—Caleb.
Escucho que alguien dice mi nombre, pero lo oigo muy lejos.
—¡Caleb! —otra vez, ¿Qué no ve que estoy durmiendo?
Me doy la vuelta y acuño mi cabeza en mis manos. Justo cuando pensé que me dejaría en paz, siento que me pinchan el rostro con algo. Genial.
—Cinco minutos más —digo con voz ronca. Le pego un manotazo a lo que sea que me esta tocando y sigo con mi sueño.
Estoy corriendo en el mar, lo que es medio estúpido pero bueno, es un sueño. No estoy solo, delante de mi veo a una chica correr también. su larga cabellera rubia se mece con el viento y su vestido blanco se le pega al cuerpo al mojarse con el agua.
No importa cuanto corra, no logro alcanzarla. Se ve tan preciosa desde aquí... y está tan lejos.
No se cuanto tiempo llevamos así, pero debe ser bastante porque me siento cansado. La misteriosa chica que tengo en frente parece darse cuenta de que me quedé más atrás y me mira sonriendo sobre su hombro.
—¿Ya te cansaste, zopenco?
Mierda
Me despierto abruptamente cuando siento cuarenta litros de agua caer sobre de mi cara. Me siento jadeante sobre la arena y... esperen un minuto ¿Arena? ¿Por qué estoy aquí?
Ah, ya recordé. No podía dormir por esa horrible imagen en mi cabeza y vine aquí echo una furia por culpa de la chica que tengo en frente.
—¡¿Que demonios te pasa, Tay?!
—He estado esperando que te despiertes desde hace una hora idiota. ¿Qué haces aquí? —pregunta mientras deja el balde a un lado.
—Pues... yo... —''Estaba celoso de un tal Jordan y no podía dormir. Ahora soñaba contig''— Me quedé dormido.
—Bueno, ya son las siete, levántate.
Gruñendo, me levanto. Sinceramente hoy no tengo ganas de nada, ni de surfear, ni de nadar y menos de estar con ella. Estoy... enfadado y no se por qué. Camino hasta el galpón y paro en seco al darme cuenta de algo.
—Maldición, olvide mi tabla en casa —me doy vuelta y Tay tiene a Daisy junto ella. Ladea la cabeza a un lado y sonríe.
—La vi cuando venía y pensé en tráela —Me esta ofreciendo una sonrisa sincera pero no... AGH no puedo evitar estar enfadado.
—Gracias —la tomó sin mirarla y camino a la playa. Se queda parada con el ceño fruncido y la boca entre abierta—. ¿Vas a venir o qué?
—Ah, si... solo, ya vengo —se mete corriendo al taller y vuelve con su tabla. Cuando llega hasta mi lado me mira dubitativa con una pequeña en la comisura de los labios.
—¿Qué? —le digo enojado.
Retrocede un paso —Nada.
—Bien —la miro por última vez y me centro en el mar—. Vamos a hacer lo mismo de ayer, a menos que tengas otra cena, claro.
—Nop, hoy estoy a tu completa disposición —me dice divertida. La miro con cara de pocos amigos y me meto al agua.
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Sea Sound © (Editando)
HumorPlaya, olas y nada que hacer. Un verano perfecto. Pero no, no lo será hasta que Caleb se de cuenta de que su vida es más divertida cuando sale de su estado de confort para enfrentar la realidad del amor. Tabatha Collins, un dolor de cabeza... y de c...