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Capítulo 14: Año nuevo y fogata

—¿Qué rayos pasó? —es lo primero que me sale de la boca. Estamos todos reunidos en la sala, y aún Ian cuelga de mi en el sillón. Dennis está a su lado, y toda mi familia formó un círculo alrededor de nosotros. No lo hacen de chismosos, lo hacen porque les preocupa mi amigo.

—Fui a su casa para llevarlo a la fogata conmigo, ya sabes, como todos los años —empieza Dennis—, estuve como media hora tocando el timbre y nada. Las luces estaban apagadas y no había ningún auto en la entrada, entonces abrí la puerta y...

—¿Cómo abriste la puerta? —pregunto con el ceño fruncido.

—¿No recuerdas? Tengo las llaves de todos —responde encogiéndose de hombros.

—Ah, cierto... sigue.

—Pues, entré y no había nadie. Ni siquiera hay un árbol de Navidad armado. Fui hasta el cuarto de Ian y lo encontré así, en medio de una nube blanca. Le pregunté que había pasado y me dijo que estaba solo —me mira a los ojos y me trasmite toda su preocupación—. Hermano, lo dejaron completamente solo en año nuevo.

Conozco bien a los padres de Ian, sobre todo a su padre. Decir que es una persona despreciable es poco, y su madre... bueno, ni hablar de ella. Conociendo a su familia, no parece tan extraño que Ian viva drogándose. A Michael le importa tres cominos lo que le pasé a su hijo, mientras más lejos de él esté, mejor. Por eso casi siempre está con Dennis o en mi casa.

Se que su familia es un nido de ratas, pero jamás pensé que serían capaces de abandonarlo así, y menos en las fiestas cuando se supone que debes estar con los que más quieres. Veo a Dennis sacudir su cabeza y apoyar la frente en su mano.

—Ni siquiera había comida en el refrigerador, o dinero para que compré algo. Solo una... estúpida nota que decía que volverían en una semana —Dennis esta cabreado. MUY cabreado. Nunca lo había visto así, ni cuando estrellamos su camioneta con Paul estando ebrios.

Larga historia.

—¿Y qué vamos a hacer? —le pregunto. Veo sus ojos y si mi cerebro no me engaña (Cosa que no me sorprendería porque lo odio) creo que están brillantes. Dennis es mi mejor amigo, y lo quiero con todo mi corazón, pero la amistad que tiene con Ian no la tiene con ningún otro. Son más que hermanos, son inseparables. SI algo le pasa a Ian, también le pasa Dennis.

—Bueno, a eso venía... en mi casa no hay espacio, ya sabes, tres hermanas, dos perros... —deja la oración en el aire y me mira expectante.

—¿Y qué quieres que... —la realidad cae como un balde agua fría—. ¿¡Quieres que se quede aquí!? ¿Se te cayó un tornillo?

—Convivo con cuatro mujeres en una casa de dos habitaciones, no tengo espacio para un fumón.

—¡Hey! —dice Ian que ya se está despertando.

—Lo siento, amigo. Sabes que te quiero.

—Bah, no hay problema —responde restándole importancia con la mano.

—¿Y dónde crees que lo voy a meter? —pregunto.

—¡Oh, vamos! Tu casa es malditamente grande, tiene que haber un lugar.

—Ian puede dormir en tu cuarto y yo dormiré en el sofá —todos nos giramos a ver a Lena—. ¿Qué? No soy una niña mimada, no me molestaría.