¿Saben? Estoy emocionado. Siento como si tuviera nueve años de nuevo y les enseñara a mis amigos a nadar. Pero esta vez es bastante diferente:
1) Mis amigos deben estar durmiendo porque, bueno… son las 06:00 am.
2) Ahora a la que le tengo que enseñar es a la insoportable de Tabatha.
No tengo idea de cómo voy a hacer esto. Será la primera vez que hacemos lo mismo sin competir o tratar de fastidiar al otro.
Ahora mismo estoy armando un pequeño taller a un costado de la playa, entre los árboles, para poner la madera y las herramientas para hacer las tablas. Recuerdo que cuando hice la mía, me había quedado tan bien que estuve una semana entera admirándola antes de poder usarla.
Bueno, tenía siete años. No es tan malo, ¿No?
Hoy en día las tablas de surf se hacen con materiales parecidos al plástico que son resistentes y flotan muy bien, pero a mí me gusta hacerlo a la vieja escuela. Un buen pedazo de madera, una mesa de trabajo, herramientas para tallar, resina y pintura.
Tomé ''prestado'' estas cosas de mi tío, espero que no se moleste. No lo he visto usarlas desde que nació Dana. Siempre me dice que soy exactamente igual a él cuando tenía mi edad, todo el día nadando y sin hacer nada.
Hasta que llegó Caroll a su vida, se enamoró y ya saben cómo sigue.
''Un día de estos el amor llegará a tu puerta, muchacho, y no importa cuántas horas hayas pasado en esa playa o con tus amigos, querrás pasar el doble de tiempo con ella'' Me dijo hace poco.
''No quiero ser grosero, Scott, pero yo no dejaría jamás todo esto —dije señalando a la costa— por una chica''
''Caleb, dije lo mismo hace quince años''.
Tomo la mesa plegable del suelo del taller y salgo. Cuando estoy afuera, veo a Tabatha caminando hacia mí. Lleva puesto solo un bikini rosa y unos shorts de mezclilla. Siendo honesto, pensé que vendría con unos de esos sombreros de alas enormes, una malla llena de lentejuelas y un bolso de Coco Channel con un pequeño chihuahua dentro.
Se para unos metros de mí y se cruza de brazos —¿Qué estas haciendo?
—¿Qué parece que hago? —digo mientras armo la mesa en la arena—. Hazme el favor y elige una de las maderas de adentro.
Me mira enarcando una ceja como diciendo ''Acabo de hacerme la manicura, o sea, dah''
—Bien, voy yo —suspiro y me meto en el taller. Me encantaría darle la tabla más grande y pesada para ver cómo se cae cada vez que intente pararse en el agua, pero no soy tan malo. Tomo una pequeña y liviana, perfecta para ella, y salgo.
La veo acostada sobre la arena broceándose. De verdad, no entiendo a las personas que se echan a broncearse en la playa, cuando estás en el agua tu piel se tuesta más rápido y no tienes que dejar de nadar para broncearte.
Tiene los ojos cerrados, por lo que aprovecho la oportunidad y doy una patada en la arena, haciendo que caiga sobre ella.
—¡AY IDIOTA! ¿QUÉ HACES?
—Levántate, así no vas a aprender nada.
Se levanta mascullando cosas que no logro entender y me mira —Bien, ¿Cómo empezamos?
—Primero —digo acercándome a la mesa y poniendo la tabla sobre ella—. Debes hacerte de una tabla.
—Pensé que podría comprar una por ahí.
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Sea Sound © (Editando)
HumorPlaya, olas y nada que hacer. Un verano perfecto. Pero no, no lo será hasta que Caleb se de cuenta de que su vida es más divertida cuando sale de su estado de confort para enfrentar la realidad del amor. Tabatha Collins, un dolor de cabeza... y de c...