Spirit. [Terminada]

Décima parte: No.

Veo a Ruth y a Shane hablando.

- Ven Hope, te voy a coger las medidas. -me dice Ruth en cuanto me ve.

- ¿Has despertado a tu tía para esto?

Nadie contesta, por lo que supongo que la respuesta es un sí rotundo.

- No es molestía Hope, no te preocupes.

- Ruth, yo sé coser. Puede irse a descansar, y gracias.

La acompaño a donde ella se dirige apoyada en mí. A su habitación.

- Gracias preciosa. -se despide acariciándome la mejilla.

Cuando vuelvo al salón veo a Shane con los brazos cruzados, parece enfadado.

- Ahora parezco estúpido.

- Lo eres, no hacía falta despertarla.

- Tú eres la que te metes en líos si no vas bien vestida, no yo.

Se sienta en el sofá y yo me pongo junto a la mesa, para estar algo más cerca y poder hablar sin hacer mucho ruido.

- ¿Tú cómo vas a ir? -pregunto.

- Con el viejo esmoquin de mi padre.

- Mira, a las siete vienes aquí otra vez y te vistes. Mientras yo me hago el vestido. Y ahora lleva a tus hermanas a jugar a algún sitio libre, escucha los cotilleos de Lizzie si es necesario, y ya está.

Mi faceta de madre responsable volvió a salir a la luz, haciendo que Shane me contestara con:

- Das miedo, pareces un mostruo del orden.

- Vamos, no tenemos todo el día.

Se levanta con desdén y al cabo de unos diez minutos salen por la puerta donde habían dormido. Podía ver como Annie ya esta ilusionada por ir, pero Lizzie aún tenía cara de dormida.

- Que os lo paseis bien, y sed puntuales. -me despido.

Cuando los veo lejos me vuelvo a la mesa, llena de telas y una máquima de coser. "Tengo mucho trabajo." pienso.

Me mido "86, 66, 87..." No son las medidas perfectas, pero me concentro en el vestido.

Elijo un tono azúl que resalta mi piel morena, y al cabo de unas horas ya lo he cosido, con algunas dificultades, la verdad.

La primera vez me venía demasiado estrecho, la segunda demasiado grande, pero a la tercera va la vencida, aunque me venía un poco apretado del pecho podía pasar, y como era casi la hora, decido ducharme en el baño que me habían enseñado antes.

Por última vez me reviso en el amarillo espejo del baño. Estoy presentable. O eso creo.

El vestido solo consta de un tirante, y desde la cintura tiene un poco de tul, que llega por las rodillas. Esto es todo lo que quiero. Yo no pido un elegante vestido con grandes piedras Swarovski cosidas. Sólo esto.

El pelo echado todo a un lado para mostrar parte de mis rizos, y sólo me faltaba una cosa, mejor dicho, dos cosas. Los zapatos.

Cuando salí del baño encontré a Ruth limpiando los cristales de la cocina. Esta mujer no para.

- Perdone Ruth. ¿Tendría algún zapato de la talla 38? -pregunto.

Ella alza la mirada un poco para verme, pero luego vuelve a lo que estaba haciendo.

- Por suerte, son unos tacones altos negros. -mira mi atuendo-. Aunque no encajan con ese diseño tuyo.

- No se preocupe.