Martes. Bendito sea el señor por hacer que esta semana se pase rápido. Estos dos días fueron un INFIERNO. Dejando de lado el hecho de que tuve que ver de vuelta a los profesores que hicieron de mi año escolar un calvario, los exámenes no fueron tan duros. Es más, creo que saqué más de siete en ambos. El problema es Tay.
No me habla, no me mira, no se percata de mi existencia. Podría sentarla al lado de potus y sería exactamente lo mismo. Me duele que sea así. Por el amor de Dios, perdí la cuenta de tantas veces que le dije lo siento. ¿Qué más quiere?
Hoy se supone que tengo que estudiar para Matemática... voy a vomitar. La materia más aburrida sobre la faz de la tierra. Preferiría ver un maratón de History Channel sobre como se fabrica la goma espuma.
Sentado en la mesa del comedor, con la cara apoyada en mi mano, espero a que Tay atraviese esa puerta para pasar las próximas cuatro horas más incómodas de mi vida. Hace quince minutos que debería haber llegado.
—Cal —la voz de Dana me sorprende.
—¿Qué haces aquí? —trato de decir, pero la voz me sale media estrangulada por tener la mitad del rostro contra mi mano.
—No quería ir a la tienda, papá dijo que podía quedarme aquí contigo.
Maldito Scott...
—Tengo cosas que hacer, Dana... llama a Linda, o alguna de tus amiguitas...
—¡No me hables de Linda! —grita mientras pone sus bracitos enclenques en jarras.
—¿Qué no son ''mejor amigas por siempre y para siempre''? —digo con voz chillona.
—Eso fue antes de que dijera que Mimi es fea —dice mientras abraza a Mimi contra su pecho.
Mimi es una muñeca tétrica y escalofriante que pertenecía a mi tía. Le falta el ojo derecho, y el izquierdo tiene la vista perdida hacía el techo, sin mencionar que le arrancaron la mitad del cabello...
Pero al parecer, Dana no se fija en todo eso, y cree que es la mejor muñeca jamás creada.
—Y tiene razón... —mascullo.
—¿Qué?
—Nada, nadie dijo nada ¿O no Mimi? —digo mirando a la muñeca cíclope—. ¿Ves? ella coincide conmigo.
—Hmmm... ¡Ven! —me toma del brazo y casi me caigo de la silla.
Me arrastra hasta su habitación y casi me quedo ciego al entrar. Rosa. Donde quiera que mires, todo es rosa. ¿Cortinas? Rosas ¿Alfombra? Rosa ¿Sesto de basura? Sí... ROSA. Me atrevo a decir que mis tíos gastan el poco dinero que tenemos en consentir a mi primita.
Si siguen, así... pronto tendremos a una mini Tabatha entre nosotros.
—Dana, no tengo tiempo para hacer esto...
—Estabas sentado sin hacer nada, no me mientas —decía mientras me miraba y sacaba su la labio inferior afuera, haciendo un puchero—. ¿Por favor?
Suspiro y niego con la cabeza, y cuando la miro... oh no, me está mirando como perrito mojado.
—Por favorcito, Cal ¿Por mí? —dice juntando sus manitas.
Yo... simplemente no puedo contra esto. No me juzguen
—De acuerdo —digo, y no tendría que haberlo hecho.
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Sea Sound © (Editando)
HumorPlaya, olas y nada que hacer. Un verano perfecto. Pero no, no lo será hasta que Caleb se de cuenta de que su vida es más divertida cuando sale de su estado de confort para enfrentar la realidad del amor. Tabatha Collins, un dolor de cabeza... y de c...