Epílogo.

44 7 0
                                    

Un diciembre acostada en el sofá y viendo como se quemaban los troncos en la chimenea pensé en Shane, algo habitual en mi actual vida.

Mi vida era con mi comprometido y ahora marido Arthur Lavigne, cada vez que iba a casa de mis padres evitaba ver al señor Harrison y hablar con el, si eso sucedía tenía que escusarme e ir al baño a secarme mis pupilas inundadas. Aunque Shane no estuviera presente, a mi lado, lo estaba en mis pensamientos.

Ese día del último mes, recordé el porqué iba a la placa F, era por una "pócima" que según me comentó el señor Brown, que no lo había visto desde esa última vez, hacía a las personas inmortales.

¿Y si Shane lo había tomado? Tal vez esa última vez que lo vi no estaba muerto del todo. 

Me pasé varias semanas buscando sobre su familia, sobre su tío y no encontré nada. Pero un día apareció la tal Gwendolyn en el periódico anunciando su boda con un gran magnate de las comunicaciones. Tenía que encontrarla y preguntarle.

Arthur sospechaba algo de mi, pero como casi nunca estaba a mi lado no se sabía ni la tercera parte del tiempo que gastaba en esa simple pista.

En el periódico indicaba que la entrevista había sido concedida en el apartamento de la próxima pareja Tomson, y en la calle donde se encontraba. Tan solo tenía que ir allí.

A mitades de enero coincidí, o espero que ella lo piense, en la opera con Gwendolyn y en los servicios de las señoras le pude sacar algo de información sobre Simon. 

Según la rubia, él y un chico muy guapo de su familia habían subido hasta la placa B por un invento creado por el chico. Me apunté el numero que aún conservaba y prometimos que nunca contaríamos nada de esto a nadie. Ella porque no quería que supieran que había salido con una persona de tan baja popularidad y yo por algo que no quise comentarle, pero a pesar de su corta lucidez ella entendía que era algo bastante gordo.

Durante varias noches rezaba a un dios que no creía que existiera que ese teléfono fuera de Simon, y que ese chico guapo e inventor fuera Shane. Yo no quería marcar el número, no quería perder esa esperanza.

La segunda semana de febrero me atreví, me tomé un vaso de whiskey y llamé. Me respondió una mujer, con algunas risas, pero no puede hablar.

Tal vez el móvil era de la mujer, y tal vez la había cogido porque Simon lo había dejado cerca de ella. Después de tres días y junto a cuatro vasos se whiskey volví a llamar, esta vez me respondió un hombre. 

Era Simon.

Estuvimos hablando algo mas de dos horas y me explicó todo lo sucedido después de mi pensado secuestro. Todo el pueblo pensaba que mis supuestos secuestradores ya sabían donde estaba y por eso dispararon a Shane porque este intentó salvarme.

A la edad de dieciséis les daban a todos los habitantes esa medicina contra la muerte, así que después de unas semanas en el hospital, Shane ya podía casi caminar. Pero no podía recordar.

El medicamento borraba la memoria de seis meses atrás así que no se acordaba de mi, ni de nada que pasara en esos seis meses. Todos los del pueblo se involucraron en la gran mentira de decirle a Shane que había estado estos meses en coma ya que se había caído de la casa de Cinthya. Todos pensaron que era lo mejor para el.

Actualmente estaba con una chica llamada Emma, la relación iba viento en popa, las dos se querían y algunos ya oían campanas de boda. Yo por mi parte, le conté toda la verdad de que él ya sospechaba aunque no pensaba que era a tan alta escala. 

A lo largo de ese tiempo no pare de llorar, de pedir perdón por todo, de quererle ver aunque estuviera comprometido y aunque me había confirmado varias veces que Emma era una chica maravillosa y yo no dudaba que lo era, sentía una horrible sensación cuando hablaba o la mencionaba.

A veces, por las cosas que me contaba, le tenía envidia, ya que a parte de tener a Shane, ella le hacía ser mejor persona, ser mas centrado y amable.

El 24 de junio y después de quedar varias veces con Simon para que me contara que le iba la vida al amor de mi vida sin estar yo en su vida, ese día de verano lo vi.

Él estaba junto a ella en la playa que estaba enfrente donde Simon y yo quedábamos a hablar en la placa B. 

Shane sonreía, sin parar, había cogido sol y eso le resaltaba el bañador azúl que llevaba puesto. Emma era un chica de mi estatura y que como él y como yo cuando estaba con él no paraba de sonreír, algunas veces cuando Shane miraba al horizonte ella le miraba como yo solía hacer cuando nos sentábamos en las escaleras mientras todos dormían la siesta.

Tenía el pelo rubio con mechas castañas y ojos verdes. Los dos juntos hacían una pareja envidiable.

Desde ese día no volví a verle ni hablar con Simon.

Decidí que no iba a destrozar su vida otra vez, que por mucho que me doliera quería que Shane fuera feliz y que aunque nuestro amor no sea para siempre, cuando alguno de los dos (que iba a ser yo) recuerde la forma que nos mirábamos y que solo entendíamos nosotros, cuando alguno de los dos recuerde como nos sentimos significará que en realidad esos dos meses tan recordados nunca se acabaron y nunca lo harán, porque algo se acaba cuando se olvida y por mi parte, aunque no quiera, siempre lo voy a recordar.

Spirit. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora