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Me levante a las seis de la mañana, me di una ducha y al terminar me cambié, me arregle el cabello y baje a desayunar.

—Buenos días Rubius— dije al entrar a la cocina.

—Buenos días— respondió mientras se preparaba un chocolatada.

—¿Dónde esta Willy?— pregunté.

—Está en su habitación— respondió.

—Si algún día llego tarde por su culpa, lo mataré— susurre.


—Listo, vámonos— respondió Willy al bajar las escaleras casi corriendo.

—Siempre tarde— tomé mi mochila y salí.

Subí al auto al igual que Willy y nos fuimos. Al llegar me despedí de él y bajé esperando no encontrarme con Oliver en la entrada.

Al entrar a clases me di cuenta que Oliver había faltado hoy, jamas lo había mencionado así que es extraño.


¿A dónde te llevaré?— preguntó Willy mientras cerraba la puerta del auto.

—A casa de una amiga, en esta dirección— le di un papel con una dirección exacta.

Al llegar le dije a Willy que volviera por mi en la tarde, él asintió. Baje del auto y mire a Oliver sentado esperándome.

—Pensé que me dejarías— dijo él.

—¿Por qué no fuiste hoy?— pregunté.

—Se me hizo tarde, pero no importa, aquí es donde vive Fernando— respondió.

—Linda casa— dije observandola.

Alex se acercó y dio dos golpes en la puerta, salio un chico alto, cabello largo y color negro, ojos color negro, cabello es castaño, tez un poco blanca y tiene una linda sonrisa.

—¡Oli!, es bueno volver a verte— sonrió aquel chico al ver a Oliver.

—Fernando, ella es Alejandra— me presentó.

—¡Hola!— sonreí.

—Hola chica— sonrió igual.

Luego de una charla larga que tuve con la hermana de Fernando, Laurel, ya era hora de irme. Oliver me pidió si podía llevarlo a su casa, y acepté.

Subimos al auto de Willy, en todo el camino iba escuchando música y cantando en voz baja. Oliver lo miraba, tenia ganas de reírse pero estuvo aguantándose en todo el camino.

—Willy, deja de hacer movimientos extraños, asustas a mi amigo— respondí y él me miro por el retrovisor.

—Lo lamento, sabes que me encanta cantar— apagó la música, mirando a Oliver por el retrovisor  —¿No me vas a presentar a tu amigo?— preguntó.

—Él es Oliver. Oliver, el es Willy.

—Un gusto, Oliver— respondió Willy, sin dejar de ver al frente pero sabia que estaba sonriendo.

—Dijo mi nombre— susurró Oliver tocándose el pecho fingiendo que moría. Está realmente emocionado pero es bueno disimulando para que Willy no lo tome como un loco.

—Que adorable es tu amigo, nos llevaremos muy bien— respondió Willy amablemente.

Y así fue como a Oliver fingió un infarto por la emoción.

Adoptada Por Youtubers. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora