1- Cuando te conocí

2K 37 7
                                    

No sé si de algún modo durante toda mi vida, he idealizado el amor. Sueño con ese amor de película, un tanto loco, desenfrenado pero perfecto.

Quisiera encontrar o como es llamado popularmente, a mi media naranja, dicen que no existe que solo es una ilusión que al pasar de los años o del tiempo se va convirtiendo en una rutina inevitable.

Desde mi punto de vista el amor, es lo más hermoso que se puede encontrar, he buscado durante toda mi vida a esa persona, fallando con honores en el intento.

Cuando creía haber encontrado a la persona ideal, ¡boom!, algo sucedía y me dejaba de interesar o viceversa. No sé, si esto del amor está hecho para mi pues hasta el momento sigo sin saber lo que se siente un beso de amor verdadero, o un abrazo de esos especiales, como los de los libros de romance o películas románticas.

Esos abrazos dónde el cuerpo tiembla y te hace sentir mil estupideces, no sé a ciencia cierta si eso ocurre en realidad. Cada día pierdo la esperanza de encontrar el amor de mi vida, quizás no exista o si existe, probablemente esté en un mundo lejano evidentemente lejos de mi.

Así que suelo salir con chicos hermosos hasta poder encontrar al hombre ideal.

- ¡Anahí!- escucho a mi compañera de apartamento, Amanda. Sacándome completamente de mis pensamientos ilógicos.

-¿Puedes bajar la voz?, tengo dolor de cabeza.

-Tienes dolor de cabeza por estar pensando tantas tonterías, tengo media hora de verte casi sin parpadear, ida en la nada.

-¿Qué quieres?- contesté grosera al ver como me criticaba con su dedo señalando mi cabeza.

-¡Dulce María, está en el programa cantando como un famoso!- ella movía sus brazos feliz, saltaba como una cabra loca.

-Nadie, la podrá imitar- reí negando con la cabeza- su voz es única, suave... perfecta.

-Any, ella no va a ser imitada- tomó mi brazo llevándome hasta su habitación.

-¿Entonces?- me dejé arrastrar por ella, con risas en el camino.

-¡Va a cantar!- exclamó soltando mi brazo por fin.

Al entrar a su habitación pude ver que Amanda, ha de tener poco más de una semana de no limpiar su habitación. Calcetines esparcidos alrededor de la habitación, un sostén girando en el ventilador del techo, zapatos en el suelo esparcidos de igual forma que su ropa.

Sonreí al ver semejante desastre, nunca en mi vida había visto la habitación de Amanda de esta manera tan peculiar.

-Vaya, si traes a un chico a tú habitación probablemente salga corriendo- comenté en tono burlón, recibiendo por su parte una mirada asesina.

-Sabes que trabajo mucho, no tengo tiempo.

-Eso no significa que tengas que tener tú habitación, así.

-Any.

-¿Qué rayos le sucedió a su cabello?- pregunté boquiabierta, refiriéndome a Dulce María en la televisión, olvidando por completo el desastre de Amanda.

-Cambió de look- respondió frunciendo el ceño.

-Ya no es pelirroja- seguía atónita como si hubiera descubierto la cosa más terrible de este mundo.

-Any, no dramatices es sólo su cabello.

-No es sólo su cabello, si no su... su mirada cambió, ella luce como otra persona.

-Ahora sí, estás completamente pirada, Any- negó con la cabeza, dándome palmaditas en la frente haciéndome sentir idiota.

-Amanda, luego me cuentas cómo siguió el programa, voy a salir.

¿Y si nunca te hubiera conocido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora