Octava parte: Repeat.

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Camino hasta la habitación de la niña y al salir, después de treinta minutos, parezco una morcilla gigante.

Un top rosa, tan largo como los centímetros desde mi ombligo hasta el borde de mi pecho, unos pantalones (si se pueden llamar así) cortos, que parecían más unas bragas, y un par de chanclas completaban mi vestimenta.

Según las pequeñas, su prima Cinthya muchas veces se quedaba a su casa a dormir y varias veces se había dejado parte del equipaje.

Al pasear por el corto corredor me siento expuesta, intento estirarme la camiseta pero si la tenso de abajo se me ve más el escote y si la tiro desde arriba más barriga se muestra. Es todo un dilema.

La respuesta de los ojos de Beth y Shane valían millones. Beth tenía la boca abierta y los ojos como platos, dentro de nada vendría a taparme; Mientras que Shane con la misma expresión representaba incredibilidad, buscaba alguna razón con la mirada del por qué de llevar esa vestimenta. Aunque su segunda reacción fue reírse de mi.

- Pero... em... cariño.

Se quita la chaqueta de lana, que me sorprendo de que la lleve. Debe hacer más de treinta y cinco grados.

- Lizzie y Annie dicen que es la única ropa que me puede quedar bien. -Explico.

- Deja que te tape las piernas. -Dice agachándose y tapando con su chaqueta desde mis rodillas hasta mis tobillos.

- Beth, por favor. -Digo mientras le ayudo a ponerse recta. -No pasa nada, solo es una visita a su tío Simon, que es el padre de Cinthya según me han contado. -Continúo mirando a las niñas.

- Por eso exactamente. Él ya ha perdido la fe en ella, pero quería que tuviera un poco de fe en ti.

- No todo es la apariencia.

Intento quitar peso al problema, pero ni yo estoy muy convencida.

-Shane. -Llama Beth girándose hacia él.- Deja de reírte.

Él aún con la mano sobre la boca para que no se le viera la bromista sonrisa asiente, pero es evidente que no va a parar.

- Voy con Annie y Lizzie a ver si hay algo más, Shane no hagas tonterías.

Vuelve a asentir.

- No pensaba que tuvieras unas piernas tan largas. -Suelta mirándome de arriba a abajo.

Involuntariamente, me tapo las piernas con mis brazos, lo que le hace reírse más.

- Estoy seguro que si no fueras tan cabezota, tendrías a todos los chicos del pueblo detrás tuya, incluído a mí.

- Si crees que voy a abrirme de piernas al primer halago estás, muy equivocado. -Respondo seria.

- Tal vez al primero no, pero al mil dos cientos cincuenta y tres, sí.

- Ni aunque me dijeras un millón de estupideces.

- Es cierto, eres demasiado lista para creértelas.

Sonrío al ver que ha entrado en razón.

- Pero sé que dentro de esos ojos negros hay alguna chica alocada que busca desesperadamente un chico para que le ayude a salir, y yo estaré allí para ver como pierdes tanta rigidez.

Me quedo de piedra. Sinceramente me ha llegado. Ha hecho que me quede como una piedra por dentro, e intento que no se me note en la cara.

- ¿No sabías que era tan profundo? -Se burla.

"Demasiado tarde." Pienso.

- Creo que tenemos que irnos ya. -Digo con la esperanza de que lo deje pasar, pero en mi interior sé que no es de rendirse fácil.

Spirit. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora