Adoptada Por Youtubers. (EDITANDO)

06

Antes de llegar Samuel había ido a recoger a una chica que había mencionado antes, Lana. Aquella chica de tez blanca con cabello rubio y lacio como el de Rubius.

No dejaba de verme directamente.

—¿De verdad que es la prima de Rubius?— preguntó la chica con una gran sonrisa.

—Más real que un alien— dijo Samuel aún conduciendo.

—No tiene ningún parecido, por dios— me tocó la mejilla con su dedo índice.

—Esto comienza a darme miedo— dije.

—Lana, no la intimides— dijo Samuel.

—Tranquila muñeca, no muerdo ni nada parecido— soltó una risita.

Al entrar al gran centro comercial aquella chica no dudó en correr a un puesto muy...¿rosa? En cambio Willy fue a una librería que se encontraba frente al puesto rosa donde había entrado Lana.

—Su amiga es bastante extraña— dije mientras caminaba a un lado de Samuel.

—No tanto, solo que es un poco...diferente— soltó una risa.

—Samuel, ¿por qué aquel hombre te esta tomando fotos?— apunte a una dirección donde se encontraba una gran maceta.

—¡Maldición!, se supone que este lugar es algo seguro— dijo Samuel, me tomo del brazo alejándonos lentamente.

—¿De que hablas?— pregunté confundida.

Aquel hombre se acerco a nosotros y después de él venían mas personas que nos rodeaban y hacían preguntas.

—Samuel, ¿qué está pasando?— pregunté algo asustada.

Una de aquellas personas me tomó del brazo fuerte que me dolía, Samuel se dio cuenta de lo sucedido y gritaba que me soltaran, fue lo último que escuché.

Al despertar observé mi alrededor, me encontraba en una habitación completamente blanca con las ventanas abiertas dejando entrar la luz del sol, tenía una aguja encajada en mi brazo pasando un líquido transparente.

—¿Qué hago aquí?— susurre alterada mientras me sentaba en la cama. Al voltear miré a Willy sentado en el pequeño sofá que se encontraba a un lado, estaba dormido.

—Willy— le hablé y por suerte despertó.

—¡Por fin despiertas! me tenías bien preocupado— dio un bostezo y se acercó a mi —¿cómo te sientes?— preguntó mientras se estiraba.

—Bien pero, ¿qué me sucedió?— pregunté.

—¿No lo recuerdas?, a lo que me dijo Samuel, te golpearon muy fuerte con una cámara y quedaste inconsciente.

—¿Dónde está Samuel? ¿No le sucedió nada verdad?

—Él está bien en casa por suerte, esta noche te darán de alta, supongo— dijo tranquilamente.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?— pregunté.

—Un día, fue largo— dijo rascandose la nuca.

—¿Tanto así?— me sorprendí.

—Sí.