Capítulo 24: ¿Angelito?, Demonio Más Bien.

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Todos se quedaron en silencio mientras miraban atentamente a Héctor, esperando que dijera algo, una orden, tal vez.

Él se volvió a sentar y se pasó las manos por el cabello.

-Ahora entiendo lo que pasa –Murmuró- ¿Dónde está Derek?

-Fue a hacer compras –Dijo Mariano-

-No lo dejaron ir solo, ¿Verdad? –Levantó la vista y vio a sus cuatro compañeros en la cocina. Suspiró cómo si estuviese conteniendo el enojo-

-Héctor –Laura se sentó a su lado- Derek estará bien, en un supermercado no puede pasar nada.

-No lo entiendes, cariño –La castaña se sonrojó, hacía mucho no la llamaba así- Todos aquí estamos en peligro con esa loca suelta, tenemos que frenarla.

-¿Con frenarla te refieres a matarla? –Walter se terminó su manzana, Héctor asintió- Eso me gusta, nunca me cayó bien la maldita.

-Esperen, esperen –Intervino Ale- No podemos matarla así porque sí, ni siquiera sabemos cuántos hombres tiene a su servicio.

-No deben ser muchos –Héctor miró a Laura- Acabaremos con ella de una buena vez.

**

Derek se paseaba entre las góndolas (Estanterías) del supermercado, viendo precios y calidad de los productos, tomó una lata de sardinas y la examinó. La volvió a dejar en su lugar y extendió la mano por la siguiente, se topó con otra mano que iba en esa misma dirección.

-Disculpe –Dijo y giró hacia la persona que se encontraba junto a él. Disimuló la sorpresa, era la misma rubia despampanante de la otra vez, iba sola, y le sonrió al reconocerlo-

-Mira nada más, pero si eres el chico que habló con mi hija.

Sí, y también soy el mismo al que usted mandó perseguir.

-Así es, ¿Cómo ha estado su pequeña? –Preguntó mientras caminaba hacia la derecha en busca de otras cosas, tal vez si no le buscaba diálogo, ella se iría y podría seguir comprando en paz-

-Bien, muy bien, se ha adaptado aquí mejor de lo que pensaba –Puso un mechón de su cabello detrás de la oreja- Tiene muchos amigos en la escuela.

-Eso es bueno –Derek sonrió levemente y tomó un frasco de mermelada-

-Si –La mujer seguía ahí, el chico sentía sobre él su intensa mirada azul que comenzaba a incomodarlo- Y... -Alargó casualmente- ¿Cómo se encuentra Héctor Balvanera?

El joven sintió que la sangre se detenía en sus venas, la pregunta sí que lo sorprendió.

-No sé de quién me habla –Dejó el frasco en su lugar-

-Oh, pequeño, sí sabes de quien te estoy hablando –Derek apretó con fuerza sus puños sentir la punta de una pistola sobre su espalda baja, por debajo de su campera desprendida- Sabes perfectamente.

-Escúcheme –Murmuró entre dientes- No me provoque, señora, no lo haga.

-Ay, pero si eres un amor –Le dijo en su oído derecho- Un adorable angelito.

Derek sonrió con desdén, ¿Angelito?

Demonio más bien.

De un momento a otro, él se volteó rápidamente y le quitó el arma a la mujer, ella lo miró entre asustada y sorprendida, pero luego su expresión cambió a una de burla.

-Vaya –Dijo sonriendo- Eran cierto los rumores acerca de ti, debí prepararme mejor.

-Quizás ni siquiera debería haberse acercado a mí, señora –Murmuró Derek entre dientes y con la pistola en su mano derecha manteniéndola apretada contra su muslo para que las demás personas no la vieran-

-Serías un gran aliado, necesito a alguien cómo tú junto a mí –Ladeó la cabeza, estaba estudiando su reacción-

-Yo no traiciono a quién me da de comer, así que no espere nada –Sentía la sangre arder en sus venas-

-Lástima que trabajes para Héctor –Hizo un puchero y miró a su alrededor, Derek se percató de que había hombres vestidos de negro que se acercaban. Mientras ella estaba distraída, aprovechó y se escabulló entre las góndolas-

-¡Atrápenlo! –Oyó a su espalda, pero no se giró a mirar. Las demás personas que andaban por el supermercado miraban todo sin entender-

El chico salió a la vereda, y cuándo iba a cruzar la calle lo interceptaron tres hombres, le quitaron la pistola, lo tomaron por los brazos, uno de cada lado, y otro le propinó un fuerte puñetazo en el estómago, allí, frente a toda la gente que pasaba.

Derek tosió y frunció el ceño, pero aquello no se iba a quedar así, pateó al hombre que se encontraba a su derecha, éste lo soltó, entonces golpeó al otro, se apartó de ellos, de su cinturón sacó un arma calibre 22 que siempre llevaba con él.

Apuntó hacia arriba y disparó dos veces, el público curioso comenzó a gritar y todos salieron corriendo. Miraba fijamente a sus enemigos.

-Vengan por mí –Los provocó, los tipos se miraron y corrieron en su dirección, el chico guardó rápidamente su arma, y comenzó a luchar cuerpo a cuerpo con ellos, puñetazos, patadas, todo el entrenamiento que había recibido a lo largo de su adolescencia-

Serena Ricci observaba encantada la agilidad de ese niño, era muy bueno peleando y le estaba dando una gran paliza a los incompetentes de sus hombres. Miró por encima de su hombro, vio al dueño del supermercado con un teléfono en la mano.

Se dirigió a él, y lo acorraló contra el mostrador, sacó de su bota una navaja y la colocó encima de la nuez de Adán del pobre hombre aterrado.

-Ni se te ocurra llamar a la ley, o lo lamentarás.

Derek noqueó al último hombre, dejándolo tirado junto a los otros dos, sentía que algo caliente se escurría por su mejilla izquierda, se tocó, sangre... Maldijo en alemán y pateó a uno de los secuaces de la rubia.

Tenía que salir de allí, y rápido. Algo mareado se encaminó hacia la camioneta, subió y arrancó, aceleró al máximo y desapareció en la cuadra siguiente.

**

Héctor fumaba un cigarrillo en el patio delantero, más bien sentado en los escalones de la entrada a la casa. Las nubes grises se apretujaban en el cielo y comenzaba a soplar una brisa fresca que anunciaba lluvia.

Ya había pasado la hora del almuerzo, pero extrañamente, no tenía hambre, su estómago estaba cerrado, y sus emociones eran un revoltijo, ¿Dónde demonios se había metido Derek? Tenía que haber regresado hacía más o menos una hora.

Exhaló humo y suspiró, quizás ese chico andaba de galán. Sonrió divertido y negó con la cabeza.

De pronto, una camioneta entró a toda velocidad, el pelinegro se puso de pie de un salto, el vehículo frenó de golpe. La puerta se abrió bruscamente y un joven cubierto de sangre bajó a tropezones.

Héctor tiró lo que quedaba de su cigarrillo y corrió hacia él, pero era demasiado tarde, Derek ya se había desplomado en el suelo, inconsciente.


Atte: Gaby_G ♥

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~Sueños, Sangre Y Pasión~ #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora