13. La revolución

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Despierto de una pesadilla. Está oscuro, pero está empezando a amanecer. Me toco el pelo y veo que estoy sudando. Intento quitarme las pesadillas de la cabeza. Ya van cinco en una semana.

- ¿Otra pesadilla? - me pregunta Kirsten. Acabo de despertarla.

- ¿Eh? Ah, sí. Siempre es la misma.

- La del bombardeo, ¿no?

- Sí, es la única que tengo. – Kirsten me abraza y me empieza a preguntar sobre ellas, pero intento hablar lo menos posible.

- Tranquilo, yo he tenido muchas estos días. – sin decir nada más, me besa en la frente y se tumba en la cama.

Ha pasado un mes desde que me nombraron líder de la rebelión. En este tiempo he intentado estar con Kirsten el máximo tiempo posible, y he hecho su deseo realidad: los dos hemos iniciado una nueva vida juntos. No hemos estado mucho el cuartel de los rebeldes, pero hoy toca ir para inaugurar la Torre del Dragón. Sí, ya se ha acabado, y con un resultado final imposible de mejorar, según me ha dicho Beth. No he visto terminada la torre. Mejor dicho, no he visto la torre, porque siempre estaba tapada con un gran plástico.

Después de estar una hora tumbado en la cama sin dormirme decido levantarme y prepararme para la gran inauguración. También intento despertar a Kirsten. Ahora Kirsten y yo estamos viviendo en mi casa. Es más céntrica y está más cerca del cuartel de los rebeldes.

Me visto con el nuevo uniforme de la rebelión. Está compuesto por una camiseta de un color verde no muy intenso, con el dragón dorado en la parte superior derecha y un pantalón verde más oscuro. Mi uniforme tiene además una chaqueta que me resalta como el líder. Kirsten tiene una igual que la mía, pero no se la pone, no le gusta. Después de prepararnos nos dirigimos hacia la nueva Torre del Dragón.

En cuanto llegamos a la orilla del río Támesis se pueden ver dos grandes estructuras que suben hasta el infinito: una es la Torre del Dragón, y otra es la Torre Negra. Dos torres maravillosas que iluminan el cielo de Londres. Aunque la Torre Negra sea de MEKÁNIKA, admiro la gran obra maestra de su construcción. Y la del Dragón... por primera vez puedo verla en todo su esplendor. Es una torre majestuosa. Empieza con los cimientos de acero gris claro, que mientras suben se van anexionando con piezas de acero tintado de color dorado. En la punta, un dragón de oro de dos metros de largo con las alas desplegadas observa todo Londres, atento a los planes de MEKÁNIKA.

Al llegar a la Torre del Dragón, Beth nos da la bienvenida.

- Llegáis justo a tiempo para la última hora. – Kirsten y yo miramos a Beth sin saber lo que quiere decir. – No os habéis enterado, ¿verdad? La rebelión se ha hecho más fuerte y ahora somos el triple de grandes. Unas cuatrocientas personas se han unido a ella en este mes. ¡Es increíble! ¡Esto es una auténtica revolución para nosotros! Es nuestra oportunidad. Reuníos conmigo después de la inauguración para dar un discurso a los rebeldes. – antes de poder decir algo, se marcha hacia el pelotón de gente y desaparece.

- ¿Hemos crecido en número? – pregunta Kirsten, que aún no acaba de asimilar la situación. Para ella es un milagro, ya que la rebelión llevaba mucho tiempo sin apenas gente. No obstante, para mí es un peso más. A esto temía yo cuando dije de ser el líder. Si iba a ser difícil llevar a cientos de personas a la victoria, ¿cómo será llevar a casi miles de personas a ella? Aunque por otra parte me alegro. Somos más, y ahora será más difícil pararnos.

En la inauguración, Beth da un discurso sobre el proceso de construcción de la Torre del Dragón y muestra las principales salas desde fuera. Después, para los más interesados, hace un recorrido por el interior para profundizar más. Kirsten y yo vamos con ella en ese recorrido; nos enseña la sala de máquinas, nueva sala de armamento, la increíble y nueva zona de entrenamiento, los despachos principales (el mío y el de Kirsten) y, en la planta baja (lo ha reservado para el final), el arsenal de defensa, con increíbles máquinas que apenas soy capaz de reconocer. Solo descubro un campo de fuerza, todo lo demás me es desconocido. La antigua guarida supongo que se utilizará en caso de emergencia.

Tras terminar el tour, Beth nos conduce hasta el comedor de la torre, donde nos saciamos de comida en un banquete más grande que el que organizó MEKÁNIKA. Después de comer quedamos con Beth para la reunión.

MEKÁNIKAWhere stories live. Discover now