CAPÍTULO 3: Sólo amigos

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Y allí estábamos los tres sentados en la situación más incómoda en la que he estado en toda mi vida, peró Adrián no parecía notarlo. Él sólo sonreía como un tonto todo el tiempo pensando que nosotras dos nos haríamos grandes amigas.

Estábamos sentados en una mesa de cuatro al lado del cristal que daba a la calle. Scarlet también sonreía peró sólo cuándo él la miraba, porqué cuándo no, ponía una cara de que me iba a matar realmente terrorífica. Estábamos sentados ellos dos de lado y yo en la silla de delante de Scarlet. Y bueno creo que mi cara no sabía esconder tan bien cómo la de Scarlet la tensión había entre las dos.

- Oye, ¿estás bién, Marnie? Te noto un poco pálida- me dijo Adrián preocupado.

- Traigo pastillas para el dolor de cabeza, si quieres una...- dijo Scarlet con su voz de angelito.

- N-no no gracias, me encuentro estupendamente- lo único que me podía dar esa loca era matarratas.

De repente Adrián me guiño el ojo en señal de qué le dijése la verdad de la "pequeña riña" que habíamos tenido Scarlet y yo por el "empujón".

- Bueno verás Scarlet, si te acuerdas el otro día tuvimos una discusión por un empujón- dije remarcando las palabras "un empujón"- y yo, como eran casi las ocho de la mañana estába medio dormida y no supé encontrar bien las palabras para decirte que no fuí yo.

- Ya me acuerdo. Adrián me lo ha contado todo y si lo dice él te creo- dijo hechándole una miradita a Adrián que me hizo poner los pelos de punta de la rábia.

- ¡Bueno pues solucionado!- dijo Adrián con una gran felicidad- Ahora ya no os tenéis que tener ningún rencor la una a la otra.

- Eres tan bueno, gracias por ayudarnós a resolver el malentendido cariño.

- De nada- dijo él inocentemente con una sonrisa.

Así que estuvimos hablando un poco de los profesores y la escuela la mayor parte del rato que quedaba.

- Bueno me tengo que ir ya- les dije, ya que tenía que ir a atletismo.

- Sí, yo también- dijo Scarlet.

- Bueno pues os invito yo a las dos, voy a pagar.

- Gracias- dijimos a la vez.

Se levantó y se fué a la barra. Y en cuantó él no estaba, Scarlet, también llamada cuándo mostraba su personalidad oculta "La Recarnación de Satanás" mostró su verdadero ser.

- Eschucha, no sé cualés son tus objetivos. Peró cómo le muestres la fotografía a Adrián te vas a meter en grandes problemas.

- Ya está, ¿nos vamos?- dijo Adrián abriendo la puerta de salida.

- Sí amor- dijo Scarlet después de lanzarme una mirada asesina.

Y bueno, si me quería meter en aquel problema ajeno a mí, ya lo había conseguido. Ya estaba metida hasta el fondo. Así que salir de él ya no era una opción.


Pasaron los días hasta llegar a Lunes. Y sí, no hay mejor momento para pensar en quién demonios decidió que solo habría dos días de fiesta por semana que un Lunes por la mañana mientras te cepillas los dientes. Porqué, por muy extraño que parezca, aquel día me había levantado temprano. Me había levantado a las cuatro de la mañana y cómo no conseguía reconciliar el sueño decidí despertarme para empezar el día. Me preparé un vaso de leche caliente con cereales y me lo comí mientras miraba la televisión. Salí temprano de casa, con tiempo de sobras para llegar al instituto. Estaba muy asustada, no iba tarde. Quizás era un buen presagio o quizás acabaría el mundo. Llegué allí tan temprano que la puerta del instituto no estaba ni abierta. Me senté en un banco justo al lado y me puse a mirar el móbil hasta que alguien me llamó la atención.

Déjà vu. Los ojos azul y verde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora