Y ahí estaba yo, nerviosísima, corriendo hacia el lugar dónde habíamos quedado. Porqué como era de esperarse, iba tarde. Al llegar allí Adrián estaba apoyado en una pared mirando el móbil.
- Ya pensaba que no vendrías- dijo sonriéndo.
- Lo siento, es que aunque me esfuerce siempre acabo llegando tarde a todas partes.
- Tranquila, era broma. No está muy lejos el sitio peró tenemos que ir sin entretenernos por qué si no perderá su gracia.
- ¿Porqué perderá su grácia y dónde quieres ir?
- No te lo puedo decir hasta que lleguemos.
- Vale...- dije haciendo un puchero.
Íbamos andando mientras hablábamos y de pronto llegamos a un puente con una apariencia bastante nueva y moderna. Estaba en un sitio poco transitado de la ciudad por lo que no pasaba casi ningún coche. Había un rio justo por debajo del puente bastante cargado de agua. De repente se paró en mitad del puente se subió al especié de escalón, que me llegaba por la barriga, la función del qual era hacer de barandilla, se subió encima y se lanzó hacia abajo.
- ¡Adrián!- grité asustada.
- ¿Qué?- me respondió.
Miré hacia abajo y ví que se encontraba de pie en una especie de pasarela no muy amplia de metal que se encontraba debajo.
- Menudo susto me has dado- dije con la mano en el pecho. Él sólo se limitó a sonreír con picardía.
- Ven aquí- me dijo tendiéndome la mano.
- No sé yo, me dan un poco de miedo las alturas...- dije asustada viéndo que si caíamos de la pasarela de metal ya no había vuelta atrás.
- Tranquila es más seguro de lo que parece.
Finalmente decidí hacerle caso. Y bajé allí. Nos sentamos y mientras él miraba hacía el frente yo no podía evitar mirar su perfil. Al estar poniéndose el sol su cabello parecía anaranjado. Desde esa posición también pude ver lo largas que eran sus pestañas y sus ojos verdes parecían tener luz propia.
- ¿Te gusta lo que ves?- me preguntó sin apartar la vista del frente y yo me pusé nerviosa pensando que me había pillado infraganti mirándole- A mi me fascina, siempre vengo aquí para verlo cuándo tengo tiempo. ¿No es fantástico?
Entonces miré al frente y entendí lo que estaba diciendo. Él sol se estaba poniendo justo delante nuestro por las montañas y se reflejaba en el rio. El cielo era de un montón de colores distintos y a lo lejano se divisaban algunos pájaros volando en él. Las nubes estában rosadas y parecían de azucar y el sonido del agua junto con el del viento hacían una maravillosa simfonía. Aquel lugar era realmente hermoso, peró, al cabo de poco no pude estarme de volver a mirar a Adrián de incógnito, porqué de todo lo que había allí en ese momento lo que más me fascinaba era él. De repente volvió a hablar y miré hacia delante rápidamente.
- Sobre todo me gusta venir cuándo estoy pasando por algo malo o que me preocupa. És como si después de verlo me tranquilizase.
- ¿Y te quedas aquí sólo triste en vez de contárselo a tus seres queridos?
- No me gusta preocupar a los demás- dijo poniéndo la sonrisa que siempre usaba para ocultar sus sentimientos.
- Pues no me parece bién. La próxima vez que vengas aquí y estés triste o preocupado llámame y vendré corriendo a ayudarte- le dije seria.
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Déjà vu. Los ojos azul y verde.
Storie d'amoreMarnie es un chica de dieciséis años que decide ir al instituto Bellevue para cursar bachillerato, y tiene una característica poco común, el color de sus ojos. En ese año de instituto se enamora de Adrián, un chico con un corazón enorme. Pero una se...