Capítulo 18 .- SPIRA

61 4 4
                                    

Creo que solo dormí unos minutos. La ansiedad de creer que estaba al final de mi búsqueda no me dejó conciliar un sueño profundo. Pero sí me hizo tomar nuevas energías para decidir internarme en el pueblo caminando. Lo que me faltaba del túnel no era tanto, según recordaba, así que me bajé del auto con una gran determinación. Me eché al hombro la bota de cuero, al cinto el machete... y acaricié el ojo de venado que colgaba de mi cuello antes de empezar a caminar. Me percaté de que el nudo de vainillas estaba igualmente en mi cuello. Recordé las palabras de Isabel: -"Aquí está su flor, lo demás depende de usted"

Caminé lentamente en la penumbra. Hay algunas luces espaciadas que mal iluminan el túnel. Lo suficiente para transitar, aunque no lo ideal, pero en esta carrera que he emprendido donde todo es extraño, ya no aspiro a que algo sea ideal.
Conforme avanzo mi mente va hurgando en mis recuerdos. Es la remembranza mas triste que se puede guardar de un lugar, el haber pasado por él acompañando a los restos de un ser querido. Siempre he pensado que ya no hay forma de desligar el lugar y el recuerdo, sin embargo hoy transito por aquí con el propósito de buscar a Juno, así que me pregunto si mi aseveración anterior seguirá siendo cierta. Creo que al final de todo esto tendré mi respuesta.
Seguí caminando y pensando. Luego me pegunté qué me esperaría al otro lado del túnel... Real de Catorce, sin duda; pero, ¿En que lugar del pueblo deberé buscar a Juno? ¿Como saberlo? ¿Me servirán las claves que me dio? Ya solo me queda el "Noise Rpd" seguiré buscando mi sitio ruidoso. No veo como hallaré ruido en un pueblo con diez habitantes, de los cuales cinco deben ser perros. Porque la mayoría de los habitantes se fueron hace prácticamente cien años cuando terminó el auge minero. Quedaron unos cuantos que sobreviven con la agricultura, que no es mucha porque el terreno es sumamente desértico, o bien del turismo, ya que la desolación propia del lugar atrae a muchos locos como yo.
Precísamente en esas estaba cuando el pueblo me recibió con el silencio y la soledad de sus calles empedradas. No se veía ni un alma, ni siquiera los perros que imaginé salieron a recibirme.

Me quedé unos instantes sin saber por donde ir, pero luego recordé que en las ocasiones anteriores la caminata sin rumbo había sido mi mejor aliada, así que simplemente seguí caminando confiando una vez mas en mi buena suerte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me quedé unos instantes sin saber por donde ir, pero luego recordé que en las ocasiones anteriores la caminata sin rumbo había sido mi mejor aliada, así que simplemente seguí caminando confiando una vez mas en mi buena suerte. Muchas construcciones estaban en ruinas, era evidente que nadie las utilizaba. Otras se mantenían en pie por ser hechas de piedra, no tanto por el cuidado de sus dueños, aunque se notaban las huellas de esas personas. Al avanzar por entre sus calles empinadas e irregulares mi vista fue atraída por una torre de iglesia. No recordaba que estuviera en esa dirección, pero pensé que hacía mucho tiempo que había estado por aquí y la memoria no me ayudaba. De cualquier modo avancé en dirección a la iglesia. Algo podría encontrar alla.
Conforme me acercaba la calle se fue haciendo mas irregular, parecía que hubiesen destruído el empedrado y no lo hubieran reparado. O bien que hubieran arrojado mas piedras sobre la calle.
Mi sorpresa fue mayor cuando observé algunas piedras de tamaño demasiado grande para considerarlas como parte del empedrado, ¡Algunas como del tamaño de una mesa! -Esto no es normal- pensé. Y dirigí mi vista a mi alrededor. Las construcciones eran cada vez menos y en su lugar se hallaban piedras sobre piedras como después de una demolición. Seguí avanzando con dificultad hacia la torre de la iglesia al tiempo que la claridad del día empezaba a iluminar la escena con una rapidez muy extraña. Aquello parecía una zona de guerra. Sin embargo, las piedras no estaban sueltas solamente encimadas, sino que estaban bien adheridas unas con otras, como si estuvieran fundidas... ¿O como si lo hubieran estado en el pasado? Un momento... son iguales que las piedras que usó Juan para calentar el temazcal, ¡Son piedras volcánicas! ¿De donde salieron en este pueblo donde no hay un volcán cerca? O al menos no que yo recuerde.
Cuando llegué a la iglesia, o lo que quedaba de ella, mi sorpresa fue mayor; una solitaria torre quedaba en pie junto al portal de entrada. Lo demás estaba en ruinas y se notaba que literalmente había sido bombardeado por las piedras volcánicas. No cabía duda, eran los efectos de una erupción volcánica. Estoy seguro porque visité un pueblo en Michoacán donde ocurrió eso y exactamente así quedó, con los edificios cubiertos por las piedras volcánicas, que en su tiempo debió ser lava lloviendo del cielo. Todo adherido en un solo bloque.

LA INFRUCTUOSA BÚSQUEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora