Capítulo 23: Avances.

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Hola lectores, disculpen que haya tardado semanas en actualizar, pero es que la escuela no me deja tiempo libre >.<

Gracias por la paciencia... ♥ ♥ ♥

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Laura abrió la puerta de la habitación y vio a Héctor acostado en la cama, tenía el brazo izquierdo sobre la cara, parecía dormido. La joven se acercó lentamente y lo recorrió con la mirada, apoyó la rodilla derecha sobre el colchón y se inclinó, el pelinegro se sentó de golpe y la tomó por la muñeca. Entre asustada y sorprendida, Laura lo empujó, su corazón casi se le sale por la boca.

-¡Serás imbécil! –Exclamó molesta, Héctor enarcó una ceja-

-Desde que me amenazaste de muerte no estoy tranquilo, creí que venías a matarme.

-Me arrepiento de no haber traído un cuchillo para cortarte la lengua.

-Bueno –Él quitó las almohadas- No has traído tu arma, pero hay otras maneras de callarme –Le guiñó un ojo, Laura abrió la boca para responder pero volvió a cerrarla. Le daría una lección a ese idiota-

-¿Ah sí? –Preguntó coqueta y se acercó aún más a él, Héctor sonrió de lado, apoyó las manos en el colchón y se relajó hacia atrás-

-¿Quieres que te enseñe esas maneras?

-Por mí, encantada –Miró sus labios y acarició el inferior con el pulgar, él cerró los ojos y suspiró-

Ya te tengo. Pensó la castaña.

Acercó su boca a la de él, apenas si la rozó levemente para luego alejarse.

-Ustedes las mujeres sí que saben cómo hacernos perder la cabeza en un segundo –Murmuró a centímetros de su rostro- Pero conmigo no vas a jugar.

Se movió rápidamente, la tiró sobre el colchón y se subió encima de su cuerpo, con sus manos apresó las muñecas de Laura por encima de su cabeza, ella abrió los ojos con sorpresa al comprender lo que ocurría. Él sonrió, la castaña giró la cara a un lado y apretó los labios al sentir la presión que ejercía la anatomía masculina entre sus piernas. Su respiración comenzó a tornarse irregular y sus latidos se dispararon a las nubes.

-Suéltame –No se atrevía a mirarlo, sabía que en el momento que hiciera contacto visual con él toda su cordura se iría al demonio, se lanzaría a la calidez de sus besos y le pediría que no la soltara jamás-

-Eres muy orgullosa –Le dijo en su oído izquierdo- Me deseas más que a nada en este mundo, pero no quieres aceptarlo porque estás herida –Comenzó a besar la sensible piel del cuello de la joven, ahí dónde el pulso se hacía más rápido con el pasar de los segundos-

-Me conoces bien –Respondió Laura avergonzada, tragó saliva, no iba a negar lo obvio, era tonto seguir peleando por tonterías- Héctor –Dijo con un hilo de voz, lo miró y se encontró con esos ojos oscuros que tanto amaba- Esta vez soy yo la que está dejando de lado su orgullo para arreglar las cosas, venía a eso en realidad, no a matarte.

Héctor sonrió cómo hacía tiempo no sonreía, con toda la sinceridad que tenía. Laura imitó su gesto y se movió debajo de él, separó aún más sus piernas para que sus cuerpos encajaran perfectamente.

-¿Me estás tentando? –Preguntó divertido mientras se acomodaba y le soltaba las muñecas-

Laura metió sus manos en ese cabello libre de gel, le encantaba lo sedoso que era y su color negro brillante. Él apoyó su cabeza en el pecho de ella, se abrazaron y el silencio, para nada incómodo, que además decía mucho, reinó entre ellos.

-Perdóname –Soltó Héctor luego de unos minutos, la castaña se quedó más quieta que una estatua- Por todo lo malo que te hice, por haberte hecho sentir que no me importabas, con respecto al bebé...

-Huiste –Respondió ella en un susurro-

-Llámalo cómo quieras, lo que realmente vale aquí –Levantó la cabeza para mirarla- Es que regresé para enmendar este error.

Se enderezó sobre ella y le acunó el rostro entre sus manos.

-Y lo que más importa –Rozó su nariz con la de ella- Es que te amo.

Laura parpadeó intentando contener las lágrimas, el pelinegro salió en encima suyo y se acostó a su lado, le acarició la mejilla con el dorso de sus dedos, la joven giró y se abrazó a él, hundió la cara en su pecho y aspiró el aroma de su piel.

Sentía paz, se sentía cómo en casa.

**

-Entonces... -Alargó Mariano mientras limpiaba su pistola- Se reconciliaron.

-Digamos que estamos en eso –Sonrió Héctor- Me dejó abrazarla, supongo que es un avance.

-As mulheres são complexas (1) –Dijo Walter, mordió una manzana- Hay que saber tratarlas porque si no corremos el riesgo de quedarnos sin descendencia*

El colombiano soltó una carcajada.

-Muchas gracias Walter –Respondió Héctor sarcásticamente- No sabes lo tranquilo que estoy ahora.

Los otros rieron.

DÍAS DESPUÉS...

-Bien –Dijo el pelinegro sentándose junto a la encimera- ¿Encontraron algo?

-Así es –Respondió Ale con una carpeta en sus manos- Lo que averiguamos los dejará perplejos a todos.

Laura levantó la vista del periódico que estaba mirando, así es, mirando, porque no entendía nada de lo que allí decía, sólo buscaba algo para entretenerse.

-A esta altura de mi vida ya nada me sorprende –Dijo Héctor enarcando una ceja- Tengo treinta años y he visto de todo en este mundo.

-Bien –Ale sonrió- Pues estoy seguro de que lo que averiguamos cambiará eso.

El jefe se encogió de hombros, sacó los papeles del interior de la carpeta y los leyó detenidamente mientras bebía cada tanto un sorbo de café. De pronto, su mirada se oscureció, dejó la taza a un lado y se levantó de la butaca.

-¡Lo sabía! –Exclamó enojado- ¡Maldita sea, no puedo creerlo!

-¿Qué pasa Héctor? –Preguntó la castaña acercándose preocupada-

-¡Serena Ricci está aquí en Alemania! –Arrugó la hoja de papel que tenía en sus manos- Y la niña que está con ella es su sobrina, la hija de Giovanni.


Atte: Gaby_ G ♥

Traducción:

(1) Las mujeres son complejas.

(*) El asterisco lo puse al final de la frase "quedarnos sin descendencia" porque se refiere a la castración masculina.

↑ La foto es de la "hija" de Giovanni Ricci, Sara ↑

~Sueños, Sangre Y Pasión~ #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora