Es un precioso día...

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(Dieter, dimensión humana)

El hechicero seguía ahí, en la casa de Abril, esperando tomar una decisión. Ese era un lugar seguro, pero lo más sensato en ese momento sería ir al centro de la ciudad y unirse a la batalla.

¿Motivos? Solo uno, poder proteger a Abril.

Esa chica seguía siendo su fascinación, no quería que le sucediera nada malo, ya la había perdido una vez, no quería dejar que eso pasara de nuevo.

De repente, un estruendo se escuchó en la planta alta.

Se suponía que no había nadie en a casa además de él, por lo que su primer pensamiento era que había un intruso dentro.

Subió las escaleras, paso por paso. Preparó un pequeño hechizo y revisó habitación por habitación, sin encontrar nada en su camino. Finalmente, indagó en la habitación de Abril, donde encontró un pequeño florero de cristal destrozado en el suelo.

Miró alrededor, no había señales de que hubiese habido alguien en el lugar recientemente, pero no había más explicaciones.

Dio media vuelta, decidido a salir del lugar, sin embargo, grande fue su sorpresa al encontrarse con un espectro extraño.

Solo una sombra negra, es todo lo que lograba distinguir, además de un aura oscura, llena de odio y rencor.

Dieter dio un paso adelante, intentando averiguar qué era esa criatura frente a él, sin embargo, dos ojos rojos aparecieron en el rostro del espectro, que se abalanzó contra él, atravesándolo y desapareciendo casi al instante.

El hechicero cayó al suelo.

Se levantó con dificultad, con una vista borrosa que solo le permitía distinguir manchas de colores.

Poco a poco, la vista se fue aclarando, fue en ese momento que Dieter se dio cuenta de que se encontraba en medio de una calle, en pleno día, con personas caminando sobre la banqueta, una gran variedad de vendedores ofreciendo sus productos en las tiendas. Simplemente, un escenario cualquiera.

De repente logró ver a una mujer corriendo por entre las personas y cruzando la calle a toda prisa, pasando muy cerca de él.

En ese mismo instante, vio a una niña pequeña que perseguía a la mujer y se detenía justo en el instante en que sus pies llegaron al asfalto.

Esa niña pasaría desapercibida de no ser por esos ojos azul metálico que poseía.

La niña gritó.

-¡Anastasia!

La mujer no volteó, pero de pronto, un coche apareció muy cerca de ella.

Fue lo único que Dieter pudo ver antes de aparecer de nuevo en la habitación de Abril.

-¿Qué fue eso?- se preguntó él mismo. Tal vez un recuerdo del espectro.

Era momento de irse.

***

(Tania, dimensión humana)

Tania caminaba rápidamente. Se había alejado de todos los aliados de Aprire, estaba segura de que nadie lo notaría, el problema es que muy pronto tendría que ayudar en el conjuro, y si llegaba tarde a ese momento, Lío se molestaría.

De repente, chocó con una mujer.

-¡Auch!- exclama Tania, pero cuando levantó la mirada, se encontró con una cara conocida –Oh, oficial Ellen, ¿qué hace por aquí?

-Investigo Tania, gusto en verte- responde ella.

-Igual, pero debo irme

-¿Por qué tanta prisa, Tania?

El génesis de Aprire [Las crónicas de Abril #5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora