Capitulo 17

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Me encontraba en una oscura habitación donde podía oír lamentos y llantos sentí un profundo dolor en el pecho al ver una camilla de hospital y una pequeña de ocho años con los ojos en blancos sin vida y su cuerpo lleno de gusanos comiendo su carne podrida, era el cadáver de ella, solté un grito desgarrador y pude ver como ella parecía convulsionar saliendo sangre de su boca y se movía de manera perturbadora, la imagen realmente era traumatica.

Caí al piso por el impacto, observe la habitación donde se encontraba era una oscura y sucia habitación donde lo único que había era la cama donde se encontraba ella y una ventana a la izquierda. Sentía un dolor inmenso en mi pecho al verla en esa camilla muriendo y un pútrido olor llegó a mis fosas nasales, unas manos se posaron en mis muñecas jalandome hacia el rincón de la oscura habitación del hospital luche con todas mis fuerzas pero las manos no me soltaban por mas que gritaba nadie me ayudaba y Julisa seguía vomitando sangre de su boca, sentí mi mundo caer en miles de pedazos y verme sumergida en un profundo y oscuro pozo sin fondo me sentí miserable, me sentí una mierda.

Desperté llena de sudor con el pecho ardiendo tratando con todas mis fuerzas de no gritar por la horrorosa pesadilla que había tenido y con un gran nudo en la garganta de las inmensas ganas que tenia de llorar, mis ojos picaban y mi vista se nublaba pero los cerré con fuerza evitando que las estupidas lágrimas salieran de mis ojos. Respire profundo tratando de tranquilizarme y lleve mis manos a mi rostro ¿por que mi mente jugaba conmigo de esa manera? no era ya suficiente con lo que sufría cada día. Fue la pesadilla más horrible que había tenido en toda mi vida y eso que ya antes había soñado con ella, pero nunca de esa manera no que ella muriera. Mi mente me odiaba. yo me odiaba.

No podía seguir durmiendo por mas que tratara de hacerlo, sentí mi pecho doler y necesitaba respirar aire fresco, salí de entre las sábanas blancas que cubrían mi cuerpo y salí de la habitación, bajé por las escaleras hasta llegar a la puerta del gran patio trasero se podia ver la noche más oscura que las anteriores la luna era tapada por las nubes que se encontraban en el cielo y el viento que soplaba era frío a pesar de eso la noche era hermosa; me senté bajo un gran árbol y me abrace a mi misma, aún no podía sacar de mi mente todo lo que había pasado en lo que se había convertido mi vida. Incluso había llegado un momento en el que ya no quise vivir, esperaba morir por que ya nada de lo que había en vida me llenaba ya nada me hacia sonreír, nada me hacia feliz, llegó ese momento en el que ya nada me hacia sentir, llegó el momento en el que me sentí vacía y podrida por dentro en el que ya no tenía fuerzas de seguir en pie de seguir corriendo, llegó ese momento en el que me canse de vivir. Me había cansado de llorar, de gritar, de lamentarme, de sufrir, me había cansado de sentir miedo, me había cansado de mi, de ser yo y de todo lo que eso representaba.

Me sentía tan débil ante él y lo era, no supe ser lo suficientemente fuerte y valiente para enfrentarlo, para cuidarla, todo lo que tenía se había ido a la mierda y ya nada me quedaba, sentía que estaba sola y que estaba callendo a un pozo sin fondo donde a pesar de que gritara nadie podía escucharme, nadie podía salvarme y sobre todo ya no podía detenerme estaba por caer y llegar al fondo, estaba a nada de quedarme destrozada.

Las extrañaba de una manera que se me hacía casi imposible seguir viviendo sin ellas. Era horrible y dolía demasiado.

No había notado que estaba temblando hasta que una mano se poso en mi hombro haciendo que dejará de torturarme con mis pensamiento y regresar a la realidad.

—¿Estas bien?. –preguntó el chico frente a mi con preocupación.

—Si. –mentí.

Adam se sentó a un lado de mi y me observo de manera curiosa trate de disimular mi nerviosismo ante su mirada y trate de no mirarlo pero se me hacía casi imposible ignorarlo cuando sentía su vista puesta en mi.

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