- ¡¿De verdad te llevó a un hostal?!- dijo Carlota súper emocionada y casi chillando justo en medio de la clase. No pasó ni un segundo y ya le estaba tapando la boca con cara de querer asesinarla. Miré a mi alrededor y parecía que nadie nos prestaba atención, por lo que ante sus ojos de corderillo suspiré y bajé mi mano. Nos encontrábamos en medio del descanso entre clases y el profesor estaba tardando un poco más de lo habitual.
- No voy a contarte nada más si no bajas el volumen.
- Lo siento mucho, no he podido contener la emoción. Te juro que ya no subiré más el tono de voz, pero sigue la historia.
- Vale...- dije rodando los ojos.- ¿Pues por dónde iba? Ah sí, el hostal. Fuimos allí simplemente por la lluvia, y después de lo de la playa te puedes imaginar lo tenso que era el ambiente...
- ¡Hubo confeti!- exclamó antes de dejarme terminar.
- ¡¿Qué?!¡No! ¿Quieres dejarme terminar?- dije alterada con un leve tono rojo en las mejillas.
- Una vez en la habitación, me fui a duchar y entonces me dí cuenta de que me había dejado la ropa seca fuera de lavabo, por lo que tuve que pedírsela a él, con la mala suerte de que hubo un accidente y me vió en toalla. Yo me avergoncé mucho, pero el se quedó muy serio y me empecé a preocupar de que le pasara algo. Por lo que cuando entró él a ducharse le pregunté el motivo de su seriedad, y finalmente tras una intensa conversación me dijo que estaba así porque trataba de... -hice una pausa dudando de si usar o no la palabra que tenía en mente- ....contenerse.
- Por lo qué terminaste entrando al baño con él, tras sus bellas palabras...- dijo en un tono poético.
- Más o menos- le dije apartando la mirada.- Y bueno, entonces el ambiente se torno bastante pasional, y ya te puedes imaginar que una cosa llevó a la otra y terminamos en la cama...-continué contando con mucho esfuerzo por la vergüenza que me estaba dando recordarlo- y...
- ¡Hubo confeti!- exclamó de nuevo con los ojos como naranjas.
- ¡No! Pero porque me llamó mi madre, justo en ese preciso instante, para informarme de vuestro afortunado encuentro en el supermercado que destruyó mi cuartada...
- ¡No me lo puedo creer!- dijo riendo.- ¡Soy imbécil! ¡Por mi culpa no pudiste entrar al mundo de los adultos!- exclamó chillando como había hecho en el inicio de la conversación, y esta vez le tapé la boca casi para asfixiarla.
Miré a mi alrededor y nadie parecía prestar atención pero al girarme mirando de reojo vi a Alexander justo sentado en la silla de atrás, donde antes no había nadie, mirando el móvil con expresión seria. Volví a mirar hacia delante tratando de disimular, no sabía si lo había escuchado, ni cuánto hacía que estaba allí, pero a tan corta distancia no le habría supuesto un gran esfuerzo. Solté a Carlota, quien me miró con un puchero a modo de disculpa. Me hice un poco la enfadada pero finalmente cedí ante sus cosquillas. Entonces se giró y le preguntó a Alexander la hora, un poco para ver si estaba muy distraído o no.
Aunque parecía extraño, aquellos dos habían empezado a hablarse como hacían antes. Alexander ni siquiera le había pedido perdón, pero aún y así Carlota, quien aseguraba saber que no se disculparía desde un principio, había empezado a hablarle cordialmente. En parte era porque le conté cuanto me había ayudado Alexander durante el concierto. Y por otra parte también me había dicho que ella sabía que si no le hablaba le prestaría aún más atención de la que quería, y no ayudaría en nada a restarle importancia para olvidarle.
De repente vimos entrar una hermosa y larga cabellera dorada por la puerta de clase, dejando a la mitad los presentes en clase hipnotizados. Como siempre Samantha irradiaba una especie de luz deslumbrante que por ahí donde pasaba recolectaba miradas de deseo y celos de todos los presentes. A veces hasta me ponía algo ansiosa ir con Carlota y Samantha a los sitios, porque llamaban mucho la atención y siempre me daba la sensación de que alguien miraba hacia nosotras.
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Déjà vu. Los ojos azul y verde.
RomanceMarnie es un chica de dieciséis años que decide ir al instituto Bellevue para cursar bachillerato, y tiene una característica poco común, el color de sus ojos. En ese año de instituto se enamora de Adrián, un chico con un corazón enorme. Pero una se...