Capítulo 4: Sin Mirar Atrás.

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Laura cerró los ojos. Héctor la abrazó con más fuerza y le dio un beso en el cuello.

-Te extrañé –Susurró-

Ella sonrió y giró para quedar frente a frente. Acunó el rostro de él entre sus manos y se acercó a besarlo.

-¡Señorita! –La pareja se volteó sobresaltada, vieron que James venía corriendo y se detuvo a unos pasos de ellos- ¿Quién eres? –Preguntó dirigiéndose a Héctor con el ceño fruncido y algo agitado-

El pelinegro lo recorrió con la mirada y sonrió de lado con desdén.

-Alguien –Se encogió de hombros, Ale se acercaba lentamente por detrás del chofer y le dio un golpe en la nuca con su pistola- Bien hecho –Se separó de Laura para palmearle el hombro a su cómplice-

-Gracias, gracias –Alessandro se inclinó a modo de reverencia y la castaña rió- Hola señora Balvanera, ¿Cómo le va? –Saludó con voz grave y graciosa-

-Muy bien Ale, que gusto verte.

-¿Dónde está Mariano? –Héctor le pasó un brazo por la cintura a su novia y ella sonrió encantada-

-Nos está esperando. Oye, aquí llamamos mucho la atención, será mejor irnos –Miró a James tirado en el suelo- De éste me encargo yo –Cargó al chofer sobre su hombro como si nada y dio media vuelta para llevarlo a la camioneta de la familia Suárez-

El pelinegro le sonrió a Laura y la tomó de las manos.

-No tardé mucho en regresar, ¿Cierto?

-Han sido las tres semanas más largas de toda mi vida –Ella se acercó y sus rostros quedaron a centímetros de distancia- Soñaba contigo cada noche y te pensaba durante el día –Lo abrazó. Héctor le acarició la espalda y le besó en la cabeza-

-Nos iremos de aquí hoy mismo, nos espera toda una aventura por delante.

Ambos se dirigieron hacia el vehículo del pelinegro, allí estaba Mariano, quien le sonrió a Laura y rápidamente entablaron una conversación. A los pocos minutos la puerta izquierda de atrás se abrió y Alessandro se subió.

-Hay un patrullero en la esquina –Le dijo a Héctor-

-Bien, tomaremos la otra calle entonces –Murmuró y encendió el motor-

-Oye –Laura giró el rostro para mirar a su novio- ¿Podemos ir a mi casa?

-¿Por qué? En la mansión tienes ropa...

-No es por la ropa, quiero hablar con mi hermano.

-Mmm.

-No le diré que me voy a ir con ustedes.

-Está bien –Héctor dobló en la esquina siguiente- Vamos a tu casa.

Luego de media hora entre bromas y risas por parte del colombiano, Héctor estacionó a la vuelta de la casa de Laura.

-No tardes mucho.

-Ok –La castaña se bajó y, hasta que no entró a su casa, el pelinegro no le quitó la mirada de encima-

-¿Verdad Héctor? –Preguntó Alessandro conteniendo la risa-

-¿Qué?

-¿Ves? –El chico empujó a Mariano y éste soltó una carcajada- Te dije que no nos estaba escuchando.

-¿Algo interesante de lo que debería enterarme? –Los miró por el espejo retrovisor-

-Bueno, sólo quería saber si nos iremos a la casa de Gino.

~Sueños, Sangre Y Pasión~ #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora