Capítulo 2: Sangre Por Todos Lados.

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Habían pasado sólo dos semanas desde que Laura y Héctor se separaron, pero él ya estaba desesperado por volver a verla, abrazarla y llevársela lejos del continente.

Se puso un cigarrillo en la boca y lo encendió, le dio una profunda calada mientras miraba por la ventana de su despacho. Alguien tocó la puerta. Exhaló el humo y tosió un poco.

-Adelante –Su voz sonó ronca. Se volteó y retiró la silla para sentarse. Mariano entró con dos tazas de café y su habitual sonrisa deslumbrante-

-¿Quieres desayunar? –Se sentó frente a Héctor y dejó las tazas sobre el escritorio-

-Sí, gracias –Apagó el cigarrillo consumido hasta la mitad y miró al colombiano- ¿Dónde están los demás?

-En la sala, conversando de nada en particular –Se encogió de hombros- Son algo aburridos así que preferí venir aquí, contigo –Bebió un sorbo de café-

-Me halagas –Sonrió- ¿Charlie no volvió a llamar?

Mariano negó con la cabeza y frunció el ceño.

-Es extraño lo que te voy a decir, pero ese idiota desapareció desde que pedimos el rescate por Laura.

Héctor fijó su mirada en el cajón de su escritorio, donde se encontraba su adorada calibre 22.

-Luego que terminemos el desayuno vamos a visitarlo –Dijo y el colombiano asintió-

Siguieron hablando de otras cosas más, al pelinegro le venía bien distraerse un poco y el cigarrillo no ayudaba tanto como un amigo.

**

-¿Por qué debemos ir? –Se quejó Walter- Ele não nos precisa (1)

-¿Y tú qué sabes? –Mariano lo miró expectante- Quizás tiene problemas.

-Nos llamaría si así fuera –Dijo el brasileño y guardó su pistola dentro de su abrigo- Verán, llegaremos a su casa y lo encontraremos plácidamente dormido.

Alessandro y Guido salieron de la casa junto a Héctor, subieron a la camioneta, luego fueron Walter y el colombiano.

El pelinegro condujo durante diez minutos hasta la casa de Charlie, estacionaron y todos se dieron cuenta de que algo no andaba bien. El portón de rejas negras estaba entreabierto y Dis nunca lo dejaba así.

-Vamos –Murmuró Héctor y se bajó-

Él abrió un poco más el portón y les hizo una seña a sus compañeros para que lo siguieran.

Se dirigieron rápidamente a la puerta principal, también estaba entreabierta.

Todos sacaron sus pistolas y con sólo mirarse sabían que hacer.

Héctor empujó la puerta con su hombro y entró a la casa, apuntando a todos lados. Alessandro y Guido entraron con él, pero allí no había nadie. Sólo silencio.

-Esto está mal –Susurró Mariano y fue a la cocina. Alacenas y gavetas estaban revueltas, había comestibles y bolsas rotas en el piso, parecía como si alguien hubiese estado buscando algo, un arma tal vez. Retrocedió sobre sus pasos y se dirigió a la sala para informar a sus compañeros-

Vio a Walter acuclillado junto al teléfono, el tubo estaba descolgado y tenía una sustancia extraña. El brasileño examinaba dicha sustancia entre sus dedos índice y pulgar.

-É sangue (2) –Murmuró y se limpió por la alfombra- Sucedeu algo mau aquí (3)

Mariano miró a Héctor y éste sintió un escalofrío.

~Sueños, Sangre Y Pasión~ #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora