10- Noah

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No hay sensación más hermosa he inexplicable que la bendición de ser madre. Sentir a mi pequeña hija en mis brazos, es motivo suficiente para encontrar un motivo para luchar y ser fuerte ante las adversidades.

Esos soniditos que emitía la bebé, me hacían la mujer más feliz del mundo, aunque cabe recalcar que casi no he dormido desde que nació. Dul, me ayuda, ella se encarga de Noah cuando no he dormido bien, aunque mi princesa sea su madre también, no confío en dejarla demasiado rato con Dulce, ya que quizás si le da hambre, estoy segura que mi esposa no sabrá  que hacer.

Abrí los ojos y de inmediato los cerré por la luz del sol que entraba por la ventana, de apoco los volví a abrir y gire un poco para observar a mi Dulce.

Estaba dormida totalmente, unos cuantos mechones de cabello caían rebeldes por su rostro. Sonreí suspirando, no había nunca un día en que no estuviera hermosa, para mi es la mujer más perfecta de este mundo y de otros si existieran. 

-Floja, despierta mi amor- sonreí acercándome a su precioso rostro- Mi amor, buenos días- bese su nariz y pasó una mano por su rostro como si quisiera quitar eso que le estaba robando la paz en el sueño- Flojita hermosa- volví a sonreír, pero esta vez quite los mechones de su rostro y bese sus labios con suavidad. Cuando me separe de ella, abrió los ojos parpadeando varias veces intentando acostumbrarse a la luz.

-Amor- dijo con la voz algo rasposa- Buenos días- saludo bostezando.

-Buenos días- la tome de las mejillas y bese su frente.

-¿Que hora es, mi amor?- sonríe y se sienta.

-Las once y media- respondí estirándome y bostezando a la vez.

-¡¿Las once y media?!- grito asustada saliendo de un brinco fuera de la cama- ¡Amor, tengo cosas que hacer, no puedo dormir tan tarde!.

Reí a carcajadas, ya que Dulce estaba acostumbrada a no dormir, a no descansar, a no hacer más que trabajar y trabajar. Sonreí porque evidentemente se había olvidado de su retiro temporal, osea no tenía compromisos con nadie, reuniones, entrevistas, giras, conciertos, novelas, no tenía absolutamente nada más que hacer.

-Mi amor, has dormido lo que probablemente no habías dormido en años- la tome de la mano y la volví a sentar- Relájate- lleve mis manos a sus hombros y comencé a masajearla. Ella movía su cabeza sintiendo mis manos ejercer presión, lleve mis labios a su cuello y en cuanto comencé a besar cada parte y a tocarla con sensualidad en los senos, la bebé comenzó a llorar sacándonos de nuestro repentino estado de excitación.

-Ahh, Any...- gimió mordiendo sus labios.

-Mi amor, tendremos que dejarlo para después, preciosa- le di un pequeño beso en los labios y me dirigí a donde estaba la cuna. Sonreí encontrando a la bebé, llorando con todas sus fuerzas, tenía todo su pequeño rostro completamente rojo de la molestia que sentía, los pequeños puños los tenía cerrados, moviendo los bracitos con rapidez de un lugar a otro- Noah, tienes un carácter de los mil demonios- le dije riendo un poco.

-¡Waooh!- Dulce se acerco a mi y sonrío metiendo la mitad de su cuerpo a la cuna- ¿Como puede llorar tanto?- pregunto frunciendo el ceño- Al menos sabemos que tiene los pulmones, y las cuerdas bocales totalmente sanas.

-¡Idiota!- le digo riendo y Dulce no hizo más que rascarse la cabeza- Anda mi amor, tómala entre tus brazos, te toca.

-¡¿Yo?!- me miro sorprendida ya que eran pocos los momentos en que ella la cargaba.

-Si, tu- sonreí.

Dulce asintió y tomó a la bebé en sus brazos, sonreí al ver lo tierna que se veía con nuestra hija en brazos, realmente era adorable.

¿Y si nunca te hubiera conocido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora