Salimos del refugio de los rebeldes. Cientos de personas armadas y cubiertas hasta los dientes se dirigen hacia la Torre Negra. Yo voy con ellos, dirigiéndolos. Llevo un uniforme de batalla bastante interesante. Me hicieron uno para mí y a Kirsten, un uniforme para distinguirnos. Es un uniforme gris oscuro que tiene un pequeño dragón dorado que envuelve el brazo derecho. Al final de la manga, el dragón muestra sus fauces abiertas. El resto del traje está hecho con un diseño simple que sirve más para protegernos que para decorar. Aun así, algunas partes del traje encajan perfectamente y decoran bastante bien. Por último, tengo el símbolo del dragón grabado en la espalda, también en color dorado.
- Ryan, nos estamos acercando. – me dice Luke.
- Estad atentos a partir de aquí. – le digo a todo el grupo de rebeldes. – Seguidme.
Ahora, en plena acción, es cuando veo al verdadero líder de los rebeldes. Es un tal Ryan que fingía no poder hacerlo, pero que ahora se ve con unas fuerzas más grandes que nadie. Y no piensa rendirse.
Llegamos a la calle perpendicular a la Torre Negra. El mercado está más vigilado que nunca, incluso han prohibido el acceso. Me extraña que MEKÁNIKA tenga tanto cariño para protegerlos. En los salientes de la torre hay francotiradores y lanzagranadas. Nos preparamos para lo que puede ser la batalla final. Solo hay dos caminos ahora: morir y perder o vivir y ganar. Me armo del valor suficiente para afrontar lo que vendrá y doy la orden.
Un grupo de cinco rebeldes se adelanta con micro-misiles, apuntan a los MEKAs y disparan. El ataque ha sido una sorpresa, aunque se lo esperaban. A muchos de ellos no les dan tiempo a reaccionar. Mientras los rebeldes de los misiles disparan a tutiplén, los demás entramos al mercado y nos cubrimos con lo que vemos.
Los MEKAs de abajo están en las últimas, pero los lanzagranadas y francotiradores nos rompen los ataques.
- ¡Disparad a los lanzagranadas! – ordeno a todos. Rápidamente, el cielo se cubre de una lluvia de balas dirigidas hacia los salientes de la Torre Negra. Mientras tanto, mi equipo y yo nos adentramos por los MEKAs de la parte inferior y rompemos las defensas inferiores.
De pronto, una bala alcanza a Rei en el hombro. Por suerte, no le ha dado en el corazón, pero sí está muy débil.
- Seguid sin mí. – dice.
- No. No te voy a dejar atrás. – Liam intenta ayudarla a levantarse.
Nos cubrimos con la pared de la torre para poder observar el interior. Un montón de MEKAs comienzan a dispararnos. Yo lanzo una granada a un montón de MEKAs, que vuelan por los aires, Luke dispara sin parar a los cascos de MEKAs, y Liam hace lo que puede por cubrir a Rei.
Al final, montones de MEKAs están por el suelo de la torre, pero se aproximan más. Una oleada de tanques aparece por las espaldas de los rebeldes.
- No pueden con todos. Voy a ayudarlos. – comenta Luke, y antes de que pueda decirle algo sale corriendo a la puerta de la torre.
- Sigue tú solo, Ryan. Tú eres el único que puedes frenar esto. – me dice Liam.
- Tranquilo, no pienso morir hoy. – me despido de él y entro en el ascensor.
Lo primero que veo al entrar es la palabra "Kirsten" escrita y pegada a uno de los botones del ascensor. Sin duda, Ailann quiere jugar conmigo. Pulso el botón y espero hasta llegar hasta arriba. Se pueden escuchar explosiones y disparos de la batalla que hay abajo. Empiezo a pensar en Kirsten. ¿Qué le habrán hecho? ¿Estará muerta? ¿O le habrán torturado hasta dejarla tan débil que cuando la salve muera? No lo sé, pero no puedo ponerme sentimental ahora, cuando hay tantas personas que confían en mí. El objetivo es sacar a Kirsten de aquí y matar a Ailann, y eso es lo que voy a hacer.
Salgo del ascensor en la planta destino. Esta zona me resulta muy familiar. Es donde me encerraron a mí. Avanzo despacio por los pasillos de la torre. No se oye nada, ni un MEKA, ni una explosión o disparo. Tampoco oigo a Kirsten. Seguro de que no hay seguridad en la planta, me pongo a llamar a Kirsten.
- ¡Ryan! – me responde Kirsten desde algún pasillo. Sigo su voz hasta dar con ella.
- ¡Ryan! ¡Estás bien! – comenta eufórica. Abro la puerta de la habitación y Kirsten sale directamente hacia mis brazos. – Gracias por venir a por mí.
- ¿Pensabas que te iba a dejar aquí? Venga, vámonos.
- Ailann, me ha dado un mensaje para ti. – me dice con el típico tono suyo de misterio. Te está esperando en la planta baja. – aquí se demuestra lo que suponía antes. Está jugando con todos. Conmigo, principalmente. Soy su blanco.
- Voy a ir a por ella. Súbete al ascensor.
Dejo a Kirsten en la sala principal.
- ¡Kirsten! – grita Liam. Ella va cojeando hacia él, intentando apoyarse en todo lo que puede y evitando hacerse daño y caerse. Me da pena Kirsten. MEKÁNIKA ha acabado con su pierna. Ha acabado con muchas vidas, pero también ha acabado con mi paciencia.
- Ahora vuelvo. Liam, cuídala.
Vuelvo a entrar en el ascensor. Antes de cerrarse la puerta del todo, un tanque dispara hacia la entrada de la torre.
- ¡Kirsten! – grito, esperando respuesta. Una frase, un grito, algo. Pero no se oye nada. Es más, es como si la batalla del exterior hubiese acabado.
- Al fin decides venir a por mí. – se oye a través de un altavoz. – Te estaré esperando. – y después se ríe.
Otra vez ha vuelto a utilizar a Kirsten. No sé si está viva o muerta, pero no puedo hacer nada. Nadie puede hacer nada. Espero a que se abra la puerta del ascensor para salir de él y disparar a todos sitios.
- Me esperaba algo más. – se ríe Ailann, que sale de debajo de una mesa.
Es entonces cuando veo la sala de control de MEKÁNIKA. Cientos de ordenadores y mesas grabando todo. Se puede ver lo que está ocurriendo ahora mismo. Y mi valentía se echa a perder cuando veo todo lo que está ocurriendo mientras luchamos. Los rebeldes están contra las cuerdas en la plaza del mercado mientras escuadrones de MEKAs están masacrando a la población de Londres. Y detrás de Ailann, en una gran pantalla, soy capaz de contemplar el mayor incendio que jamás he visto. Todo el Parlamento está en llamas.
- Tus juegos han acabado mal, Ryan. – continúa Ailann. – Cada pensamiento, cada paso, cada acto que haces. Es lo que hace que estemos así. Mira en lo que te has convertido.
- Me he convertido en lo que la gente quería que fuera. Y desde que mataste a mi madre he soñado con el momento de matarte de una vez. Y por fin lo tengo delante de mí.
- Eres una caja de sorpresas, Ryan, pero esta vez voy a ganar yo. – quita la pantalla donde se veía volar por los aires el Big Ben y pone otra grabación en directo de las ruinas del fuerte Henge. - ¿Has oído hablar alguna vez del alma de MEKÁNIKA? Se dice que se esconde en lo más profundo de Londres, y que cualquiera que se enfrente a él morirá. – en la pantalla puedo ver algo moverse. Una gran masa de metal con conductos por los que circula una sustancia azul muy conductora de electricidad. De pronto, una gran cabeza de metal y con conductos azules sale de los escombros del fuerte. Un enorme caballo de acero sale de la nada.
- En poco tiempo acabará con Londres, Ryan. Lo siento, Game Over. – vacila Ailann, y suelta una carcajada.
No sé qué hacer. No tengo ideas.
- Si quieres te puedo ayudar. Así no tendrás que ver tanta gente morir. – el caballo se dirige con una velocidad inimaginable hacia Londres. – Pero has malgastado la oportunidad. ¡Ah, no! Espera, aún puedo ayudarte. – saca una pistola y me dispara a la cabeza. La esquivo rápidamente y sin pensarlo dos veces salgo corriendo hacia Ailann.
- Sigues sorprendiéndome, Ryan. – su risa es peor que el caballo de acero de MEKÁNIKA.
Y hablando de eso... ya ha llegado.

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MEKÁNIKA
Science FictionSiglo XXIII: Londres es una ciudad hundida en la miseria que provocó la Tercera Guerra Mundial. Enfermedades, revueltas, anarquía... En esta situación aparece MEKÁNIKA, una corporación dispuesta a convertir Londres en la próspera capital que antes e...