6. Secretos

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El sol se oculta lentamente, y los últimos rayos de sol dejan ver una ciudad encantada y mágica, aunque con un mal en el interior. No se puede ver, pero se percibe en el ambiente.

Salgo corriendo para escabullirme por las calles y poder llegar a mi casa. Apenas hay gente en la plaza del mercado, y algunas de las que me ven dicen susurrando a mis espaldas algo así como "Ese es el que se ha enfrentado a la presidenta... Sí, es increíble..." Por muy increíble que haya sido mi actitud, ahora lo tengo que pagar caro. Cada acto que hago tiene sus consecuencias, pero este se ha llevado la palma. Toda MEKÁNIKA me está buscando para matarme.

En este momento no sé adónde ir. No puedo ir a mi casa, es el primer lugar en el que MEKÁNIKA me buscaría. Tampoco me puedo quedar por ahí, en la calle. Tarde o temprano acabaría también en sus garras. En casa de Colin... todavía no tengo mucha confianza, y él tiene los mismos problemas que yo, aunque menos graves. En fin, decido ir a casa de Kirsten, y no me acuerdo de su madre hasta que llego a la puerta de su casa y la llamo. Mientras espero me imagino lo que su madre me puede decir o hacer. ¿Sabe que he escapado de la Torre Negra? ¿Ha descubierto que casi mato a Ailann?

Kirsten abre la puerta, y lo primero que me dice es:

- ¿Cómo has escapado de la Torre Negra?

- Mira, Kirsten... Se acabó: odio a MEKÁNIKA, quiero que desaparezca. No puedo soportarlo más. Llevo mucho tiempo intentando decírtelo, pero no me atrevía hasta hoy. Me da igual lo que diga tu madre, pero sea como sea voy a acabar con Ailann y con todo su poder.

Un silencio sepulcral invade la casa. Al fondo puedo ver a la madre de Kirsten, que ha dejado de ver la televisión para ver qué está ocurriendo. Trago saliva y espero la contestación de Kirsten o de su madre.

- Al fin. – dice la madre de Kirsten desde el fondo de la habitación. – Sabía que algún día lo dirías, aunque no pensaba que fuera tan tarde. Supongo que las palabras de Kirsten y mi mensaje te hicieron cambiar.

- ¿Qué? – pregunto, extrañado. Esto sí que no me lo esperaba. ¿No es ella una MEKA? ¿No debería haberme echado de la casa, haberme matado, llevado a la Torre Negra, encarcelado o cualquier otra cosa?

- Ryan, esto es de lo que te hablaba ayer. – dice Kirsten. Estoy perdido, no sé qué está ocurriendo. – Mi madre no es una MEKA; es la directora de la rebelión, y queremos que te unas.

- De todas las personas de Londres que conozco, tú eres la única que es capaz de dar su vida por eliminar a MEKÁNIKA. – continúa Helen (la madre de Kirsten).

- Pero... ¿por qué tienes un traje de MEKA? – le pregunto.

- Es una historia muy larga... Verás, yo apoyaba desde un principio a Ailann, pero las circunstancias cambiaron y me hicieron separarme de ella. Incluso estuvo a punto de exiliarme. Antes de marcharme, robé mi traje y lo guardé, tal vez hiciera falta algún día, y efectivamente la tuvo.

Conocí a tu madre en el mercado. En esa época había sido construido recientemente, y a todos los ciudadanos les encantó aquella maravillosa plaza. Además, la Torre Negra terminó de construirse, e hicieron una doble inauguración. Ella estaba sentada en un banco. La miraba de reojo, pues me parecía que tramaba algo. Tú no estabas con ella, estarías en tu casa.

- No, en realidad sí estaba con ella. – contesto, recordando los acontecimientos en mi interior. – Estaba comprando en el mercado. Creo que fui la persona que lo inauguró, o casi. Después de comprar todo, fui con ella. Cuando vio los tickets de compra, se quejó del coste de los artículos...

- Y se llevaron a tu madre a la Torre Negra. – continúa Helen. – Sí, ese fue el momento en que la conocí. Ese día quedé con ella. Le envié un mensaje, y aunque no me conocía, quedamos las dos en un bar muy conocido en mi barrio. Entablamos una conversación y, lo más importante, empezamos a pensar en la idea de provocar una rebelión que acabara con MEKÁNIKA. Pero ella siempre estaba ocupada, te tenía a ti. – Escucho atento la historia de Helen y de mi madre, y empiezo a recordar algunos momentos con ella. Ahora que lo pienso, no me había dado cuenta de nada de lo que tramaba, lo ha estado ocultando de tal manera que parecía que todo iba bien. – Una noche te dejó a ti solo en casa y fue hacia la Torre Negra. Al día siguiente, cientos de personas querían provocar la revolución. No sé qué hizo, pero no la volví a ver... hasta el día del fusilamiento.

Antes de que ocurriera tal acontecimiento, me coloqué el traje que robé y me puse en la puerta de tu casa para evitar que escaparas. Sabía que estabas viendo todo lo que ocurría. Después de eso, fue cuando te llamé a la puerta. No podía quedarme ahí quieta. El remordimiento invadía mi conciencia, aunque no fuera la culpable de nada. Finalmente abriste la puerta, y ya sabes lo que ocurrió después. Tú y tu odio hacia MEKÁNIKA han hecho que te vea distinto, no como el niño asustado que vi aquel día, sino como un vengador... y como un símbolo de la rebelión.

- Ryan, queremos que seas el colíder de la rebelión. – acata Kirsten.

Un silencio interminable invade la sala en la que estamos. Todavía intento asimilar toda la información. Las piezas encajan, pero no puedo entender nada; estoy en blanco. Y aunque todo encaje, ¿cómo voy a ser yo el colíder de la revolución? Solo tengo dieciséis años, todavía me queda mucha vida por delante, y, además, ¿cómo voy a ser capaz de conducir a cientos de personas hacia el buen camino en la rebelión? Todo parece muy fácil cuando se dice, pero cuando lo piensas te das cuenta de que no es así.

Las gotas de lluvia impactando contra el tejado de la casa rompen el silencio.

- Creo que debería pensármelo. – respondo, finalmente.

- Está bien. – dice Helen. – Si decides ayudarnos, reúnete mañana por la mañana con nosotras, estaremos en casa.

- Vale...

- Si quieres puedes quedarte a dormir aquí. – añade Kirsten, como si me estuviese leyendo el pensamiento. – Puede ser que te estén buscando todavía.

- Sí, sí. Muchas gracias. – respondo.

- Venga, vamos a cenar. – dice Helen.

MEKÁNIKAWhere stories live. Discover now