CAPÍTULO 22: La habitación

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- ¿Y ahora que hacemos?- fui capaz de decir finalmente.

- No lo sé, deberíamos esperarnos por aquí cerca hasta que nos dejen pasar.

- Debería avisar a mi madre de que llegaré más tarde, debe pensar que he ido al instituto.

- Si, tienes razón- me dijo él.

El ambiente continuaba muy pesado, y aquel inconveniente parecía obra del destino.

Adrián aparcó la moto y se quedó esperándome junto a ella mientras yo me fui andando para llamar a mi madre. Una vez le dije una excusa bastante creíble y colgué, empecé a pensar en qué podía hacer para normalizar el ambiente mientras esperábamos. Miré hacia la playa y sin duda no era una opción como lugar de espera.

Finalmente volví hacia donde se encontraba y por alguna razón a medida que veía su rostro de perfil no podía dejar de pensar lo especialmente guapo que se veía. Giró el rostro hacia mí al ver que venía, y se separó de la moto.

- Marnie, ¿ha ido bien?

- Sí sí, ahora mismo me encuentro en casa de Carlota haciendo un trabajo- dije irónicamente.

- Ya veo- rió levemente.

Apenas le salía la sonrisa. Me di cuenta de que estaba un poco más serio de lo normal, aunque quizás estaba dándole demasiadas vueltas a las cosas. Pero debía normalizar el ambiente.

- Entonces, ¿quieres ir a dar una vuelta nocturna por el pueblo mientras?

- De acuerdo.

Pero en el maldito pueblo habían cerrado casi todas las tiendas. Las frías calles estaban desiertas. Traté de actuar como por la mañana, pero el ambiente seguía igual de cargado. Empecé a pensar que quizás había pasado algo más aparte de lo que había cargado el ambiente en un primer momento. Quizás le había dicho algo que le había sentado mal, o había hecho algo que no le había gustado.

- Escucha Adrián, ¿hay algo que-

Me detuve al notar que una gota de agua había caído en mi rostro. Entonces otra, y otra. Hasta que, muy oportunamente, se puso a llover como si se tratara de una ducha. Fuimos corriendo a refugiarnos en el portal de una casa.

- Mierda, ¿qué vamos a hacer? Estoy empapada.

- Deberíamos ir a algun lugar caliente o vamos a resfriarnos.

- ¿Dónde? Está todo cerrado y no creo que nos dejen entrar en demasiados lugares con lo mojados que vamos.

Entonces sin cambiar aquella expresión algo seria que se le había quedado, señaló un edificio con luz. Leí el nombre de aquel lugar. "Hostal Bella mar". Enseguida empezó a latirme el corazón a cien por hora. Debía ser una broma, aquello era demasiado para mi después de todo lo ocurrido.

- Deberíamos comprar ropa seca e ir a cambiarnos allí o esperar hasta que pare de llover.

Le miré y asentí deslizando la mirada al suelo.

Así pues fuimos corriendo bajo la lluvia hacia la única tienda que encontramos abierta y para mi mala suerte solo era de ropa de hombre. Aún y así decidimos comprar algo simple para los dos, todo con el dinero de Adrián. Después nos dirigimos al hostal y pidió una habitación de una persona para una noche, aunque no llegaríamos a dormir en ella.

Llegamos a la habitación y nos quitamos las chaquetas empapadas.

- Siento que debas pagarlo todo... Si lo hubiera sabido habría traído más dinero.

- No te preocupes por eso. Mejor entra a darte una ducha de agua caliente antes de ponerte la ropa limpia, porque estás temblando. Yo ya iré cuando termines.

Déjà vu. Los ojos azul y verde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora