CAPÍTULO 19: El pasadizo del terror

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Entré por la puerta principal del instituto con pasos rápidos y grandes que denotaban seguridad, debía tenerla porque me esperaba un día largo. Hoy era el día del festival y me había estado mentalizando la noche anterior: llegaría puntual, estaría muy centrada y sobretodo no dejaría que hubiera error alguno en el concierto. De momento había llegado solo dos minutos tarde al instituto, y para mí ese era un gran logro. Todo esto se debía al mensaje que me había mandado Carlota el día anterior. No se encontraba aún lo suficientemente bien como para ir al festival y encargarse del concierto. Se disculpó conmigo muchas veces y le dije que estuviera tranquila, iba a llevarlo todo tan bien como habría hecho ella.

Miré por la ventanilla de la clase antes de entrar, esta era un alboroto. Todos corrían arriba y abajo cogiendo materiales, pintando pancartas, imprimiendo folletos, buscando cables y sobretodo quejándose. Abrí la puerta, y todo el mundo se me quedó mirando. Enseguida se acercaron a mí y preguntaron por Carlota, la necesitaban para mil cosas ya que era la que lo había organizado casi todo hasta ahora. No pusieron muy buena cara cuando les dije que ella no estaba y solo podían contar conmigo. Tenía ya cierta fama de no ser una chica demasiado vivaz, por decirlo de alguna forma. Era normal, hasta ahora casi todo lo que había hecho era estar en las nubes haciendo con la calma lo que Carlota me pedía.

- Estad tranquilos- les dije por la mala cara que pusieron.- Podéis contar conmigo como si fuera Carlota, ya me ha explicado todo lo que os ha mandado hacer y lo que falta por hacer hoy. Voy a a intentar no cagarla como siempre.

- Dudo que eso sea posible- dijo Natalia, una de las locas que iba detrás de Alexander. No era la primera vez que se metía conmigo. Normalmente me quedaba callada sin saber que responder a sus burlas, algo avergonzada. Pero esta vez la ignoré brutalmente, tenía otras cosas en la cabeza más importantes.

Escaleras arriba, escaleras abajo, que si bajaban un altavoz que pesaba como un muerto, que si no quedaba tinta en la impresora, que si habían escrito mal el nombre de una banda en una pancarta... Cuando llegó por fin la hora del patio estaba sudando, y tan solo nos encontrábamos en primavera. Aunque también es verdad que aquel día hacia mucho calor. Todos fueran a comer sus bocadillos y descansar un rato. Yo sin embargo me quedé sola en el teatro subiendo los altavoces al escenario. Quería avanzar trabajo, además sabía que con los últimos cinco minutos de patio tenía más que suficiente para comerme el bocadillo de queso que llevaba en la mochila. De repente la puerta del fondo del teatro se abrió y entró alguien vestido con una sudadera negra y con su capucha puesta. Llevaba un instrumento en la espalda, debía ser alguien de clase. Cuando se acercó un poco más pude identificar su rostro.

- Veo que te has dignado a venir. Ya estábamos planeando que grupo cambiar para concluyera el concierto en vez del tuyo- le dije a Alexander.

Me miró serio sin mostrar expresión alguna y subió su bajo encima del escenario para seguidamente subir él de una salto.

- ¿Y Carlota?

- Dudo que te importe demasiado saber de ella.

- No preguntaría si no me importara- dijo como si yo fuera idiota.

Los dos estábamos encima del escenario y un foco nos daba luz desde lo alto del techo, lo demás estaba oscuro. Di unos cuantos pasos hasta que nos quedamos a unos  pocos metros de distancia.

- Mira, lo último que necesito es que te hagas el tonto. Carlota me ha contado lo que sucedió, ¿vale? Creía que dentro de toda tu faceta de imbécil te preocuparías un poco más por los sentimientos de alguien. Y aún mas tratándose de Carlota. ¿Tu sabes cuánto le importas? ¡No tienes ni idea! No te mereces que alguien así se preocupe por ti.- Hice una pausa y le miré con la mirada llena de odio.- Como le vuelvas a hacer daño no quedarás tan bien parado.

Déjà vu. Los ojos azul y verde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora