El viaje fue muy tranquilo aunque pasaron discutiendo la mayoría del tiempo, Aiden criticaba la música que quería escuchar Milo y Milo la suya, luego hablaron de épocas de arte e influencias y volvieron a discutir. Tenían charlas inteligentes que en un segundo se tornaban a apodos infantiles y berrinches. Llegaron finalmente a la posada donde se hospedarían, tenían habitaciones separadas Milo no supo bien porque pero aquello le había decepcionado un poco, no era que quería dormir con él pero podrían haber compartido una de dos camas.
Dejo su bolso y comenzó a arreglarse, antes que nada necesitaba una ducha se sentía sucio después de varias horas en auto. Una hora y media más tarde sintió dos golpes a la puerta, termino de abrochar su chaleco de cuatro botones y camino hacia ella abriéndola.
_ Listo? ...
Aiden lo observo fijamente y sonrió de lado. Milo tenía el cabello trenzado, pero había hecho con él un rodete por su cabeza dejando todos sus mechones perfectamente hacia atrás, las mechas lilas se entremezclaban con las grises que ya se le habían decolorado. Sus ojos turquesa estaban delineados de una manera felina terminando con una pequeña punta negra que sobresalía de ellos. Llevaba una camisa blanca tan pegada a su cuerpo como era posible, y el chaleco negro marcando su cintura. Un cinto negro con una pequeña calavera plateada y un pantalón de vestir achupinado negro, el toque de color esta vez lo daban sus zapatos, los cuales combinaban con sus ojos.
_ Debo admitir que sos andróginamente perfecto poodle.
_ Volveme a decir poodle y el andrógino vas a ser vos cuando te las rebane con un cuchillo.
Aiden sonrió de lado casi riendo, dio un paso entrando a la habitación y lo agarro del mentón, las mejillas de Milo tomaron color casi al instante.
_ Qué... mierda haces?
_ El piercing... no está.
Milo movió el rostro liberándolo de su agarre de manera brusca, retrocediendo un paso para alejarse de él.
_ Eso podías notarlo sin tener que agarrarme. Creí que se vería mejor, además aún tengo este.
Saco la lengua extendiéndola, el palo del aro continuaba siendo negro pero en los extremos en vez de la pelotita del mismo color tenía un dado.
_ No sé si sentirme asqueado o excitado respecto a eso.
_ Vámonos antes de que el asqueado sea yo.
Comento Milo haciendo una mueca y tomando su porfolio, Aiden lo siguió caminando a su lado por el pasillo.
_ Estoy esperando que me des un cumplido.
_ No pienso mirarte.
_ Porque no? –pregunto el mayor casi riendo.
_ Porque no. Vamos.
_ Pero poodleeee! Elegí está ropa solo para vos!
_ CALLATE!
Milo lo había observado de manera rápida y al abrir la puerta del todo se dio cuenta que no quería analizar lo que tenía puesto, que no quería ver su cuerpo en aquella ropa, ni como la había combinado, ni como le entallaba el cuerpo. Un vistazo rápido había servido para saber que no quería ver más. Mucho tenía con tener que ver su rostro perfectamente afeitado y la línea perfecta de su mandíbula y su cabello con el copete de costado. La forma en la que Aiden se presentaba fuera del colegio era más de lo que podía soportar en aquel momento, lo confundía tanto.
Fueron caminando hasta la galería, encontró caras conocidas ni bien entraron y varias mujeres lo saludaron, recordaba sus nombres aún y se imaginó que la misma gente solía ir a la misma clase de eventos.
Lo que definitivamente había cambiado era que Aiden no dejo su lado en toda la noche. Lo presento a varios conocidos, hablando de él y con él de diversos temas, le acercaba comida cada vez que el mozo pasaba y sonreía cuando sus miradas se cruzaban. Milo comenzaba a pensar si realmente aquello no era una cita. Pero aquel pensamiento causo tanto pánico que lo descarto al instante. Un mozo le ofreció una copa de champagne y Milo la tomo, sintió enseguida una mano que lo tomaba de la cintura y lo acercaba de costado.
_ Chts! No de nuevo.
_ Pero...
_ No voy a llevarte a cuestas borracho otra vez.
_ Ah! así que vos me llevaste?
_ Quien más sino princesita?
Aiden tomo la copa de su mano y bebió de ella, estaban parados lado a lado y sin notarlo, o al menos eso pensaba Milo, el profesor había dejado la mano en su cintura. Los latidos de Milo comenzaron a acelerarse.
_ Así que... -dijo una mujer algo mayor llena de joyas y pasada de peso- es este tu nuevo novio?
Milo se sonrojo por completo y lo alejo quitando su agarre y casi empujándolo, Aiden comenzó a reír por su reacción y casi al instante la señora se unió a Aiden con las risas y se disculpó.
_ Es mi alumno –explico el mayor.
_ Oh... sabes que casi todos los pintores eran amantes de sus discípulos –la señora continuo riendo, mientras Milo se mimetizaba con la alfombra roja del suelo.
_ Lo tengo muy en cuenta. –Le susurro Aiden a la señora mientras le guiñaba un ojo- Veni vamos a tomar aire antes de que te de una embolia Milo.
Lo tomo de la mano y camino hacia la terraza, saludo al pasar a algunas personas asintiendo con la cabeza, Milo miraba el suelo y esperaba no fuera un faro rojo entre todos aunque sabía que lo era. Salieron a la terraza Aiden cerró la puerta detrás de sí y caminaron hasta el barandal, el lugar era simplemente hermoso, una terraza grande de forma circular rodeada por árboles con las estrellas y la ciudad a lo lejos, tan solo unas pequeñas farolas negras antiguas iluminando alrededor. Apoyo a Milo contra el barandal blanco y se posiciono delante suyo, lo tomo de ambas mejillas sintiendo como quemaban a causa de su sonrojo.
_ Cuando te conocí jamás pensé que fueras la clase de chico que se sonroja.
_ Cállate.
_ Oblígame. –contesto levantando una ceja.
_ La mujer... dijo tu nuevo novio... trajiste a muchos acá?
_ No Milo, en treinta y tres años no he tocado jamás a una mujer o un hombre.
Milo entrecerró los ojos y lo miro enfadado.
_ Detesto que me tomes el pelo.
_ No estoy tomándote el pelo –Aiden se acercó un poco más a él soltando una de sus mejillas, pero dejando la mano sobre la otra- haces preguntas estúpidas... -susurro muy cerca de sus labios.
La puerta de la terraza se abrió y Aiden tiro la cabeza hacia atrás frustrado.
_ Oh siento interrumpirlos, pero te necesitan para el brindis Aiden.
_ Mierda... –dijo por lo bajo- de acuerdo, voy enseguida.
Busco los ojos turquesas de Milo y sonrió resignado.
_ Ya vuelvo, toma un poco de aire mientras.
Se alejó de él entrando a la galería, Milo quedó de pie hasta que la puerta volvió a cerrarse y de a poco deslizo su cuerpo por la baranda sentándose en el piso. Su mente iba a mil por horas llenándose de preguntas y dudas, sintió deseos de levantarse y arrojarse por el balcón pero sus piernas no respondieron y las odio por ello.
"Qué demonios iba a pasar? Qué demonios estaba haciendo? Iban a besarse? Que los interrumpan había sido algo bueno o no? Sí, debía ser algo bueno..."
ESTÁS LEYENDO
Twin Set
Teen FictionMilo no tiene un estilo definido, podría decirse que es una mezcla de todo un poco, podría decirse que simplemente quiere ser único, original, la gran ironía de su vida ya que cuenta con un ser que hasta tiene sus mismas huellas dactilares. Vito por...