Parte XXVII

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Había pasado más de una semana desde aquel beso, ocho días, veintitrés horas y cincuenta y siete minutos, para ser exactos. Se había quedado los primeros días en el departamento de Sam, pero era muy pequeño y odiaba invadirlo de esa manera. No quería volver a su casa, pero tampoco le gustaba ser una carga para nadie. Aun no entendía por qué Vito lo había besado, porque no le había dado ninguna explicación, porque seguía caminando de la mano con su novia por el pasillo como si nada hubiera pasado. Su relación había sido tan tensa y distante los últimos años que realmente creía su hermano lo odiaba, pero ahora ya no sabía que pensar. Milo se alejó de Vito porque su deseo de monopolizarlo era demasiado intenso, quería que su gemelo fuera suyo y de nadie más, no quería compartirlo en ningún aspecto, entonces por qué se había sentido tan mal el besarlo, porque le dolía tanto, de alguna manera sentía que había traicionado a Aiden.
El profesor no insistió con el tema, pasaron la noche anterior en su estudio mientras Aiden pintaba, no había pasado nada más entre ellos que unos besos simples. Milo sabía que Aiden le estaba dando un espacio sin presionarlo, a lo cual estaba agradecido pero por otro lado lo extrañaba, que lo abrazara y lo buscara le hacía falta, pero con su orgullo y lo confundido que se encontraba respecto a todo no pensaba decírselo.
Milo salió de la habitación de Aiden cerrando la puerta con cuidado, Izzi se había quedado a dormir en el departamento con ellos. Camino hasta la cocina observando al mayor limpiar los platos de la comida, se acercó y tomando un repasador por el camino se puso a su lado, agarrando el primer plato para secarlo. Aiden lo observo de reojo sonriendo ligeramente.

_ Te tomo bastante tiempo.

_ Al fin logre que se durmiera, me hizo contarle el cuento de cenicienta cinco veces.

_ Trajo el libro con ella?

_ No, trate de acordarme cual era pero... cenicienta era la de la manzana roja?

_ Esa es Blancanieves.

Aiden cerró el agua fría depositando el último plato sobre el secador de metal inoxidable de manera pensativa. Nunca había sabido mucho de las princesas de Disney, pero le sorprendía un poco Milo tampoco supiera, pero usualmente era Vito el que se encargaba de contarle cuentos antes de dormir.

_ La de la torre y la bruja dragon?

_ Esa no es... Rapunzel y la Bella durmiente?

_ Entonces no sé qué clase de historia acabo de contarle una y otra vez.

Aiden sonrió de manera chueca dando la vuelta para apoyar la espalda contra el mostrador, se quedaron en silencio por unos minutos mientras Milo continuaba secando unos vasos, girándolos por el repasador de manera ausente. Últimamente el menor actuaba de aquella manera, hablaba como si nada pasara, como si estuviera conforme o incluso feliz, pero luego se sumergía en profundos silencios.

_ Estas bien Poodle?

Milo dio un pequeño salto sorprendiéndose, miro fijo el seca platos apoyando las manos junto con el vaso y el repasador sobre la encimera.

_ No te molesta?

_ Que no sepas de las princesas de Disney? Un poco.

Milo lo golpeo ligeramente con el puño cerrado en el hombro.

_ A veces contestas como Sammy y me resulta extremadamente perturbador.

_ Debería sentirme celoso?

_ De Sam? No me hagas regurgitar la comida.

Aiden sonrió e inclinándose beso su mejilla con tanta naturalidad que provoco que Milo se sonrojara, el menor lo siguió con la mirada por la cocina mientras abría la heladera y sacaba una lata de cerveza de la misma. Había visto a Aiden siempre beber champagne en los eventos, por lo cual le resultaba bastante extraño verlo con algo tan común como una lata de cerveza.

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