qué estas haciendo aquí? . –preguntó con su expresión  fría y seca.

La opresión en mi pecho volvió y la voz de mi cabeza me gritaba una y otra vez que era una estúpida. Respire profundo y me solte de su agarre con fuerza.

— Eso no es de tu incumbencia. —espete más fría de lo que pretendía.

Adam me miro aún con su semblante serio y frío, parecía no importarle nada, ni mi actitud hacia él.

—Largate.

— No me iré Adam.-dije segura de mis palabras.

A pesar de todo lo que mi corazón sentía, necesitaba saber que era lo que estaba pasando en esta casa. Necesitaba encontrar respuestas y lo mas importante una salida. —Me canse de todo esto.

—y yo me canse de ti, eres tan egoísta y estúpida. ¿Cres que podrás salir de este lugar? Pues no es así. Te quedaras aquí y te pudriras como todos los que habitamos este maldito infierno, y no entiendo tu maldita necesidad de alejar todo de ti sin ni siquiera detenerte a pensar en los demás, en lo que sienten los demá, solo piensas en ti, en tu dolor y en no salir lastimada sin importar te que con tus acciones lastimas a los demás, joder Hally me lastimas. — Explotó  Adam, y mi corazón se había estrujado de una manera brutal haciéndome olvidar hasta como respirar.

Un nudo empezó a formarse en mi garganta. ¿Realmente estaba siendo egoísta al tratar de alejarlo de mi para evitar que lo lastimara?  Pero lo estaba lastimando... nada era lógico. Simplemente yo perdía la cabeza cuando se trataba de ellos.

—Adam yo...

—¡Callate!-farfullo molesto interrumpiendome. — sólo largate.

Me alejé unos pasos de él y di media vuelta para irme, pero no lo hice, me detuve y me arme de valor sintiendo como mi corazón se sentía estrujado y mis manos temblorosas. Comencé hablar a un dándole la espalda, no podía voltear a verlo o no tendría el valor de abrir un poco mi corazón para decirle lo que realmente estaba pasando conmigo.

Encerrada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora