¿Estaba soñando? Adrián me acababa de ¡¿BESAR!? Definitivamente debía estar soñando. Me repetía mientras él tenía su cabeza apollada en mi hombro y sentía su respiración un poco agitada. Peró era demasiado real, aunque se tratara de un sueño, me sería completamente imposible olvidar ese beso.
Moví mi mano lentamente para que mi hombro no se moviera con ella. Y cuándo la tenía justo encima de mi brazo izquierdo me pellizqué tan fuerte qué mi hombro acabó por moverse haciendo que Adrián retirara la cabeza.
¡¿No era un sueño?!
Adrián me observó unos instantes y se dió cuenta.
- Te acabas de ¿pellizcar?- dijo intentando aguantarse la risa peró no lo logró- Tranquila Marnie no estás soñando.
Me enrojecí aún más. Mi mirada estaba perdida, no sabía dónde mirar.
- Eres un poco tontita- dijo sonriéndo mientras me daba un golpecito en la frente- ¿De quién crees que me había enamorado, si no de ti?- hizo una pausa- No sé si tienes la autoestima muy baja o qué.
De repente sentí que volvían a caer un montón de lágrimas de mis ojos.
- E-espera, ¿ahora que ocurre?- dijo sin comprender-¿He dicho algo que no debía?
- No, es...-hipé- esque est...-hipé-oy muy feliz.
Sentí de nuevo sus cálidos brazos envolverme. Desde que conocía a Adrián había llorado tantas veces. Creo que cada vez con más facilidad brotaban de mis ojos esas pequeñas gotas de agua. Me había hecho estar indefensa, sensible, había cogido mi coraza y la había roto en mil pedazos.
- Te quiero, Marnie- susurró.
Llegué a casa eufórica. No me lo podía creer, pese haberme pellizcado varias veces, aún me daba la sensación de que todo sería producto de mi imaginación y en un momento dado despertaría en la realidad. Enseguida fuí a la cama y después de dar un montón de vueltas en ella, quedé profunadmnte dormida.
Rojo. Un líquido rojo mancha la nublada imagen de lo que parecen ser mis manos. Seguidamente cómo si me hubiera teletransportada a otro lado, puedo ver el mismo líquido caer del cielo cómo la propia lluvia. Mi vista vuelve a nublarse por completo y cuándo vuelvo a ver parezco estar en un sitio distinto. Miles de cruces cristianas gigantes de madera se alzan sobre mi colocadas una detrás de otra. Me hacen ver diminuta, como una mota de polvo en la inmensidad del mar. De repente caigó en el vacio, un extraño vacio que no parece tener final. Peró alguien me coge de la mano y hace que deje de caer para siempre. Ahora me encuentro mirando mi propio reflejo en un espejo y siento como alguien me abraza por la espalda. Sus cálidos brazos me dan paz, pero por otra parte, hay un sentimiento mucho más fuerte dentro de mi, culpa. No sé la razón por la cuál me siento egoísta, dólida y triste, peró sé que tiene algo que ver con la persona que está justo detrás mío. Intento ver más alla de sus brazos y empiezo a subir la mirada lentamente, peró justo antes de poder ver su rostro, el espejo se rompe en mil pedazos junto con todo lo demás.
Me desperté alterada, cómo si acabara de tener una pesadilla. Mi respiración estaba agitada y me dolía mucho la cabeza.
- Maldita sea, ¿que ha sido ese sueño?- susurré mientras masajeaba mis sienes.
Aún no había salido el sol, así que me volví a tumbar en la cama intentando conciliar el sueño, peró tenía miedo de volver a aquel lugar creado por mi imaginación. Me senté apoyando mi espalda en la pared dónde se encontraba la almhoada. Abracé mis rodillas y me quedé unos segundos mirando la nada. Empecé a preguntarme porqué me había parecido tan real aquel sueño y enseguida volví a quedarme dormida, peró esta vez no ví nada.
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Déjà vu. Los ojos azul y verde.
RomantikMarnie es un chica de dieciséis años que decide ir al instituto Bellevue para cursar bachillerato, y tiene una característica poco común, el color de sus ojos. En ese año de instituto se enamora de Adrián, un chico con un corazón enorme. Pero una se...