De reflejos va la cosa I

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No sabía como había llegado hasta ahí pero lo había hecho, en un principio, había quedado con Regulus. Éste le había indicado ir, concretamente, a una de las innumerables aulas en desuso de Hogwarts, pero, al parecer, o ella se había equivocado o Regulus le había indicado mal el aula... Ella se había equivocado, con lo perfeccionista que el ojigris mayor era, sería totalmente imposible. Se encontraba en una aula que nunca había visto y en la parte más alejada había un espejo de cuerpo entero, que en su parte más alta decía "Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse".

¿Qué podría significar eso? No entendía nada porque no era ningún tipo de runa antigua y se las sabía todas, al menos, bastantes de ellas. Y si no era una runa no sabía que podía ser porque no le sonaba de ningún silabario. Estuvo un buen rato pensando hasta que se cansó y se tumbó en el suelo. Desde la posición en la que se encontraba podía leer la frase al revés (Estaba tumbada en el frío suelo dando la espalda, en este caso la cabeza, al espejo) y de vez en cuando echaba alguna que otra mirada hacia en espejo por si se le ocurría algo, pero nada, hasta el momento... Al revés... revés... leer... runa... al revés... leer...<<¡Ya lo tengo!>>, pensó la muchacha. Sólo tenía que leer la frase al revés, de derecha a izquierda. Y eso hizo.

- ¿"Esss...to nnooo eees tu caaaa...ra si no ddde tu cooo...raaa...zón el des...eo"? -La muchacha estaba algo confusa así que lo leyó de nuevo pero más claro y más rápido- "Esto no es tu cara, si no de tu corazón el deseo"-se extrañó por ésto, así que decidió mirarse en el espejo para probar a ver.

Durante unos segundos no pasó nada. Pero después se vio a una muchacha alegre, feliz y dispuesta a todo. A su lado estaba un muchacho joven y fuerte, pero éste no tenía el rostro de Regulus Black, como ella esperaba, sino el de Sirius Black, su hermano mayor. El reflejo le sorprendió mucho más que descubrir el significado de aquella frase, ¿qué significaba ésto? ¿Qué tenía que ver Sirius en todo ésto? Si no había entendido mal, el espejo mostraba lo que su corazón más deseaba. Pero, ¿de verdad era Sirius lo que ella más deseaba? No, no podía ser. Ella tenía Regulus, su novio y ahora prometido, no podía tener cabida en su corazón más que para él ¿verdad?

Se sentía de lo más confusa, así que decidió salir de esa habitación para buscar a Regulus o tal vez irse a su Sala Común. Mientras corría de vuelta, al lugar de donde vino, se giró para mirar a la ahora cerrada sala del espejo. Lo que había ocurrido en esa sala le había dejado totalmente anonadada, así que decidió auto-convencerse de que se olvidara de ello.

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Severus Snape se encontraba en la Sala Común de Slytherin, andaba sumergido en la lectura de un libro muggle. Pero a decir verdad llevaba bastante tiempo sin prestarle atención y era la decimoquinta vez que intentaba leer el mismo párrafo, desde hacía un buen rato, observaba el reflejo de la hermosa luna llena que daba justo en la única ventana de la Sala Común. No sabía porqué, pero desde que habló con Sirius Black hace unos días estaba totalmente distante. Claro está, que no se permitía a sí mismo que su rendimiento académico decayese en picado. Si hace unos años o incluso hace unas semanas, le hubiesen dicho que él mantendría una conversación plenamente sería con Sirius Black, en donde se habrían revelado muchos secretos por parte de los dos, éste hubiese empezado a reírse como un loco maniático. Tanto que incluso le hubieran llevado a la zona de trastornos psicóticos de San Mungo. Pero ahora no le extrañaría para nada que uno de sus compañeros de casa le dijese que había estado hablando con él, es más lo afirmaría con rotundidad. Cuando se conseguía conocer lo suficiente al mayor de los hermanos Black, como para que éste te contara tu vida, entonces sí, eras una persona capaz de comprenderlo todo. Porque era sabido por todos que Sirius Black nunca había tenido una vida fácil por tener unos ideales tan distintos a su familia, y era por eso que Severus le entendía. Sabía como se tenía que sentir cuando tu tienes una manera de pensar y toda tu familia está en contra. Y si echaba una vista al pasado se daba cuenta de lo mucho que había cambiado. <<Cuantas cosas han tenido que pasar para que me diera cuenta de todo, no sé por qué pero me alegro de no ser el de antes>>, pensó el muchacho. La pelirroja Gryffindor le dijo la última vez que volvieron a hablar solos, que para poder entender mejor lo que sucedía, tendría que dejar pasar el tiempo y así ver cuánto había cambiado. <<Cuanta razón tenías Lily>>, comentó más para sí que para el mundo que le rodeaba.

- Severus, ¿te ocurre algo? -El joven azabache había estado tanto tiempo observando el reflejo de la luna llena que no había caído en la cuenta de lo ridículamente estúpido que tendría que parecer.

- No tienes que preocuparte Lucius, sólo pensaba en los exámenes que vendrán -ciertamente era una verdad a medias. Estaba preocupado sí, pero no por los exámenes. Y al parecer al joven de mirada siniestra y cabellos de color platino, le sirvió como respuesta.

- Vale. Si me necesitas ya sabes donde estoy -el joven azabache asintió sin más, ¿qué esperaba que hiciese? ¿Qué le contase todos y cada unos de sus secretos sabiendo de lo que era capaz? Ni hablar. <<Ni aunque mi vida dependiera de ello, te contaría nada>>, pensó. Y después de ese corto dialogo con su compañero de casa, se volvió a sumergir en sus pensamientos dejándose llevar por el reflejo de la hermosa luna llena.

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James se encontraba tumbado a lo ancho en el sofá más grande de la Sala Común mientras acariciaba el suave pelo de Lily Evans que se encontraba leyendo sentada en el suelo, frente al ardiente fuego. Le encantaba eso, acariciar el pelo de su chica mientras ésta leía junto el fuego. La adoraba, la quería, la amaba, la deseaba, la todo... Pero no podía soportar que otros chicos la mirasen como lo hacían. Era repugnante la manera en que lo hacía, parecía que se la iba a comer con la mirada y, más aun, ser capaces de desnudarla allí mismo. Y lo peor era que no podía hacer nada porque Lily se enfadaría sise metiera en alguna pelea por ella. La amaba con locura y sería capaz de hacer cualquier cosa por ella.Veía a través de los reflejos de sus cristales como Lily intentaba leer pero no podía parar de fijarse en el fuego de la chimenea. Se le veía tan hermosa cuando estaba así... De repente la muchacha se había sentado encima de él.

- ¿Qué haces Lily? -Pregunto el joven azabache algo desconcertado. No es que le disgustase que ella estuviera encima suya, es más le excitaba, pero no sabía porque había hecho eso.

- Estaba leyendo Romeo y Julieta -el muchacho asintió, en más de una ocasión le había comentado lo mucho que le apasionaba esa historia y su autor. Le parecía que la historia era algo triste; mueren cinco personas por el capricho de dos, y resulta ser que el "romance" era de tres días. <<Es una historia bastante trágica para ser romántica>>, pensó el muchacho. <<Pero supongo que por algún extraño motivo le gustará a ella>>.

- ¿Y? -dijo sin más.

- Y..., estuve pensando como sería si eso nos ocurriese a nosotros. ¿Tu qué harías si mi padre me comprometiese con alguien mayor? ¿Qué harías si tu mejor amigo se batiese en duelo para restablecer tu honor, y éste muriese en el intento?

- Pues no permitiría que nadie me separase de mi pelirroja, ni aunque fuera tu padre quien lo hiciese. Y bueno... pues si en ese caso algo le ocurriera a Sirius, o a Remus, o a Peter... yo simplemente no podría. Ellos son parte de mí, lo he compartido todo con ellos. No puedo concebir mi vida si no estamos juntos, y ahora que estás tú en mi vida no sé si podría tener un futuro si no es contigo... y ellos también, claro.

La joven pelirroja se quedó impresionada, ella no esperaba que el muchacho le dijese tales palabras. Sabía que él podía ser muy leal a sus amigos pero de ahí a decirlo en voz alta para ella, era algo muy diferente. James se echó hacía un lado para que Lily pudiera estar tumbada junto a él. Y así se quedaron toda la noche, contemplando el ardiente fuego. Ella con sus hermosas esmeraldas como si el fuego fuera algo sin importancia, y él con su mar de chocolate a través de sus gafas redondas como si el susodicho elemento fuera algo más que eso;  como si el fuego tuviera vida y tras extinguirse resucitara una y otra vez... una y otra vez... una y otra vez...

Me engañaste Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora