Parte IV

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Milo podía verlos desde la ventana del aula, ella le tocaba la mano preocupada observando las vendas, mientras Vito levantaba los hombros tratando de calmarla. Aquella mujer le parecía tan aburrida no tenía ninguna gracia, siempre se refería a ella como "el esperpento" aunque no frente a su hermano, tampoco era suicida. Su hermano acaricio la mejilla de la muchacha y Milo tuvo un escalofrió que le recorrió toda la espalda.

_ No está bien que mires así a la novia de tu hermano.

Su mejor amigo Sam se sentó en el banco junto a él y codeo su estómago de manera juguetona, tenía el cabello pelirrojo y su apariencia era como la de cualquier chico de 17 años.

_ Sabes que no miro a ese esperpento.

_ Tampoco es fea.

_ Tiene buenas tetas, nada más.

_ Bueno no hace falta mirarle la cara si tenes la tuya sumergida en sus tetas y haciendo ruido de motor.

Milo lo miro completamente fastidiado y bastante asqueado, no quería pensar en Vito con ella no quería pensar en su hermano con el rostro sumergido en... no, no lo pensaría. Cerró el puño y golpeo con fuerza el hombro de Sam.

_ Cállate estúpido me das asco.

Su amigo rio mientras se frotaba el hombro herido y bajo del escritorio para sentarse en la silla de al lado. Eran compañeros de banco hacía ya cinco años, Sam sabía todo sobre Milo todo excepto claro sus verdaderos pensamientos hacia Vito. Aunque solía decirle que tenía un complejo de hermano con Izzi, no se imaginaba el gran complejo de hermano que poseía con su gemelo.
La puerta del aula se abrió y el profesor entro por ella, Milo levanto la mirada al instante era aquel hombre del día anterior, su cabello lucia aún más desprolijo y su barba continuaba sin afeitar. Pero aquello no fue lo que llamo la atención de todos, sino el hecho de que había entrado con un cigarrillo prendido en su boca.

_ Saquen los cuadernos de dibujo... -dio una pitada a su cigarrillo y lo apago humedeciéndose los dedos y presionando los mismos contra la punta- Ah sí, fumar es malo niños no lo hagan.

Milo frunció las cejas, habían tenido profesores cuestionables pero sin lugar a dudas aquel debía ser el peor adulto que conocía. Su miradas se cruzaron y sintió una sensación extraña en el estómago, no había notado cuan verdes eran sus ojos.

_ Oh, pero si es el niño perro.

Las miradas de todos en el aula se dirigieron a Milo, entrecerró sus ojos mirando fijo al profesor y exhalo con fuerza. Sentía las mejillas sonrojadas y aquello le molestaba en demasía, odiaba ser el centro de atención cuando no era su cometido.

_ Ayer me preguntaba si tendría el gran placer de tenerte en mi aula.

Milo se contuvo, no podía contestarte frente a todos, mordió su piercing retorciendo el labio inferior sentía tantos deseos de insultarlo que le preocupaba liberar su boca y terminar por hacerlo.

_ Nada que decir? Bien, pasare lista entonces.

Comenzó a nombrar los apellidos uno por uno, escuchando el respectivo presente y el muy ocasional ausente. Hasta que finalmente llego a su apellido, era el último en la lista al menos desde que se había separado de su hermano.

_ Saccente?

Milo levanto la mirada casi perforando con los ojos al profesor.

_ Guau.

Milo había ladrado de una manera lacónica, sus compañeros comenzaron a reír y una pequeña sonrisa curva se formó en la boca del profesor.

_ Saccente? Tu apellido me suena, tenes un primo acá?

_ Gemelo –contesto Sam- totalmente idéntico.

Milo pateo a Sam por debajo del pupitre. "Que?" modulo su amigo.

_ Son hermanos? Gemelos idéntico? –el profesor lucia perplejo- cómo?

_ Nunca te contaron lo de la cigüeña, el repollo, la semillita?

_ Pero... –aun así el mayor pensaba que lo estaban engañando.

_ Sexo sin condón, óvulo que se separa, Hola -Milo agito la mano saludándolo mientras la clase volvió a romper en carcajadas.

_ Mmm interesante, me encantaría escuchar más al respecto, después de hora en la sala de castigos.

"Cagaste" susurro su amigo en su oído, pero Milo simplemente mantuvo la mirada fija en aquel profesor tratando de analizarlo, de comprender qué demonios era ni siquiera se había presentado.

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