37-La boda

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Hoy es el día mas importante de toda mi vida, es el día en que dejare de ser solo yo, para ser de alguien mas. La felicidad irradia por cada parte de mi cuerpo, me encontraba completamente lista para mi matrimonio. Vestida, maquillada y peinada con el cabello suelto.

Desde donde estoy puedo escuchar muy por lo lejos las voces de los invitados, esperando impacientes. La ceremonia se iba hacer en el campo de los padres de Dulce. Desde la ventana podía observar la decoración, de la cual se encargó Zoe. Habían dos caminos de rosas rojas donde entraríamos las dos al mismo tiempo. Zoe se había pasado, todo estaba hermoso. El altar era una enorme corona de flores, todos estaban ya ubicados. Suspiro nerviosa y vuelvo a observarme en el espejo.

-Eres la novia mas hermosa del mundo- mi padre entra a la habitación tomándome por sorpresa ya que creí que no estaría presente. Sus ojos azules estaban cristalizados, al igual que los míos- No llores, hermosa. No estropees el maquillaje- acaricia mi rostro y me trago las lágrimas- Estoy orgulloso de la persona que hoy eres, y estoy muy feliz de estar presente hoy, para llevarte a la felicidad junto a Dulce- lo abrazo y unas cuantas lágrimas acarician mi rostro- Ten estos boletos- sonríe y abro los ojos, al ver los sobres- No me mires así, son boletos para Canadá- sonrío y miro a mi padre a los ojos- Este es mi regalo de bodas, para ti y para Dulce- él me extiende los boles, los tomó y los miro dubitativa.

-Creo que Dul... no puede...- le digo resignada.

-Tu tomalos, guardarlos, convencela y te la llevas de luna de miel- él sonríe y me enseña una pequeña tarjeta- Y además de los boletos, esta tarjeta pagará todos los gastos de ambas en ese lugar, ¿que esperas, ten?- abro la boca para decir algo pero mi padre no me deja. Así que tomo la tarjeta de su mano y le sonrío agradecida- Espero que tengan una hermosa luna de miel, y aunque Dulce sea mujer, espero pronto los nietos- le asiento y beso su mejilla feliz.

-Te amo, papá... gracias- lo miro a los ojos- Estoy feliz de que estés aquí- sonríe y besa mi frente. Nos quedamos unos cuantos segundos abrazados.

-Cariño, allí está esa hermosa mujer que te espera- me mira- ¿Estas lista?- tras un largo suspiro asiento. Salimos de la habitación y bajamos, nos encontrábamos ahora parados frente a la puerta que nos llevaría a la escena principal. Ambos suspiramos y nos reímos de ello, y salimos. 

Escucho una musica venir del lugar y sonrío.  Tras una mirada y sonrisa de mi padre damos nuestra presencia, caminado a pasos lentos. Muchas miradas que ni siquiera conozco estaban sobre mi, las sentía, pero solo una me miraba con total fuerza y amor. Cuando levanto la vista del suelo, la veo a ella llegando junto con su padre en el otro camino de rosas. En ese momento todo el mundo desapareció, no había nadie a nuestro alrededor, solo ella y yo, una vez mas.

Comienzo a caminar, sin dejar de mirarla. La miro y sonrío, ella sonríe con la sonrisa mas hermosa y grande de todas. Lucía perfecta en ese vestido blanco, junto con un ramo de rosas rojas. ¿Tan hermosa y mía?, y de nuevo me surge la pregunta que me he hecho siempre, ¿acaso es real?, ¿ella es real?... loes. Y amo cada parte de ella desde su sonrisa hasta su alma.

Cuando llegó a ella, y nuestros padres nos entregan, noto que sus hermoso ojos cafés estaban cristalizados. Ninguna dejo de sonreír, ninguna aparto los ojos de la otra. Todo era perfecto. El cura que accedió a casarnos estaba hablando, dando la bienvenida, pero... no se que estaba diciendo. No lo se, estaba perdida en los ojos de la mujer que tenía frente a mi.

Se baja el volumen de la música y comienzan los votos matrimoniales.

-Verte hoy... con ese precioso vestido, esa sonrisa y esas flores- comienza ella. Estaba emocionada-Es la mas absoluta felicidad. Te veo a los ojos y puedo ver mas allá de ellos y que nos espera un futuro feliz, cada momento contigo lo fue y lo sera. Has entrado en mi de forma única, y te has instalado en mi corazón para no salir jamás- comienza a llorar- Te amo y te amare todos los días de mi vida- sonrío llorando. ¿Que iba a decir ahora yo?.

-Siempre dejándome sin palabras- digo y todos se ríen, incluso ella- Recuerdo que pensaba que el amor nunca llegaría a mi vida, que seguramente no era para mi. Y apareciste tú- sonríe- Ahora con una simple mirada tuya, se que eres mi persona, y que lo fuiste siempre. Ahora se que existe el amor del que todos hablaban, y se que contigo soy y seré feliz. Cuidare de ti todos los días de mi vida, y te amare, como si cada día fuera el último- sonrío y secó mis lágrimas.

-Ahora no se que decir yo- dice el cura y todos ríen. Dulce y yo no nos dejamos de mirar- Dulce Espinoza...

-Acepto- lo interrumpe y sonrío.

-Ana...

-Acepto- digo sin dejarlo hablar, y nos da una sonrisa tierna al entregarnos los anillos. Luego de que cada una lucía su anillo de oro, nos besamos. Siento que me elevo por los aires, alcanzando las nubes. Sus besos, cuando los hacía únicos, así me sentía. Escuchó aplausos, y gritos emocionados. Pero estoy tan elevada y perdida en ese beso que los escucho lejos.

Después de las firmas, y mas besos entre nosotras, nos encontrábamos en la fiesta. Después de nuestro baile como pareja, todos comenzaron a bailar. Incluso mis tíos que creí que eran aburridos. También ya habían dando sus brindis, los cuales mas de uno me hizo llorar, mas aun el de mis padres. Mi madre no dejaba de llorar, estaba muy emocionada. Cada vez que me encontraba en la fiesta, me abrazaba llorando y no paraba de recordarme lo feliz que estaba, y a la vez sentirse nostálgica de cómo su, "niña" creció. Joe, mi primo, la quitaba con delicadez, y ternura, a la vez se reía, y yo con el. Realmente amaba a mi madre, y yo era feliz por ello. 

Observo a todos bailar felices y me río de algunos juegos de la familia de Dulce.

-¿Bailamos?- se reaparece ella abrazándome por la espalda. Deposita un beso en mi cuello y me giro para verla- Eres hermosa, ¿como tu maquillaje está tan perfecto, con todo lo que has llorado?- frunce el ceño confundida.

-¿Podemos hablar?- sonrío.

-Any, amor... ¿ya te quieres divorciar?- me río de su pregunta y ella me frunce el ceño cruzándose de brazos.

-No, tonta, ven- agarro su mano y la hago caminar mas allá de la pista de baile armada. La música se escuchaba muy baja ahora. Nos sentamos debajo de un árbol, y Dulce me mira impaciente. Suspiro y saco unos boletos de avión, mas una tarjeta que mi padre me dio.

-¿Qué es eso?- abre los ojos.

-Son boletos- me encojo de hombros- Sé que ahora mismo no puedes viajar, por tu nuevo proyecto... pero... este fue el obsequio de bodas de mi padre- sonrió y ella me devuelve la sonrisa- También me dio esto- le enseño la tarjeta y Dulce niega con la cabeza con una sonrisa- ¿Porque sonríes así?.

-No me importa, ¡nos vamos!- se ríe y me besa.

-¡¿Que?!- sonrío- ¿Tu proyecto?.

-Any, por primera vez en la vida, que amo tanto a alguien aun mas que a mi misma y mi carrera. La oportunidad de tener una luna de miel contigo, no me la dara nadie- niego con la cabeza sonriendo y tomo su mano- Telenovelas, nuevos proyectos vendrán, pero solo una oportunidad de tener la mejor luna de miel, contigo mi amor.

-Pero, ¿no piensas renunciar?... o si.

-¡Claro que no!- sonríe y besa mi mano- Me las voy a ingeniar, hablare con el productor... tengo algunas razones para retrasar las grabaciones, como que faltan como dos personajes y además tengo un documento mas que firmar.

-Seremos tan felices- beso su mejilla y ella asiente- Esperemos que podamos ir a Canadá.

-Te amo, preciosa. Te juro que seré la mejor la mejor esposa.

-No hace falta que lo digas se que sera así- sonríe- Te amo mas, mucho mas- la acerco a mi y volvemos a besarnos. Nuevamente y sin poderlo evitar lágrimas de felicidad caen por todo mi rostro, al igual que ella.




¿Y si nunca te hubiera conocido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora