Noche Vieja y Año Nuevo

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Todo el mundo andaba como loco, ese día iba a ser Noche Vieja. Alumnos desde tercero hasta séptimo se preparaban para la fiesta que iba a ocurrir, en cuestión de horas, en el Colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería, donde jóvenes muchachos podían desarrollar su potencial y convivir con jóvenes iguales a ellos, quizá sí de distinta edad. Dicha fiesta había sido preparada por nada más y nada menos que los, ya muy conocidos, Merodeadores: James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew. Todo el que era conocedor de ésto, iba a ir. Al menos en su inmensa mayoría, y excluyendo a los alumnos de primero y segundo; cierto era que los cuatros muchachos se habían esmerado en ésta fiesta, ya que iba a ser el último año que estuvieran en Hogwarts y querían festejarlo por lo alto, y hacer recordar, a los futuros magos y brujas que viniesen en los años venideros, que los Merodeadores nunca se irían del todo y que siempre estarían allí de una u otra manera.Desde la Sala Común se podían oír las voces de jóvenes magos y brujas, desesperados. Gritos de todas las clases, gritos ridículos: "¡Ah! ¡Mira mi pelo!"; gritos histéricos: "¡Mira lo que has hecho! ¡Has pisado mi vestido y se ha roto!"; gritos ensordecedores: "¡ERES UN CERDO! ¡CÓMO TE ATREVES A PEDÍRMELO AHORA! ¡VETE AL DIABLO!"; gritos atronadores: "¡NO! ¡Por qué! ¡Mier...!"; gritos en general... Lo sorprendente, tras el griterío descomunal, era que un grupo de muchachos, algo particulares, estaba sentado en la Sala Común dejando al tiempo pasar como si nada de lo que se avecinaba fuera verdaderamente importante.

Cada uno estaba muy entretenido con lo que hacían: James y Lily se besaban apasionadamente como si no hubiera un mañana, Remus jugaba al ajedrez mágico con Peter, Abbie leía un libro, era de un escritor muggle, pero hacía tiempo que no podía concentrarse en éste pues no podía parar de mirar de reojo a su compañero de casa Sirius Black. La muchacha lo observaba con cierto anhelo, éste le miraba correspondiendo su mirada con deseo y ella volvía a desviar la mirada hasta su libro; Sirius, a la par que miraba a Abbie, jugaba con una pluma colocándosela sobre el labio superior. La muchacha no podía evitar mirarlo, al igual que no podía evitar fijarse en sus labios carnosos, en su cabello revuelto pero siempre perfecto, en su sorprendente nuez, en su blanquecina piel, sus musculosos brazos, sus manos grandes y fuertes, su perfecto torso, su endomoniádamente lindo ombligo, su grandísimo... ¿Por dónde iba? Ah, sí... La joven muchacha no podía dejar de recorrer con sus ojos azules cada centímetro del cuerpo de él. Sirius parecía estar complacido con que ella hiciese eso, es más, le excitaba demasiado. A ver, a él también le gustaba mirarla y recorrer todo su cuerpo con sus ojos grises, pero tampoco era tan descarado como ella. Abbie, con los nervios a flor de piel, por la intensa mirada que le dirigía Sirius, decidió que ya era la hora de que ella y Lily fueran preparándose para la fiesta de esa noche. Lo comprobó mirando en su reloj de pulsera, y efectivamente era así. Hacía media hora que deberían estar preparándose.

- Vamos Lily, tenemos que prepararnos -la joven pelirroja seguía besándose con James, por lo que Abbie tuvo que usar toda su fuerza para despegarla del muchacho- Vamos Lily, hace media hora que deberíamos haber empezado.

- Oh... Vamos... ¿Por qué? Yo quiero seguir...

- ¡Lily! He dicho que vamos -la pelirroja dio un último beso a su novio mientras la ojiazul dirigía una mirada a Sirius ya desde las escaleras que se dirigían a las habitaciones de las chicas.

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Unas cuantas horas después, una joven pelirroja de ojos verdes y otra de morena de ojos azueles bajaban por las escaleras que conducían a las habitaciones de las chicas de la Sala Común de Gryffindor. La ojiazul había conseguido que la ojiverde llevara un vestido corto a juego con sus ojos y algunos complementos en rojo. Su pelo estaba recogido en un moño alto dejándole un hermoso cuello desnudo. Por el contrario, la morena llevaba un vestido negro con complementos azules y le pelo suelto y liso, una tarea muy difícil teniendo en cuenta sus despampanantes rizos.

Me engañaste Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora