Abril como humano

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(Abril, dimensión humana)

Cuatro meses habían pasado desde que Abril asistía a la escuela. No, seguía pensando que era una completa pérdida de tiempo, pero ahí estaban sus amigas, no podía desaprovechar la oportunidad de estar junto a ellas.

Además, en casa todo el tiempo estaba silencioso, no había nadie que la esperara.

Esa solitaria vida hacía que el ir a la escuela cada día no fuera tan malo.

-¿Abril, qué tienes?- pregunta Valeria a su amiga –Has estado muy extraña el día de hoy

-¿Ah, sí?- pregunta Abril, sonriendo de forma que le restaba importancia a la situación y evitando preocupar a sus amigas.

Abril se encontraba sentada en su lugar de la clase, Jess y Tania paradas a cada lado, Valeria sentada sobre el pupitre.

-Si ocurre algo dínoslo- pide Jess.

-No es nada, lo juro- responde Abril mirando a su amiga directamente a los ojos

-Ya he escuchado eso antes- suspiró Jess –Abril, no quiero que pase lo de la última vez, así que te lo repito, si sucede algo, dínoslo

-La última vez ni yo era consciente de lo que ocurría- explica Abril –Además, no es nada importantes, es solo que... no sé, es extraño

-¿Extraño?- pregunta Tania -¿A qué te refieres?

-Son mis dones de ángel, me dicen que algo ocurrirá muy pronto... y muy cerca- admite Abril, dando un largo suspiro.

-Descuida, estamos contigo- la anima Valeria.

Abril agradece el apoyo, pero no les dijo todo a sus compañeras. Sus dones de ángel le advertían que algo sucedería, pero para ser más precisos, era su lado de ángel de la muerte lo que hablaba en su mente. No era que fuera a suceder algo malo nada más, sino que alguien moriría.

La campana sonó, dando inicio a las clases.

Como todos los días, el profesor entró al salón, vestido de traje y con su maletín en mano. Dejó sus cosas en el escritorio y comenzó la clase de matemáticas.

Una simple explicación sobre gráficas y planos.

Abril por un momento creyó que estaba siendo demasiado paranoica. Se suponía que al haber estado por tanto tiempo lejos del mundo mágico que había abandonado, la magia se alejaría de ella y volvería a ser una humana poco a poco. Así ocurrió en el pasado, tal vez volvería a ocurrir.

-¡Carla, pasa al frente a resolver el ejercicio!- pide de repente el profesor, ofreciendo el gis a su estudiante.

Todas las miradas fueron a parar a una joven que se sentaba hasta el fondo del lugar, de largos cabellos negros que formaban divinos risos cada vez que se peinaba de coletas.

La chica rápidamente levantó la mirada, era demasiado obvio que había estado usando el celular en clase, cosa que al profesor le molestaba demasiado.

Carla podría evitar un reporte si lograba responder el ejercicio correctamente. La joven no era tonta, valía la pena intentar cumplir el reto.

Se levantó y dirigió hasta la pizarra.

Miró un momento el ejercicio y comenzó a escribir. Entre números y líneas, el ejercicio se fue resolviendo. Las complicadas fórmulas fueron más lógicas y los resultados aparecían poco a poco.

Carla no era un genio matemático, pero hacía su esfuerzo por pasar la asignatura.

Toc-toc.

El génesis de Aprire [Las crónicas de Abril #5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora