- Perdone, ¿dónde se encuentra Carl? -Pregunto apretujada entre hombres sucios y aún no saciados de alcohol.
- ¿Carl? ¿Quién es ese?
Al parecer Carl no está aquí. Lo deduzco por la cara extrañada del camarero, que limpia uno de esos vasos alargados con un sucio trapo.
- ¡Rata! ¡Dos más! -Pide a gritos uno de los hombres de la barra.
- ¡Ya llevas cuatro, Anzuelo! -Contesta con la misma intensidad de voz.
- Gracias. -Suspiro mientras me voy de todo ese barullo.
Salgo del bar desorientada e instintivamente me siento en la acera de en frente, teniendo la esperanza de que Carl saliera de allí.
Aunque me cuesta saber por qué una madre llamaría a su hijo "Rata" o "Anzuelo", después comprendo que eran tan solo simples apodos que se hacen a través de los años. Seguro que detrás esconden una interesante historia, y seguro que la han contado miles de veces. Y con esa reflexión, puede que Carl tuviera también un pseudónimo, y no lo conocieran por su verdadero nombre.
Igualmente miro el sol y veo como ya está casi abajo. Me vuelvo intranquila.
Después de morderme las uñas unas mil veces, y de darme cuenta que el coche con el que vine no está, me levanto. Estoy desesperada. Sólo han salido cinco hombres del bar. Y ninguno de ellos era Carl. No sé qué hacer. No conozco a nadie, no conozco nada. Me entran ganas de llorar. Esta no ha sido una buena idea. Se me humedecen los ojos. Me rasco la nariz intentando distraerme para no llorar.
Pero me veo interrumpida debido a que pasa un perro corriendo hacia el final de la calle. Oigo lloros. Giro la cabeza y veo a una niña pequeña tirada en el asfalto. Tiene el pelo color cobre, recogido en dos pequeñas trenzas que apenas le llegan a los hombros. Su piel es morena, tendrá unos siete u ocho años y viste con un vestido pequeño de cuadros rosas. Al verla ahí tirada, toca mi fibra de futura madre.
- Oh, ¿qué te pasa pequeña?
Me siento al lado suyo, con sus grandes ojos verdes fijos en mí. En cada movimiento que hago. Me doy cuenta de que ha parado de llorar, pero sigue sin decir nada.
- ¡Annie! ¿Cuántas veces te he dicho que no salgas corriendo? ¡Es tan sólo un perro!
Giro la vista hacia el sonido de la voz y observo cómo viene a gritos una señora mayor, al parecer enfadada y con una niña parecida a Annie, pero más alta y con más egoísmo reflejado en sus ojos.
- Dios Annie, eres una pesada con los animales. -Dice la mayor mientras pone sus ojos en blanco.
- Lizzie, no seas así.
En ese momento se dan cuenta de mi presencia. Me encuentro allí sentada al lado de la pequeña y cambian radicalmente la cara.
Lizzie se aleja de mí, pero la abuela no. Viene con curiosidad hacia mí.
- Tú no eres de aquí, ¿cierto?
Me planteo preguntar un "por qué". Pero miro hacia abajo, y con mi aspecto es fácil de averiguar. Pantalones chinos marrones, una blusa color coral y las típicas zapatillas de oxford con apenas tacón.
- ¿Qué haces en la calle?
Por un momento no sé qué decir, y me quedo con la mente en blanco. Pero luego recuerdo el artículo que leí hace poco y recordé mi "historia" planeada por el Sr. Brown.
- No sé, yo vivía, bueno vivo en la placa C, en Dhilios y me he despertado aquí sin razón alguna. -Digo con miedo.
- Oh, sí. Leí algo.
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Spirit. [Terminada]
Fiksi RemajaAño 2116, todo ha cambiado. El mundo está dividido en placas por riqueza, desde la placa A+ hasta la placa F. Todo el mundo parece estar conforme con eso, pero Hope, una mujer que pronto va a entrar en la vida adulta, no soporta su entorno en la pla...