Capítulo 25: ¡Que no estoy paspado!

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  • Dedicado a Franquito
                                    

Cuando entras a un concurso, es obvio que antes debes practicar, entrenar, crear estrategias y otros asuntos. El problema es que yo no hago nada de esas cosas. Scott se cansó hace años de intentar que ponga atención a sus consejos para ganar la competencia, de todas formas las ganaba igual. Solo iba con mi tabla y mis ganas de patearles el trasero a los demás concursantes.

Pero las cosas han cambiado en mi vida, mucho, y así también lo a hecho la competencia en estos años.

—Ya te lo digo hermano, los jueces están muy exigentes -me dice Paul con el sándwich a medio comer, y las migajas volando hacia mi cara.

—Lo entiendo, pero por favor, mastica con la maldita boca cerrada —le pido cerrando los ojos cuando un pedazo de pan me cae en la cabeza.

—¿Qué? ¿A caso te molesta, niñita de mami? —dice mostrándome la boca a abierta, llena de restos de comida y mayonesa. 

—¡Ya basta inútil! —grito—. ¡¿Tienes hambre?! ¡Cómete esto!

Agarro un puñado de arena del suelo y se lo tiro en el rostro. Paul cierra los ojos, abriendo la boca exageradamente y moviendo los brazos a los costados como si quisiera salir volando. Se levanta y sale corriendo al mar, donde se tira en picada y sale después de unos segundos, con el rostro limpio y la mandíbula a punto de estallar. Vuelve caminando hasta donde me encuentro sentado, mirándolo con la mano como visera porque el sol está muy fuerte hoy.

Tiene los puños apretados a los costados del cuerpo y camina rígido como una roca. 

—No te rompo el cuello, grandísimo tonto, porque tienes que estar bien para el concurso, y debes ganar. —advierte señalándome con su dedo largo y bronceado. 

—¿Por qué no vas a concursar este año? —pregunto finalmente lo que me estaba rondando la cabeza desde que me levanté y nos reunimos aquí.

—Porque quería darles una oportunidad a los demás, ¿Sabes? Y además, quiero que le des su merecido a ese bueno para nada de Jordan.

—Y sobre todo, porque sabes que no podrías ganarme y quieres ahorrarte la humillación publica.

—Es verdad Caleb, te admiro tanto que no podría soportar perder ante ti, oh mi preciado mentor -irónico, hace una especie de reverencia me golpea con la palma de la mano de la cabeza-. Bájate de la palmera y escucha: Las cosas cambiaron. Ya no son más tres jueces que te ponen diez si haces un lindo salto y listo. Ahora son cinco...

—¡¿Cinco?! ¡¿Cinco jueces para un estúpido concurso mediocre?!

—No es mediocre, y sí, cinco, ¿Tienes miedo Sparks?

—Claro que no —respondo a la defensiva—. ¿Qué más tienes que decirme?

—Si quieres conseguir un puntaje alto, debes esmerarte en lucirte mucho. El año pasado Taylor Shuts me ganó en la segunda ronda solo porque hizo tres flips, y yo dos. Pero gané en la tercera porque él trastabillo y se cayó. Ya no es un juego de niños Cal, estos chicos se toman las cosas muy en serio.

—Pensé que sería más divertido... —dijo removiendo la arena con los dedos.

—Piensa en cuando tengas la copa en tu manos... —me dice  apoyando una mano en mi hombro y con la otra, haciendo dibujos en el cielo.

—Sí..

—Y te subas a mis hombros, gritando...

—Ajá...

—Y piensa en la cara del cretino cuando sacudas la copa en frente de sus narices...

—Lo veo...

Sea Sound © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora