Desperté de madrugada. Tenía un poco de "resaca", que curioso, no tomé tanto. Aunque al hacer remembranzas de lo ocurrido llegué a la conclusión de que la cruda era moral.
Pronto sentí sobre mí todo el peso de mi desgracia. Me sentí fatigado. Sin ánimo para levantarme ni siquiera al baño, pero sentía ganas de orinar, así que vencí mi falta de energía y caminé unos pasos. Me dí cuenta de que estaba vestido. Me quité la ropa y la boté sobre la cama, en un silencio que dejaba escuchar mi respiración y el sonido de las prendas al cruzar por el aire. Caminé desnudo y lentamente al baño. No cerré la puerta, ¿Para qué? Tuve flojera de orinar parado. Me senté sin encender la luz y liberé mi vejiga de su peso. El alivio me hizo desear volver a la cama, así que regresé bajo las sábanas. Me acurruqué en posición fetal y cerré los ojos. No pude dormir... pensaba, solo pensaba. Reflexioné en que justo antes del rompimiento, yo me había cuestionado las razones para estar con Alejandra. Pero aún así me sentía enormemente dolido por el engaño. ¿Como era posible? La razón me decía que no era lógico, pero el corazón no entendía de lógica. Me sentía insignificante. Alejandra no me consideró lo suficientemente bueno para quedarse conmigo. Soy tan solo un estudiante, emigrado de un mísero poblado que apenas aparece en el mapa. Mi familia ni siquiera es importante en ese pueblucho. Y yo lo soy menos en esta ciudad. En el hospital...soy uno mas y ya, no llego a interno, menos a residente. Los grandes jefes de enseñanza, de cirugía, de trasplantes... ni siquiera saben que existo... Como dicen: el último nivel en la escala evolutiva. Quise cerrar los ojos, pero ya los tenía cerrados. ¿No se pueden cerrar mas? Quise enterrar mi cabeza, pero ya la tenía enterrada bajo la almohada. Quise hacer pequeño mi cuerpo, pero ya estaba hecho un ovillo. Quise callar, pero no había voz en mi boca. Tan solo apreté mis párpados y todo mi cuerpo y rogué en silencio porque el sueño volviera a llegar. No quería pensar... pero no puedo dejar de hacerlo. Duré una eternidad así, o al menos eso creo... y luego volví a dormir.Abrí los ojos nuevamente ya con la luz del día entrando por mi ventana. Pensé que era lunes, y sin importar la hora que fuese, aún sin mirar el reloj, ya debería estar en el hospital, tan solo por la claridad. Siempre veo el amanecer cuando ya estoy ahí.
Curiosamente no sentí ansiedad alguna. Creo que perdió importancia lo que pudiera decirme mi residente al que fui asignado. Malditos residentes. Tan solo nos dejan el trabajo sucio y luego "se paran el cuello" con los médicos especialistas. ¿Quien lava las heridas infectadas? Los preinternos. Que ¿Quien hace las solicitudes de exámenes? Los preinternos. Que ¿Quien lleva las interconsultas? Los preinternos. Y a la hora de los reclamos: -¡El preinterno Valerio no pidió sangre disponible para el paciente! -Sí, así es la vida del mas débil. Y me faltan varios años para llegar a ser médico residente... si es que llego.
Así que mejor me quedo en la cama, no me importa. ¡Se puede caer el Hospital Central con todo y su Morones Prieto! ¡Me vale! Me quedé otro rato.No pude dormir, así que fui a la cocina por un vaso de agua y ví el reloj... las 8:40. Se me salió un suspiro al pensar que a esta hora Alejandra ya estaba en los quirófanos. ¿Estaría pensando en mí? ¿Me extrañaría? ¿O estaría feliz de poder verse libremente con el tal Álvaro "muerde vulvas"? ¡No me importa! ¡Son basura los dos! Me tomé mi vaso de agua y me sorprendió el nudo en el estómago que el líquido trató de desenmarañar al pasar. No lo logró por completo y sentí náuseas. Dejé el vaso en el fregadero y pensé que tenía que comer algo, mas no tenía hambre. Abri el refri y... no había gran cosa, al menos nada que se me antojara.
Regresé a la cama. Mejor espero que se mejore mi estómago.
Traté de dormir, pero ya no pude. Acomodé la almohada para quedar semisentado y tomé el teléfono. Al activar la pantalla busqué llamadas o mensajes o algo de Alejandra... nada. Lo boté al buró.
Tras unos instantes lo volví a tomar y abrí mi libro. ¡Por fin algo bueno! ¡Juno entró a mi departamento otra vez! La tenía de nuevo a mi lado viviendo aventuras fantásticas en mundos aún mas fantásticos. Y yo estaba a su lado, personificado como el hombre que ella amaba aunque no lo quería reconocer. Al fin un sentimiento alejado de la tristeza acudía en mi salvación. Tal vez no cerca de la felicidad, pero, ya era algo que estuviera lejos de la tristeza.
Pero... claro que las cosas no podían remediarse tan fácil... el capítulo que leí en esa mañana... era el último escrito, la historia estaba inconclusa. Me asaltó de nuevo la desesperanza. - ¡No Juno, no me puedes hacer esto! ¡Regresa! ¡Tu mundo es el escape de mi realidad! ¡No me dejes tu también! ¡Eres mi heroina!
-Busqué los rastros de Juno. Su último comentario tenía mas de un mes. Busqué en sus otras obras. Lo mismo. Ya había leído sus poemas con anterioridad y los volví a leer buscando pistas. Solo me llenaron mas de desesperanza, me describían a la perfección. Ya había olvidado el llanto de la noche anterior, pero la humedad en mis ojos me refrescó la memoria. Me sentí "la oveja negra en el rebaño blanco, el lince nevado entre los tigres pardos" * Por qué me haces esto Juno?
Lo último que hice fue buscar entre los lectores a alguien que pareciera muy interesado. Les escribí a muchos preguntándoles por ella y nadie sabía nada, hasta que una llamada Rafaela, también mexicana me contestó que tampoco sabía que pasaba, pero sí de algunos problemas emocionales y era todo. ¿Que problemas? Una mujer con ese temple no puede sentirse mal, eso se queda para nosotros, los débiles mortales.
Aventé el teléfono sobre la cama y me volvía refugiar entre las sábanas. Por fin me volví a quedar dormido, pero era un sueño intranquilo, sentía que tenía períodos de conciencia y daba vueltas a la cama y luego un sopor pesado me tenía hundido en el colchón. En uno de esos períodos de conciencia vi a Juno a mi lado, sentada. Empezó a mover la boca pero de su boca no salían palabras. Yo tenía los ojos cerrados, ¡Pero la veía! En un momento sentí que podía abrir los ojos... ella desapareció. Los volví a cerrar y la vi reaparecer justo para decir: -"catorce" .
Seguí abriendo y cerrando los ojos como en un juego estroboscópico y logré rescatar varias palabras aisladas que no significaron nada para mi: un "debes" otro "catorce" y lo mas preocupante: un "necesito"...
Eso me hizo despertar súbitamente. La había visto. ¡Vi a Juno! ¿O fue un sueño? No había nada en la habitación que indicara que había habido otra persona. Salvo Alejandra ayer. Estaba enfermo. Vi el reloj. Iban a dar las 12. A las 12 tenía una clase de endocrinología en la universidad.
Consideré que ya era demasiada cama.
Alcanzaría a echarme agua en la cara y llegar a tiempo. Necesitaba aire fresco.
Además, necesitaba comer algo. Lo podría hacer por ahí cerca, hay muchos "changarros" que venden comida para estudiantes en los alrededores.
Me puse la misma ropa de ayer y salí haciéndole gestos al sol como reclamándole su brillo.
¿También él estaba contra Valerio? Le hice una seña obscena con la mano con que cubría mi rostro.
Subí al chevy... ¡Al diablo los espejos! No quiero mas visiones. Y enfilé rumbo a la universidad.......... ........ ........ ........
*J.S. Nita. LETRAS SIN RUMBO "Rareza" (fragmento)
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LA INFRUCTUOSA BÚSQUEDA
RomanceCuando Valerio separó con delicadeza los desnudos muslos de Alejandra, acariciando su blanca y suave piel que tanto lo excitaba, cuando fue acercando su ansiosa boca a esa vulva en llamas esperando percibir de nuevo ese sabor y esa textura que lo h...